La Organización Internacional del Trabajo (OIT) aseguró hoy que "la seguridad social es eje fundamental para lograr la justicia social" y sostuvo que ha adoptado medidas que promueven su cobertura a la mayoría de los trabajadores.
Sin embargo, explicó que en un mundo en el que las fluctuaciones financieras y económicas se expanden con rapidez, la capacidad individual de enfrentar los riesgos económicos es aún más limitada que en épocas anteriores.
En este contexto, la 100ª.Conferencia Anual discute en Ginebra el objetivo estratégico de la protección social y, en particular, el de la seguridad social.
El Informe Seguridad social para la justicia social y una globalización equitativa, presentado en la Conferencia, sostuvo que si bien se alcanzaron progresos en la extensión de la cobertura de seguridad social en algunas partes del mundo, otras experimentaron estancamiento y contracción.
En casi todos los países existe cierto grado de protección social, aunque sólo una minoría la ofrece en todas sus ramas. En muchas partes del mundo la cobertura se limita a algunas áreas, y sólo un sector reducido de la población tiene acceso a los sistemas existentes. Además, el aumento del trabajo informal provoca estancamiento o hasta disminución de las tasas de cobertura, indicó la OIT en su informe.
El resultado ha sido que la gran mayoría de la población mundial carezca aún de acceso a la seguridad social.
Para el organismo laboral, la prioridad es ofrecer al 75-80 por ciento de los excluidos alguna forma de seguridad social para permitirles vivir sin temor a perder su sustento.
La necesidad universal de seguridad social ha sido reconocida por la comunidad mundial como un derecho humano, sostuvo el informe, que subrayó también que se trata de una necesidad económica en la medida que facilita el empleo productivo, aumenta la productividad y reduce la pobreza y la vulnerabilidad, promoviendo la cohesión social.
El informe puntualizó que los riesgos y oportunidades inherentes a la globalización requieren de una seguridad social eficaz, y enfatizó en ese sentido que los sistemas nacionales de seguridad social deben ser más fuertes que nunca para neutralizar otros riesgos globales, como las pandemias y los efectos previstos del cambio climático.
La prioridad es ofrecer acceso a por lo menos un paquete básico de beneficios de seguridad social o un piso de protección para quienes carecen de ella, añadió.
En ese escrito, la OIT precisó que la seguridad social es una necesidad real y tiene un enorme potencial para contribuir a la reducción de la pobreza, incrementar la igualdad y propiciar el crecimiento económico, por lo que aplicarla requiere de voluntad política y determinación clara, realista y pragmática de objetivos.
Ello permitirá crear las instituciones y el espacio fiscal para otorgar beneficios y servicios de seguridad social bajo la forma del piso de protección aún en los países más pobres. Junto al desarrollo de nuevos beneficios, esas naciones pueden crear de manera gradual sistemas integrales de seguridad social, precisó el Informe sobre el tema.
Explicó que los sistemas de seguridad social deben mantenerse en constante evolución con inversiones en buena gobernanza a fin de permanecer pertinentes, y precisó que uno de esos requisitos es la inversión en las personas encargadas de la elaboración, el funcionamiento y la gestión de sistema.
El Informe detalló en ese sentido que la buena gobernanza responsable es el desafío de todos los sistemas nacionales de seguridad social, porque permite el establecimiento de regímenes y la asignación de recursos (modestos al principio) para ofrecer un nivel adecuado en el área.
El espacio fiscal y de políticas debe ser creado a través de la voluntad política e inversiones en instituciones efectivas.
Estas políticas económicas y sociales deberían centrarse en los objetivos de empleo productivo y trabajo decente, con el respaldo de una buena gobernanza, basada en un diálogo social bien informado, agregó el Informe.
Indicó, en otro orden, que la seguridad social, además de su función social primaria, es una inversión en el desarrollo económico y social que ayuda a las sociedades no sólo a ser más resistentes en tiempos de crisis sino también a aprovechar al máximo su potencial productivo.
No habrá una aceptación universal de la globalización si no se establecen niveles más elevados de seguridad social. Las personas necesitan un grado mínimo de seguridad para aceptar los riesgos del cambio, concluyó el Informe de la OIT.
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