martes, 14 de junio de 2011

Menos pobreza, más empleo informal

La Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (FIDEG) presentó los resultados de su más reciente estudio sobre la pobreza en Nicaragua. Se trata de una encuesta tipo panel de frecuencia anual que inició en el año 2009 con el objetivo de medir la pobreza de los hogares nicaragüenses, bajo el auspicio de la Cooperación Suiza en América Central y el Reino de los Países Bajos, más el acompañamiento técnico del Banco Mundial en su diseño original.

Los resultados de la Encuesta de Hogares 2010 de FIDEG revelan que la pobreza general y la pobreza extrema se redujeron levemente de 44.7% a 44.5% y de 9.7% a 9.0%, respectivamente. Esta mejora se debe al incremento del nivel de consumo de los hogares. La encuesta mide el bienestar sobre la base del método del agregado de consumo, estimando así líneas que demarcan los estados de no pobreza, de pobreza general, de pobreza no extrema y pobreza extrema, considerándose a una persona pobre cuando su consumo per cápita al día es igual o menor a US$ 1.88 y pobre extremo si este se ubica en o por debajo de US$ 0.93 al día.

De acuerdo con el Dr. Alejandro Martínez Cuenca, Presidente de FIDEG, al comparar las encuestas de 2009 y 2010: 37,200 personas salieron de la pobreza extrema rural; 124,900 de la pobreza general rural;14,000 personas salieron de la pobreza extrema urbana y 50,000 personas salieron de la pobreza general urbana. La presentación no se especifica si se trata de cifras netas.

Quizás lo más llamativo de esta encuesta, a diferencia de la encuesta de 2009, es que responde por qué se ha reducido la pobreza. Se preguntó en los hogares: “la mejoría en sus condiciones de vida se debe a…” El 85% de los entrevistados donde se experimentó ese cambio, indicaron: debido a una mejora en el ingreso (salarial, negocio, finca), un 23.7% adujeron que fueron beneficiados por programas de asistencia del Gobierno. Por el contrario, aquellos hogares que reportan un deterioro de sus condiciones de vida,un 42.2% lo asociaron con la pérdida de empleo, seguida muy de cerca por una mala cosecha con un 37.5%.

¿Qué pudo provocar una mejora en el ingreso y el consumo de los hogares? La encuesta revela que la respuesta se encuentra en el crecimiento del empleo informal, cuyas características son bien conocidas: baja productividad, baja remuneración, baja o nula cobertura a servicios de seguridad social, alto riesgo laboral, inestable jornada laboral, etc.



El informe de FIDEG nos dice: “el desempleo se ha reducido, sin embargo, la calidad de los trabajos se ha deteriorado, pues tanto el subempleo como la informalidad han aumentado…En otras palabras hay más personas trabajando, pero la calidad de los empleos es baja e inclusive ha empeorado.”

Esta situación, que se puede cotejar en los indicadores y cifras del BCN, nos confirma que el problema de fondo sigue vinculado con la poca inversión en capital humano: educación, salud, servicios y asistencia social. En los resultados de la encuesta de FIDEG algunos indicadores claves, como tasa de alfabetización, cobertura al agua potable, tenencia de la vivienda, tasa neta de matrícula, etc., continúan estancados y otros experimentan preocupantes retrocesos.

Las cifras de FIDEG indican que la oferta laboral ha crecido debido a un fenómeno demográfico, casi por inercia. Eso quiere decir que la verdadera explicación de la reducción de la pobreza en Nicaragua, lejos de vincularse directamente a las políticas gubernamentales y al crecimiento económico, se debe a la única alternativa que tienen los hogares pobres que ahora cuentan con un mayor número de personas en edad de trabajar, y que se aventuran a realizar cualquier actividad informal, debido a que en el pasado no acumularon suficiente capital humano como para ser absorbidos por el sector formal.

Esta realidad confirma la validez de una demanda creciente: invertir más y mejor en la educación de los infantes, los adolescentes y jóvenes del país, garantizándoles los servicios sociales suficientes, condiciones elementales para crecer y desarrollar el país.

Preguntémonos ¿qué habría pasado si las personas que ahora inflan las cifras del empleo informal tuvieran suficiente salud y escolaridad? Muy probablemente eso habría atraído más la inversión, habría producido mayores ideas de negocios, ideas literarias, mayor investigación e innovación y en definitiva habría contribuido de manera agregada a un mayor crecimiento económico.

Las proyecciones presentadas por los investigadores del FIDEG reafirman la posición de organismos de la sociedad civil, como el IEEPP, de que si no se destinan mayores recursos públicos vía el presupuesto general a educación y salud, entre otros servicios sociales relevantes, es poco probable que Nicaragua cumpla con los objetivos del milenio en el 2015.


Esta investigación del FIDEG lo advierte: “es poco probable que para el año 2015 se logren los objetivos fijados en cuanto al analfabetismo, la universalidad de la educación primaria y el acceso al agua potable”.


*Investigador Presupuestos Públicos, IEEPP

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