El 77% de los empleos asalariados no están protegidos y tienen sueldos mensuales que no superan los $300.000. Así lo indica el último estudio de la Fundación Sol, correspondiente al primer trimestre de este año, en que se muestran indicadores de empleo protegido, inserción laboral y desempleo integral.
“Uno de los resultados más preocupantes, es que un 77,3% de los trabajos asalariados no están protegidos y/o no superan un ingreso mensual de $300 mil (menos de dos salarios mínimos), generando un ejército de trabajadores pobres”, sostiene el estudio.
La Fundación Sol es una institución sin fines de lucro dedicada a la investigación, estudios, talleres y asesorías vinculadas al mundo del trabajo.
EVOLUCIÓN
Según el informe, el 45% de los 487 mil nuevos puestos laborales creados entre marzo del 2010 y de este año “son trabajos por cuenta propia; personal de servicio doméstico; familiar no remunerado, o empleadores de microempresas de menos de 5 personas; es decir, no están vinculados necesariamente a políticas o planes de empleo del gobierno y no están cubiertos por los sistemas de protección clásicos del trabajo”, se señala.
Respecto al empleo asalariado, el estudio registró una creación de 262 mil plazas entre el primer trimestre del 2010 y del presente año, lo que equivale al 53,8% de los 487 mil nuevas ocupaciones en el mismo período.
“No obstante, el 74% de la variación de los ocupados asalariados corresponde a la modalidad de subcontratación, servicios transitorios y suministro de personal y enganchadores, lo cual es una señal de mayor precarización e inestabilidad en el mundo del trabajo”, se indica.
Las conclusiones de la investigación afirman que casi 6 millones de personas “presentan serios problemas en el mercado del trabajo, de acuerdo al Indicador de Inserción Laboral”, mientras que los indicadores de empleo protegido muestran que el 52,8% de los asalariados cuenta con contratos indefinidos, con cotizaciones y seguro de desempleo.
RESPUESTA
Para la economista de Libertad y Desarrollo, Cecilia Cifuentes, “la situación laboral chilena no presenta mejorías importantes en los últimos veinte años: Se mantienen grados de informalidad elevados, baja participación femenina y muchos trabajadores que ganan salarios bajos”.
A su juicio, esto responde a las regulaciones deficientes realizadas en el período que segmentó en dos al mercado laboral: “Uno formal que se beneficia por las regulaciones y otro que se informaliza, producto de las propias regulaciones, ya que no tiene la productividad suficiente para que los empleadores puedan pagar los costos de la formalización”, afirma.
“La mayoría de las regulaciones termina siendo un impuesto al trabajo, y por lo tanto difícilmente puede mejorar la situación global del mercado”, añade.
Cifuentes señala que “la única forma de mejorar en forma permanente la situación de los trabajadores es a través de aumentos de productividad”.
“Los esfuerzos deben concentrarse en el corto plazo en el crecimiento económico y en la capacitación laboral. En el mediano plazo se debe mejorar la calidad de la educación, con un mayor enfoque en la productividad laboral y en las llamadas habilidades blandas como orden, laboriosidad, disciplina y honestidad”, precisa.
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