El trabajo informal y la pobreza van de la mano | El Tribuno Salta
Cuando se cotejan informes realizados con seriedad y competencia sobre la situación económica de la masa laboral, con los datos que proporciona el Gobierno nacional a través de sus organismos específicos (Ministerio de Economía e Indec), resulta imposible conciliar ambas posiciones.
Para las voces oficiales el panorama no da para afligirse, y destacan el crecimiento económico de la Argentina ofreciendo cifras más que alentadoras, a la vez que señalan un descenso en la tasa de desempleo.
Pero para empresas especialistas en la materia, como la consultora SEL, el campo laboral presenta una realidad digna de preocupación, como es el hecho de que unos cinco millones de trabajadores, un tercio del total, estén abismados en un estado de “extrema precariedad” debido a la informalidad existente en el mercado laboral. Esto daría la pauta de que el bienestar que pregona con insistencia la Casa Rosada no es real, sino simplemente dibujado.
Si hay cerca de cinco millones de trabajadores no registrados que carecen de protección legal y de seguridad, y que solamente reciben migajas de los beneficios de las negociaciones colectivas, el bienestar es simplemente un supuesto.
Si la pobreza efectiva llega a un 24 por ciento, y la inflación, que el Gobierno se empecina en desconocer, ha roído ya la asignación universal por hijo, el horizonte de esos millones de trabajadores no es amable y está distante del paraíso publicitado por la administración de los Kirchner.
Son varias y diversas las causas que generan la pobreza y el auge del empleo informal, con todas sus indeseables consecuencias. Se puede indicar entre ellas la ausencia de inversiones productivas y la inflación. Sin inversiones no se puede sostener el crecimiento y la creación de puestos de trabajo dignos. La suba constante de los precios de productos alimenticios, es decir, la inflación, esfuma cualquier mejora salarial y ensombrece la realidad social.
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