Tijuana.- La línea internacional, es la "fuente" de la economía informal, que provee de un modo de vida a todo tipo de personas, que no obstante de que la crisis económica, "tenemos fe" que todo cambiará, como dicen algunos de ellos, que prefieren enfrentar las inclemencias del tiempo, a perder el espacio que por años han sostenido a la vista de propios y extraños.
Josué Valenzuela, su esposa Manuela, sus hijos Efraín y José, se dedican a cantar y tocar instrumentos rudimentarios e improvisados por ellos, desde hace 17 meses que llegaron a Tijuana, invitados por amigos y parientes, que les aseguraron que esta frontera mexicana "es una mina de oro", lo cual constataron que no era así, después de abandonar su Veracruz del alma.
Esther Vázquez Rubio de 18 años, empleada de un café Express, con 4 años en Tijuana, proveniente de Morelia, Michoacán, comentó que "llegué para estudiar, pero mírame, no he sabido de mesera de carril -porque entrega café a conductores en espera de cruzar a Estados Unidos-, lo cual me permite ganar para vivir y tener algo mío, pero nada más, aunque es noble la línea, conoces a muchas personas".
Jorge Armando Ramírez Jiménez, oficinista de seguros para autos, que tiene 6 años trabajando cerca de la línea hacia Estados Unidos y que es nacido en Tijuana, comentó que esta zona es la oportunidad para personas de todos los flujos migratorios, en donde la economía informal se ha convertido en el modo de vida de cientos de personas, e incluso minusvalidez, ancianos y jóvenes, que por diversas causas no encuentran en otro lugar el modo de ganar el sustento.
Doña Matilde, vendedora de comida en una improvisada y pequeña carretera, con 57años de edad y originaria de Jalisco; Ramiro Ulloa de 67 años, que llega a Tijuana hace 60 años de Coahuila y que se dedica a tocar la armónica a cambio de unos pesos al día; Isaías Vázquez, vendedor de periódico con 62 años de edad y nativo de Tijuana, comentaron que la línea internacional, "es más que un modo de vida, es nuestra casa, porque aquí pasamos más de16 horas diarias".
Es así, que desde las 5 de la mañana empieza el ir y venir de las personas que tienen diariamente una cita en este lugar, para vender lo que llaman artesanías, comida, cuadros, cobertores, camisetas de los futbolistas de moda, productos de herrería, de vidrio soplado y madera, café, periódico, seguros para auto; aunque también están los que cantan, bailan y hasta declaman.
Manuel y Esther Peralta, junto con su hija María de 22 años, se dedican a cantar acompañados de un aparato reproductor de música, que les permite ganar 145 pesos por 12 horas diarias cerca de quienes forman filas para cruzar a pie hacia la vecina nación; en una actividad que realizan desde hace 2 años, cuando llegaron provenientes de Mérida, Yucatán.
Hay cientos de historia de dolor, tristeza y frustración detrás de cada uno de los actores que a diario luchan por mantener su fuente de ingresos, las cuales no terminan, ya que no olvidan lo que dejaron en su tierra natal y lo que obtuvieron al llegar a la ciudad de las oportunidades, que para muchos de ellos, solo fueron sueños no realizados y anhelos sepultados, como lo expresaron en sus comentarios.
sgarcia@elsoldetijuana.com.mx
Josué Valenzuela, su esposa Manuela, sus hijos Efraín y José, se dedican a cantar y tocar instrumentos rudimentarios e improvisados por ellos, desde hace 17 meses que llegaron a Tijuana, invitados por amigos y parientes, que les aseguraron que esta frontera mexicana "es una mina de oro", lo cual constataron que no era así, después de abandonar su Veracruz del alma.
Esther Vázquez Rubio de 18 años, empleada de un café Express, con 4 años en Tijuana, proveniente de Morelia, Michoacán, comentó que "llegué para estudiar, pero mírame, no he sabido de mesera de carril -porque entrega café a conductores en espera de cruzar a Estados Unidos-, lo cual me permite ganar para vivir y tener algo mío, pero nada más, aunque es noble la línea, conoces a muchas personas".
Jorge Armando Ramírez Jiménez, oficinista de seguros para autos, que tiene 6 años trabajando cerca de la línea hacia Estados Unidos y que es nacido en Tijuana, comentó que esta zona es la oportunidad para personas de todos los flujos migratorios, en donde la economía informal se ha convertido en el modo de vida de cientos de personas, e incluso minusvalidez, ancianos y jóvenes, que por diversas causas no encuentran en otro lugar el modo de ganar el sustento.
Doña Matilde, vendedora de comida en una improvisada y pequeña carretera, con 57años de edad y originaria de Jalisco; Ramiro Ulloa de 67 años, que llega a Tijuana hace 60 años de Coahuila y que se dedica a tocar la armónica a cambio de unos pesos al día; Isaías Vázquez, vendedor de periódico con 62 años de edad y nativo de Tijuana, comentaron que la línea internacional, "es más que un modo de vida, es nuestra casa, porque aquí pasamos más de16 horas diarias".
Es así, que desde las 5 de la mañana empieza el ir y venir de las personas que tienen diariamente una cita en este lugar, para vender lo que llaman artesanías, comida, cuadros, cobertores, camisetas de los futbolistas de moda, productos de herrería, de vidrio soplado y madera, café, periódico, seguros para auto; aunque también están los que cantan, bailan y hasta declaman.
Manuel y Esther Peralta, junto con su hija María de 22 años, se dedican a cantar acompañados de un aparato reproductor de música, que les permite ganar 145 pesos por 12 horas diarias cerca de quienes forman filas para cruzar a pie hacia la vecina nación; en una actividad que realizan desde hace 2 años, cuando llegaron provenientes de Mérida, Yucatán.
Hay cientos de historia de dolor, tristeza y frustración detrás de cada uno de los actores que a diario luchan por mantener su fuente de ingresos, las cuales no terminan, ya que no olvidan lo que dejaron en su tierra natal y lo que obtuvieron al llegar a la ciudad de las oportunidades, que para muchos de ellos, solo fueron sueños no realizados y anhelos sepultados, como lo expresaron en sus comentarios.
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