Entre el 22 y el 25 por ciento del volumen total de la economía de Melilla tiene un carácter 'sumergido'. Es uno de los datos que se desprenden del informe elaborado por la consultora ZIES que ha encargado el área que dirige Daniel Conesa y con el que se trata de proporcionar un conocimiento actualizado de la dimensión, distribución, consecuencias y soluciones del fenómeno de la economía sumergida en la ciudad autónoma «con el fin de comprender mejor el funcionamiento de la economía melillense y proponer medidas que reduzcan su impacto negativo». Según se lee en ese informe, si bien son las regiones del sur de España en las que se da una mayor incidencia del trabajo irregular o informal que no se declara a Hacienda, en Melilla, «al igual que sucede en Ceuta», tiene un importante peso «que es difícilmente aprehensible estadísticamente», es decir, que es prácticamente imposible de calcular. De hecho, mientras que en otras regiones del país las actividades irregulares se sustentan en la construcción, en la ganadería o en la agricultura, la economía sumergida de la ciudad se explica en el comercio atípico «como la principal fuente», aunque no la única ya que el sistema actual está íntimamente relacionado «con un mercado laboral poco cualificado, sometido a la presión migratoria y segmentado en función del origen étnico y geográfico», y el hecho de que Melilla sea una ciudad con gran presencia de las administraciones «contribuye a la pervivencia de prácticas de informalidad empresariales y laborales» puesto que para muchos la economía sumergida pasa de ser un complemento a su única fuente de ingresos. Debilidades del sistema Realiza este estudio un análisis de las «debilidades» del sistema económico de Melilla y que, fundamentalmente, pasan por su limitación territorial, baja dotación de infraestructuras de transporte, un sector servicios que depende de Marruecos, un mercado laboral limitado, las actitudes empresariales «pasivas» y un estancamiento de la construcción. A estas cuestiones hay que añadir las «amenazas» del desarme arancelario del país vecino, la reducción de fondos estructurales como consecuencia de la ampliación de la Unión Europea, la presión migratoria y el desfase formativo. Por el contrario, ambos parámetros se verían contrarrestados con el aprovechamiento de la situación geográfica de Melilla «como enclave europeo en el Magreb», el desarrollo de proyectos empresariales en Marruecos y con la oportunidad que supone el desarrollo de nuevos yacimientos de empleo, el crecimiento del turismo, el Plan Estratégico y la oferta formativa. Asimismo, el informe elaborado por ZIES destaca que la economía sumergida provoca una mayor desprotección del trabajador y, según el estudio, esta realidad genera «cierta permisividad» entre los melillenses, de ahí que se apueste por la puesta en marcha de un plan que intensifique el control y la sanción, introduciendo cambios en el marco económico y normativo. Por último, se aportan una serie de actuaciones a corto plazo para luchar contra ese porcentaje de economía sumergida que existe en la ciudad autónoma y que pasan por la reducción de los niveles de fracaso escolar y de abandono del sistema educativo; controlar la subcontratación en las obras públicas; desarrollar programas de profesionalización del servicio doméstico; idear medidas específicas de inserción laboral para los trabajadores de baja cualificación y ejercer más control sobre el mercado de alquiler de viviendas. Alquileres no declarados En este punto, se subraya que se calcula que Ceuta y Melilla concentran, con un 82 por ciento, el mayor porcentaje de alquileres no declarados «que se explicaría en la población militar itinerante y en los inmigrantes, cuyos domicilios suelen ser provisionales». La consecuencia, concluye ZIES, es que existe un importante volumen de fraude fiscal en el mercado de alquiler inmobiliario, «que disminuye el volumen de ingresos de la Administración pública
Fuente original: diariosur.es
Fuente original: diariosur.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario