Por Riohacha ingresó de manera definitiva a la era de los almacenes de grandes cadenas. Dos de los más importantes en Colombia se encuentran entre nosotros, generando impactos que ya son visibles. Cuando ellos deciden abrir un nuevo punto de venta se vienen con todo y por todo, caracterizándose por ser rápidos, masivos y compulsivos.
Rápidos, al hacer uso de la intensidad y capacidad de inversión. Masivos, en la introducción de un cambio cultural y patrones de consumo homogéneos en la población independientemente del estrato social. Compulsivos, por la generación de impactos sociales y económicos en el entorno. Son grandes depredadores de mercados locales e inciden de manera directa en los actores económicos del comercio informal, desplazándolos a otras actividades, generalmente menos rentables.
En cuatro meses de operaciones, ya se ven sus efectos en nosotros, en algunos barrios, el viejo y el nuevo mercado público. Sus impactos en el comercio informal de Riohacha deben abordarse desde una perspectiva integral, más allá de la simple y reduccionista visión de lo estético o la ocupación del espacio público, desconociéndose las implicaciones económicas, que tienen un gran peso en la solución de esta problemática. Las escasas oportunidades de empleo existentes en Riohacha generan un alto subempleo, eufemismo que utiliza el DANE para catalogar a quienes sobreviven atrapados en la economía del rebusque.
Estas personas no cuentan con medios de trabajo (instrumentos de trabajo y condiciones materiales de trabajo), teniendo que acceder al mercado financiero subterráneo (pagando un alto costo por el dinero) y ocupar el espacio público. De acuerdo con un estudio sobre la economía informal en el municipio de Riohacha realizado por Calos Melo Freyles, en el año 2005 se determinó que el 20.8% de los vendedores y tenderos son oriundos del municipio de Riohacha, el 12.9% son procedentes de otros lugares de La Guajira, el 60.0% de otros lugares de la costa y el 6.2% de otros lugares del país. Al indagar los motivos por el cual se radicaron en Riohacha, se encontró que el 20.2% son desplazados por la violencia, el 68.3% buscaban empleo, el 10.3% venían por raíces familiares y el 1.2% se establecieron por necesidades educativas.
En este sector social el 10.0% son analfabeta, el 23.7% cuentan con primaria incompleta, el 14.4% hicieron primaria completa, el 27.3% bachillerato incompleto, 20.3% tienen bachillerato completo, 3.1% realizaron formación técnica y el 1.2% son profesionales. A precios de 2005, los comerciantes informales generaron ingresos promedio de $840.418. De ellos, el 9.6% recibieron menos de un salario mínimo mensual vigente (SMMV), 44.5% generaron entre 1 SMMV y menos de 2 SMMV, el 27.5% obtuvieron entre 2 SMMV y menos de 3 SMMV y el 18.4% ganaran de 3 SMMV en adelante. El cuento es más profundo; los comerciantes de este sector social estan en alta vulnerabilidad y merecen la atención, justo ahora cuando más necesitan la generación de ingresos sostenibles y formales para sus hogares.
Rápidos, al hacer uso de la intensidad y capacidad de inversión. Masivos, en la introducción de un cambio cultural y patrones de consumo homogéneos en la población independientemente del estrato social. Compulsivos, por la generación de impactos sociales y económicos en el entorno. Son grandes depredadores de mercados locales e inciden de manera directa en los actores económicos del comercio informal, desplazándolos a otras actividades, generalmente menos rentables.
En cuatro meses de operaciones, ya se ven sus efectos en nosotros, en algunos barrios, el viejo y el nuevo mercado público. Sus impactos en el comercio informal de Riohacha deben abordarse desde una perspectiva integral, más allá de la simple y reduccionista visión de lo estético o la ocupación del espacio público, desconociéndose las implicaciones económicas, que tienen un gran peso en la solución de esta problemática. Las escasas oportunidades de empleo existentes en Riohacha generan un alto subempleo, eufemismo que utiliza el DANE para catalogar a quienes sobreviven atrapados en la economía del rebusque.
Estas personas no cuentan con medios de trabajo (instrumentos de trabajo y condiciones materiales de trabajo), teniendo que acceder al mercado financiero subterráneo (pagando un alto costo por el dinero) y ocupar el espacio público. De acuerdo con un estudio sobre la economía informal en el municipio de Riohacha realizado por Calos Melo Freyles, en el año 2005 se determinó que el 20.8% de los vendedores y tenderos son oriundos del municipio de Riohacha, el 12.9% son procedentes de otros lugares de La Guajira, el 60.0% de otros lugares de la costa y el 6.2% de otros lugares del país. Al indagar los motivos por el cual se radicaron en Riohacha, se encontró que el 20.2% son desplazados por la violencia, el 68.3% buscaban empleo, el 10.3% venían por raíces familiares y el 1.2% se establecieron por necesidades educativas.
En este sector social el 10.0% son analfabeta, el 23.7% cuentan con primaria incompleta, el 14.4% hicieron primaria completa, el 27.3% bachillerato incompleto, 20.3% tienen bachillerato completo, 3.1% realizaron formación técnica y el 1.2% son profesionales. A precios de 2005, los comerciantes informales generaron ingresos promedio de $840.418. De ellos, el 9.6% recibieron menos de un salario mínimo mensual vigente (SMMV), 44.5% generaron entre 1 SMMV y menos de 2 SMMV, el 27.5% obtuvieron entre 2 SMMV y menos de 3 SMMV y el 18.4% ganaran de 3 SMMV en adelante. El cuento es más profundo; los comerciantes de este sector social estan en alta vulnerabilidad y merecen la atención, justo ahora cuando más necesitan la generación de ingresos sostenibles y formales para sus hogares.
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