La economía uruguaya no parece verse afectada por la crisis inmobiliaria y financiera de EE UU, ni por la ralentización europea, ni tampoco por una reducción de la inversión extranjera. El pequeño país suramericano, acostumbrado a tasas de crecimiento irregulares y a verse perjudicado por la inestabilidad internacional, ha presentado una de las alzas del PIB más altas de todo el mundo durante el primer semestre. Los datos de la oficina de estadística nacional indican que en los últimos 12 meses la economía ha crecido un 13,1%, la cifra más elevada en casi veinte años.
Esta cifra tiene una explicación coyuntural por el impacto de la puesta en marcha de la planta de celulosa Botnia, que generó grandes discrepancias con Argentina en los meses previos. No obstante, las autoridades se apresuran a aclarar que este efecto sólo explica tres puntos de alza en el PIB y que el resto corresponde a una mejora en el consumo interno, en la producción agrícola, las importaciones y el sector de las telecomunicaciones. Dentro de esta combinación de factores positivos destaca claramente la industria manufacturera, que se elevó más de un 20% en este periodo.
Esto ha generado una ola de optimismo entre las autoridades, que incluso se plantean elevar su previsión de crecimiento anual desde un 7,5% hasta el 10%. El año pasado, el país creció un 7,4%. De esta manera, Uruguay completaría su sexto año consecutivo de expansión económica, algo pocas veces visto en su historia reciente. Los analistas indican que este buen desempeño también es fruto de una ordenada administración económica y unas cuentas en buen estado, que le ha permitido registrar sus tasas de desempleo más bajas en una década.
En términos interanuales, la tasa de desempleo de Uruguay disminuyó 2,1 puntos en julio, con lo que el paro se situó en el 7,6% de la población, casi dos puntos por debajo de los registros de hace un año. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Montevideo, la capital donde vive casi la mitad de la población, el desempleo llegó al 8,0% y en el resto del país se situó en un 7,2%. Durante todo el año 2007, la cifra cerró en un 9,1%, la cifra más baja desde el año 1999. Uruguay, como el resto de los países latinoamericanos, tiene una elevada tasa de empleo informal.
Pero no es oro todo lo que reluce. La inflación sigue siendo un problema crónico en un país que anualmente sufre por los precios. El año pasado llegó al 8,5%, superando las expectativas, no obstante, los últimos datos indican que el índice de precios al consumo (IPC) se está moderando, al aumentar un 1% en agosto. Con ello ha registrado una variación anual acumulada de 6,98%, que se eleva hasta el 7,26% en los últimos 12 meses. El indicador se ha visto particularmente afectado por los factores externos del alza de los precios de los combustibles y de los alimentos.
Mientras, el pasado 20 de agosto el país sufrió el primer paro convocado durante los tres años de Gobierno del socialista Tabaré Vázquez. La paralización fue generalizada y por 24 horas. El impacto en la economía no será importante, según dicen los expertos, debido a su corta duración, pero pone en evidencia que no todos están contentos con la nueva bonanza económica. Las demandas de la coordinadora de la movilización incluían el aumento del salario mínimo a 470 dólares, crecimiento del presupuesto estatal, defensa de las empresas públicas, control de precios y una mejor redistribución de la riqueza.
El Pais
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