Como usted sabe bien, la presión inflacionaria que sufre México proviene del exterior. Desde hace dos años, el petróleo y los granos han subido de precio de manera muy importante |
Y aunque acá la gasolina se ha mantenido, el resto de bienes sí ha resentido, al menos en parte, los incrementos del exterior. Las razones ya las comentamos aquí mismo: problemas de clima, malas decisiones, incremento de la demanda, entre las más importantes. No vale la pena regresar a ellas ahora. Lo que sí resulta interesante es que llevamos ya mes y medio con una caída en el precio del petróleo. No que ahora esté muy barato, pero se encuentra 30 dólares por debajo del precio que alcanzó a inicios de julio, y que es el récord histórico: 145 dólares por barril del crudo de referencia West Texas Intermediate. Este cambio en la tendencia, que por lo menos lleva ya seis semanas, resulta de particular importancia, porque en estos días el precio de los granos se ha movido de manera similar al precio del petróleo. Los días que éste sube, los granos suben. Y cuando el petróleo baja de precio, lo mismo hacen los granos básicos como maíz, trigo, soya y sorgo. Más interesante aún es que el precio de los granos se ha mantenido estable, con una ligera tendencia a la baja, desde marzo pasado. Puesto que las cosechas ocurrirán en los próximos días, estos precios son de contratos a futuro, lo que implica una expectativa de que tendremos una mejor situación en esta cosecha que en las anteriores. Es claro que esas expectativas pueden ser equivocadas, pero eso lo sabremos muy pronto. Dicho de otra manera, aunque todo puede cambiar, en este momento llevamos ya seis semanas de precio estable del crudo, alto pero más razonable que antes, y varios meses con precios igualmente estables en los granos. También en el caso de éstos, los precios son superiores a los que conocíamos hace un par de años, pero se encuentran en un nivel más razonable que el que vimos a fines del año pasado e inicios de éste. Mientras que los precios de estos bienes se mueven de manera similar, las bolsas de valores lo hacen de forma inversa. Cuando el petróleo y los granos suben, las bolsas bajan, y al revés. La razón es que si la inflación producida por estos bienes básicos siguiese creciendo, entonces la Reserva Federal tendría que subir sus tasas de interés. Y eso es veneno para las bolsas, como sabemos. De forma contraria, si el petróleo y los granos se mantienen estables, la inflación hará lo mismo, y entonces la Fed podrá mantener por más tiempo una tasa de interés baja, que ayudará a que la actividad económica en Estados Unidos inicie su recuperación. Creo que vale la pena comentar esto porque lo normal es que volteemos a ver los mercados cuando hay problemas, y como ahora no ha pasado nada, pues no es de extrañar que no nos hayamos enterado. Sin embargo, el comportamiento de estos bienes es hoy el principal indicador de qué vamos a ver en 2009. Los problemas inmobiliarios de Estados Unidos ya pasaron, y la crisis financiera que dejaron está prácticamente terminada. No quiero decir que ya esté bien todo, sino sólo que ya tocamos fondo, como acostumbramos decir en México. Si los precios internacionales logran estabilizarse, entonces la recuperación podrá iniciar. Pero si el petróleo vuelve a moverse hacia los 150 dólares, o si resulta que las cosechas no son lo que esperábamos, entonces todo se volverá a complicar, y el año próximo será igual de malo que éste, con el agravante de ser el tercero malo. Desde hace más de un año le decíamos aquí que era la inflación el elemento más importante a observar, porque de ella dependería la velocidad de la recuperación de la economía estadounidense, y de todo el mundo. Hoy concentramos todavía más la atención, ya no es toda la inflación la que nos preocupa, sino sólo lo que ocurra con estos bienes básicos. Porque aunque otros bienes están subiendo de precio, lo hacen en reacción a los primeros. Y si los básicos se estabilizan, en pocos meses el resto de la economía hará lo mismo. Así que no pierda de vista lo que pasa en esos mercados. Si seguimos viendo estabilidad, entonces el próximo año puede resultar bastante mejor de lo que las expectativas de los consumidores y empresarios apuntaban hace apenas uno o dos meses. Es más, ya en julio los consumidores (en Estados Unidos) empezaron a tranquilizarse, según el indicador de confianza. Octubre es el mes más turbulento del año en las finanzas, y en otras cosas. Ahora coincide con el cierre de las elecciones en Estados Unidos. Será un mes determinante, y aquí estaremos atentos a identificar los procesos de fondo que nos ayudarán a estimar con más certeza lo que pasará el año próximo. Macario Schettino |
miércoles, 20 de agosto de 2008
Economía Informal
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