¿Cuál fue el costo social de los años 1990-2000? La SNI reportó una pérdida de 20 mil empleos anuales, llegando a la cifra de alrededor de 200 mil despedidos durante ese régimen.
Esto explica que el desempleo haya subido del promedio de 5,5% entre 1986 y 1988 a 8,6% entre 1992 y 1997, según el economista Félix Jiménez. Asimismo, el empleo informal pasó de 52% en 1990 a 56,9% en 1997, producto del recorte de beneficios sociales a través de la llamada “flexibilización laboral”, que hoy también figura en el plan de gobierno de Keiko Fujimori.
De esta manera, los empleados permanentes se redujeron de un 80% en 1991 a 39% en 1997, con la consiguiente reducción de las personas con derecho a seguro de salud: de 37,7% en 1994 bajó a 23,5% en 1997.
El laboralista Javier Mujica recuerda que en los 90 campearon los despidos individuales y colectivos, el uso intensivo de contratos temporales, los “services” y otras formas de contratación que escamotearon el acceso a la seguridad social y la jubilación. A esto se suma un número decreciente de sindicatos.
Este contexto permitió que solo las empresas se enriquezcan, pero no los trabajadores. Según el laboralista, Jorge Bernedo, en los ‘70 las utilidades de las empresas eran la tercera parte de la renta nacional correspondiente a los salarios, pero con los golpes de los noventa se invirtió esa relación y las utilidades pasaron a ser el triple de los salarios.
Pobreza se estancó
Farid Matuk, ex jefe del INEI, sostuvo que el fujimorismo dejó la pobreza tal como la encontró después de la primera gestión aprista. Se evidenciaron tres periodos durante el “oncenio”: entre 1990 y 1994 la pobreza se estancó en 54%, luego de 1994 a 1998 la pobreza descendió a 42% (1995), y en el último periodo de 1998 a 2000 subió a 52% para después dejar al país en 54%.
Según el Instituto Cuánto, entre 1997 y 1999 el PBI percápita cayó en -2,5% a la par que el gasto real de las familias se vino abajo en -8,4% desde 1997, con un menor gasto en alimentos de -16,4%.Asimismo, la desigualdad se acrecentó: mientras que el 20% de los más pobres redujo su gasto familiar en -17,6%, por otro lado el 20% más pudiente aumentó su gasto en 3,3%.
Matuk resaltó que el retorno al nivel de pobreza de los años ochenta se debió a la ineficiente gestión plagada de corrupción en un contexto que coincidía con una crisis internacional. Indicó que estas cifras dadas son las definitivas, luego de que en esos años se falsearan los índices de reducción de la pobreza.
El costo de la corrupción
El economista Humberto Campodónico dice que las reformas liberales de los 90 se financiaron con dinero del Banco Mundial y el BID por un total de US$ 6.808 millones.
Además, sabemos por cifras ministeriales de aquella época que el ingreso producto de las privatizaciones de 1990 al 2000 ascendió a US$ 9,991, de los cuales solo quedaron US$ 543 millones.
Si a ello se suman los millones enviados por la cooperación japonesa y otros montos más del BM y el BID para los programas sociales, el fujimorismo se consagró como el régimen con mayor asignación de recursos adicionales a los presupuestos.
En este contexto se configuró unos de los robos más grandes al Estado peruano (se estima que el costo total por la corrupción asciende a US$ 7 mil millones) y un sistema de asistencialismo que cumplía funciones específicas.
“De un lado, contentaba a las elites que querían las privatizaciones y la ‘reforma económica’ y, de otro, llegaba a las amplias masas de zonas pobres, con énfasis en el sector rural, con ‘regalos’ que permitían reemplazar el inexistente ‘libre mercado’”, precisó Campodónico.
Lo anecdótico es que tal escenario se puede repetir. El ex ministro fujimorista José Chlimper ya lo reconoció: el 90% del plan de Keiko Fujimori se sostiene en la continuidad del modelo económico, pero con un mayor gasto destinado al asistencialismo. Nada más claro.
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