miércoles, 2 de marzo de 2011

G20 fracasa en materia de empleos

G20 fracasa en materia de empleos

“Los Ministros de Finanzas no han comprendido la profundidad de la crisis mundial del empleo, cuando hay un desempleo global de más de 205 millones de personas y toda una generación de gente joven que se enfrenta a una vida en el paro o en el subempleo. Los líderes del G-20 tienen que mandarlos al punto de partida a fin de que propongan iniciativas reales para crear puestos de trabajo, e indicadores sobre los cuales puedan medirse los logros,” dijo la Secretaria General de la CSI Sharan Burrow.

Las conclusiones aprobadas por la reunión incluyen una serie de indicadores clave para la recuperación económica, pero en un extraño giro, el empleo se ha quedado fuera de la lista. El texto incluye escasas referencias a los empleos y no proporciona indicación alguna de un enfoque constructivo para abordar el desempleo, además de que el principal enfoque político de varios miembros del G-20 se centra casi exclusivamente en recortar el gasto público.

“Los recortes masivos al gasto público, tal como algunos de estos gobiernos están haciendo, debe ser realmente una solución mágica, porque no hay en absoluto pruebas de que vaya a generar puestos de trabajo ni crecimiento – sólo una mayor desigualdad y exclusión social”, dijo Burrow.

Aunque la reunión no aprobó específicamente una Tasa sobre las Transacciones Financieras (TTF) como requirió el actual Presidente del G-20 Nicolas Sarkozy, las referencias a “tributos sistémicos” son alentadoras.

“Los Ministros iniciaron algunas de las tan necesarias medidas sobre la regulación de bancos y finanzas, pero no hay ningún indicio de la determinación requerida para frenar la obscena y destructiva cultura de las bonificaciones que ayudó a llevar al mundo a la crisis”, dijo John Evans, Secretario General de la Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE.

Las reformas a la gobernanza del hermético Consejo de Estabilidad Financiera (FSB), que han sido en el mejor de los casos tímidas con respecto a la reforma reguladora, son aplaudidas por el movimiento sindical. “El FSB tiene que poner de lado los intereses personales de los ejecutivos bancarios, que ha constituido hasta la fecha una fuerza dominante en sus decisiones, y empezar a regular en el interés de la economía real”, dijo Evans.

La profundidad del problema sobre la regulación financiera queda subrayada por el hecho que, en lo concerniente a la regulación de la banca de inversión (shadow banking), los Ministros sigan solicitando informes al FSB, en lugar de avanzar con la regulación dos años y medio después del inicio de la crisis.

Aunque se observan ciertas medidas positivas en otras áreas de la regulación financiera, en especial en lo concerniente a los grupos financieros que son “demasiado grandes como para fallar”, todavía se les sigue dando demasiada autoridad a los diversos organismos reguladores nacionales, incrementando el riesgo de unas diferencias mayores y potencialmente perjudiciales entre países.

“Los líderes del G-20, que se reunirán en los próximos meses, se enfrentan a un reto enorme en materia de empleo global. Por desgracia los Ministros de Finanzas les han defraudado completamente, y ahora se necesita llevar a cabo un trabajo enorme para compensar este fracaso”, añadió Burrow.

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