“La derecha es un fantasma”, entrevista a Mario Ghibellini | acrata.org
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Uno de los aspectos más interesantes de El otro sendero, de Hernando de Soto, con quien trabajaste, es que su propuesta era mucho más inclusiva, respecto de los sectores populares, que muchos planes de izquierda. La incorporación de los informales a la formalidad es sin duda un buen paso en la lucha contra la pobreza. En ese momento, sin conocer a fondo algunos aspectos del liberalismo, uno podía decir frente a esta idea: «caramba, qué razonable». Sin embargo, han pasado ya tres gobiernos desde que se publicó el libro y ninguno parece haber tomado notas suficientemente serias sobre esto.
Hay quienes calculan que un cambio de ideas de esta naturaleza tomaría por lo menos unos cincuenta años. Creo que es natural que tome ese tiempo: no es fácil que alguien escriba un libro y en los cuatro años siguientes le den la razón y apliquen cada una de sus ideas. Hay gente que aun estando equivocada ya tiene la dosis de poder que tiene en función de las cosas que ha dicho a lo largo de tantos años. Ha habido resistencias, obviamente, al margen de que se haga un seguimiento de las cosas que ha hecho De Soto gobierno tras gobierno por llevar adelante o exhibir las bondades de esas ideas con proyectos específicos.
¿No crees que los grandes grupos de poder económico ven un peligro en ese otro sendero?
Sí, claro. Esa es una de las razones por las que también hay un tapón. Definitivamente, me imagino que hay ideas que no generan conflictos; es decir, titular la propiedad en el campo es algo a lo que difícilmente alguien se opondría. Sin embargo, depende de cómo se titula, en qué condiciones, porque si te dan títulos reducidos con imposibilidad de vender, eso es otra cosa. En general, el perfeccionamiento no crea conflicto, pero hay otras cosas que chocan con el mercantilismo del que hablábamos antes y ciertamente pueden originar algunos problemas.
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