lunes, 23 de noviembre de 2009

Repensar la estrategia económica

Las declaraciones del premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, en torno al mal manejo de la crisis por parte del gobierno mexicano, es un llamado de atención sobre la necesidad de repensar la estrategia económica que ha seguido el país para enfrentarla.

Hoy se da a conocer el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) al tercer trimestre del año. Ante el deterioro de las expectativas sobre la recuperación del país, el presidente Felipe Calderón adelantó que la economía habría logrado un crecimiento de 2.7% respecto al trimestre inmediato anterior, lo que significaría una caída de 7.4% con relación al tercer trimestre de 2008, tasa menor al desplome de 10.4% registrado en el segundo trimestre.

Más allá de que se corroboren estas cifras, los resultados de la actividad industrial a septiembre de este año confirman está tendencia. Durante el tercer trimestre de 2009 la producción fabril logró un crecimiento de 3% respecto al segundo trimestre, en tanto que el repunte de la actividad manufacturera fue de 4.4% para el mismo periodo.

Estos resultados son una señal de que las condiciones de la planta productiva del país están mejorando, sin embargo, la perspectiva no es muy alentadora. De acuerdo con las estimaciones gubernamentales más recientes, la economía mexicana para el próximo año alcanzará en el mejor de los casos un crecimiento de apenas un 3% contra una caída de poco más del 7% para este año.

El gobierno mexicano junto con la mayoría priísta en el Congreso definieron una política tributaría fundamentalmente recaudatoria, privilegiando la estabilidad de las finanzas públicas, en detrimento de los consumidores con el aumento del IVA y de asalariados por el aumento al ISR; en contra de lo que están haciendo otros países para estimular la reactivación de sus economías.

A pesar de que el próximo año el gasto público será uno de los más elevados en su historia reciente (24.3% del PIB), su capacidad para estimular la economía será relativamente limitado, toda vez que buena parte de las erogaciones están dirigidas a paliar los efectos de la crisis a través del gasto en desarrollo social, más que a impulsar una estrategia agresiva de inversiones que estimule la reactivación y el empleo.

La inversión física del sector público para el próximo año será similar a la presupuestada en 2009, con el riesgo de que se vuelva a repetir el fenómeno de los subejercicios.

El pendiente más importante de la política económica ha sido su incapacidad de contener el creciente desempleo que padece el país. Al tercer trimestre del año, el número de subempleados y desempleados en el país llegó a 5.7 millones de personas, de los cuales casi 3 millones se encuentran en el desempleo abierto, es decir 6.2% de la población económicamente activa, la tasa más alta de la que se tenga registro.

La recesión ha traído como consecuencia la expansión de la economía informal. Hasta septiembre 12.3 millones de personas se encontraban ocupados en la informalidad, cifra similar al número de trabajadores permanentes asegurados en el IMSS.

Es necesario repensar la estrategia económica seguida hasta ahora para enfrentar la crisis, en particular por lo que se refiere a la manutención y generación de empleos.

La reforma laboral puede ser una pieza clave para facilitar la contratación de personal y estimular el consumo doméstico.

Stiglitz advierte que la recuperación de México no puede seguir dependiendo de la reactivación de la economía estadounidense, es necesario apuntalar los motores internos de la economía a través de la inversión y el consumo privado, de no ser así, se corre el riesgo de que la recuperación económica sea más lenta y las presiones sociales aumenten.

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