«La economía sumergida fue el motor del crecimiento y hoy amortigua la crisis»
Luis Losada Pescador
¿Dónde están los inmigrantes parados? Según el INE, en España existen 500.017 inmigrantes sin trabajo, un 103,2 por ciento más que hace un año. ¿Dónde están?, ¿a qué se dedican? Muchos no cuentan con seguro de desempleo, ni protección social alguna. Algunos, ni siquiera cuentan con el colchón social de la familia. ¿A qué se dedican? Por supuesto, la delincuencia ha repuntado en el último año. Pero no de manera significativa. Sin embargo, sí que ha crecido de manera significativa la actividad en la economía sumergida. El secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, sostiene que la economía sumergida se sitúa actualmente en los mismos niveles previos a la regularización extraordinaria realizada por el entonces ministro de Trabajo, Jesús Caldera.
El dato es suscrito por el director de Comunicación de USO, José Luis Fernández Santillana. USO compara los datos de Trabajo con los de la EPA. La diferencia es clara. En algunas comunidades existen cinco puntos de distancia. Una muestra de la evidencia del crecimiento salvaje de la economía sumergida. Esta es la razón por la que muy pocos inmigrantes en paro se han acogido al programa de retorno voluntario. Y también explica por qué pocos de los 70.000 rumanos en paro regresan a una Rumanía demandante de empleo.
¿Y ahora qué? Teóricamente el gobierno debería sancionar al empresario que contrata en B evadiendo las cotizaciones sociales, el impuesto sobre el trabajo. Su actividad logra ilegítimas ventajas competitivas a costa de desproteger al trabajador y apuntillar el sistema público de protección social. El problema es que probablemente la alternativa es la inactividad y el paro absoluto de esos inmigrantes. Así que probablemente el gobierno opte por mirar para otro lado. Basta con no reforzar la inspección de Trabajo o incluso transferirla a las CCAA. La puntilla de muerte de la inspección de Trabajo, según advertía el ya ex secretario general de CCOO, José María Fidalgo. La cifra actual de inspectores es absolutamente ridícula para controlar el ingente volumen de actividad sumergida.
En los momentos de bonanza no hubo un impulso decidido de luchar contra la economía sumergida porque era precisamente el dinamismo de la economía informal el que permitía el milagro económico español. Ahora que estamos en recesión, tampoco habrá voluntad política de frenar un fenómeno ilegal -y probablemente inmoral- pero que permite amortiguar los perversos efectos del paro. La economía sumergida fue el motor del crecimiento y es ahora el amortiguador de la crisis.
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