Guadalajara.- A la par que menos empresas están ofertando plazas laborales en las bolsas de trabajo de cúpulas empresariales como la Coparmex y la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) y en las ferias de empleo como la realizada ayer por el Servicio Nacional de Empleo, menos personas están demandando empleo por estas vías, situación que puede indicar una fuerte emigración hacia la economía informal.
En la bolsa de trabajo de la Coparmex ha bajado cerca de 35 por ciento la oferta de vacantes en el último año, pero también diminuyó casi 10 por ciento el número de solicitantes de trabajo. “Nuestra preocupación es que [los desempleados] pudieran estar emigrando al sector informal, existe esa posibilidad, deben reconocer en el sector privado que [la informalidad] es una válvula de escape que tenemos en nuestro país, esto debe de estar sucediendo”, consideró Pablo Lemus Navarro, presidente estatal de la patronal.
Por su parte, la gerente de la bolsa de trabajo de la Canaco, Lizette Hernández, calculó que las vacantes han disminuido entre 2 y 3 por ciento en el último año (mantiene el promedio de colocación de cuatro mil personas al año), y aunque señaló que hoy compiten en promedio diez personas por plaza (hace un año eran seis por cada puesto), “el año pasado había más gente buscando el empleo, es un dato curioso porque la gente no era que estuviera desempleada sino que quería mejorar el empleo. Ahora no pasa eso, hablas de crisis y la gente se asusta y cuida el que ya tiene y se cierra otras posibilidades y no va en busca” de otras opciones.
Calculó que mientras hace un año al día acudían quince personas en promedio a la bolsa de trabajo, ahora son unas siete.
Ayer se realizó en la explanada del Instituto Cultural Cabañas la tercera edición de la Feria Nacional del Empleo que organiza el SNE, y en esta ocasión se ofertaron 2,481 vacantes, casi la mitad de las más de 4,500 que fueron ofertadas en la misma edición de 2008.
El director del SNE, José Arturo García, comentó que en febrero pasado, el SNE atendió a 17,075 personas a través de sus diferentes programas, y 3,793 fueron colocadas, mientras que en febrero de 2008 atendió a 9,997 personas y colocó a 3,328.
Cristina, una joven que buscaba empleo en la feria de ayer, comentó que tiene dos meses sin trabajo, antes trabajó tres meses como auxiliar de recursos humanos en una empresa de seguridad privada, pues estaba becada por el programa del SNE, por el cual, el gobierno paga el salario del empleado (2,700 pesos al mes, en su caso) mientras es capacitado. Pero al final de este periodo, la compañía no la contrató, al igual que a siete de sus catorce compañeras.
Al preguntar al secretario del Trabajo, Ernesto Espinosa Guarro, si este caso refleja una tendencia de las empresas a abusar de este programa contando con mano de obra pagada por el gobierno, lo que ha comentado personal del SNE, el funcionario lo negó afirmando que las compañías están cumpliendo el compromiso de contratar al menos 80 por ciento de las personas becadas.
Huyen de los salarios “indignos”
Algo que tienen en común tanto los que buscan cambiar de empleo como los desempleados es el anhelo por encontrar un salario digno, que les permita al menos comprar lo básico para comer y mantener a una familia en condiciones decentes, pero una buena remuneración es algo que, al igual que una plaza permanente, escasea hoy día.
A sus casi 50 años de edad, ayer Jorge Villalvazo estaba llenando solicitudes con la esperanza de encontrar un trabajo que le pagara más que los 2,500 pesos mensuales que recibió en su último empleo, en una empresa de limpieza que lo obligaba a desplazarse a diario desde Tonalá hasta Tlajomulco. Con ese sueldo no podía mantener a sus dos hijos y a su esposa, pero reconoció que, por su edad, tiene pocas opciones de colocación ante la discriminación que hacen las empresas por las personas mayores.
Antes, trabajó durante dos años en la planta de Kodak, donde “ganaba 850 pesos a la semana […] es buena empresa, desgraciadamente ya está cerrando, tiene muy pocos trabajadores. Recuerdo [que] cuando entré había mucha gente y empezaron a recortar y recortar y lo que se oía adentro era que posiblemente iba a cerrar”. Eso fue el año pasado.
David es un psicólogo que tiene la mitad de la edad de Jorge, pero en los meses que lleva buscando empleo sólo ha visto vacantes por 1,600 pesos mensuales. Marco Antonio también asistió a la feria esperando encontrar un puesto de trabajo en el sector de la seguridad privada, un ramo donde hay empresas “negreras” que pagan cinco o seis mil pesos mensuales por jornadas de 12 a 24 horas. Hace tres meses salió disgustado de su anterior trabajo en un casino, por el “ambiente de vicios que van contra mis principios”. Hace tres días Marisol renunció a su empleo en una fábrica de zapatos, porque los 700 pesos semanales “no me alcanzaban” para subsistir. Al igual que cientos de personas, fue a la feria con la esperanza de encontrar algo mejor pagado o una plaza a medio tiempo.
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