jueves, 18 de diciembre de 2008

Locura comercial en la Bahía

Son cautos. Esperan la llegada de más compañeros para abrir las enormes maletas donde guardan la mercadería. Lo hicieron a las 11:00, en la av. Olmedo, entre Noguchi y Chile.

Ayer, a esa hora, decenas de comerciantes de ropa interior, bisutería y calzado, entre otros artículos, empezaron a tender sus mantas y plásticos sobre la vereda para ofrecer sus productos a precios de remate.

Los policías metropolitanos llamaron la atención a unos pocos que se instalaron frente a las puertas de negocios que funcionan en locales propios.

Los dueños de estos últimos, para no ser obstruidos, han pegado cintas de embalaje a los lados de sus respectivas aceras para evitar que los informales ocupen el espacio y obstruyan a los potenciales clientes.

Así lo explica María Belén Temoche, supervisora del almacén La Economía, quien reconoce que la ocupación de las aceras ha causado roces, pues algunos se niegan a moverse.

Otros propietarios como Fabián Fierro apelan a la paciencia, pero se sienten afectados por el desorden y el bullicio que, según dice, termina ahuyentando a los clientes.

El aumento de informales en la Bahía, por la cercanía de Navidad y el fin de año, ha derivado en que algunos ya empiecen a ocupar el espacio destinado para vehículos, como ocurre en la calle Chimborazo, entre av. Olmedo y Capitán Nájera.

El avance es lento. Las pitadas constantes. Las disputas entre los conductores. Uno de ellos, Carlos Alberto discutió con el chofer de una camioneta que le increpó por no haberle cedido el paso. Las unidades casi se impactan. Recorrer estas seis cuadras de la calle Chimborazo toma unos diez minutos en las horas de mayor congestión.

En el área, por la cantidad de compradores, ha aumentado también la presencia de taxistas. Marco Arias (25) esperó dos cambios de luces en un semáforo para avanzar.

En calles transversales como Ayacucho y Huancavilca aún no hay complicaciones de tráfico, aunque se avizora que en los próximos días también sean tomadas por vendedores ambulantes, pues hay espacios marcados con tinta.

En tanto, los comerciantes que poseen quioscos toman sus previsiones. A lo largo de la calle Chimborazo están pintadas líneas de algunas asociaciones de vendedores para evitar que sus colegas informales obstruyan el acceso a sus puestos; entre ellas Febres Cordero y 25 de Noviembre.

Manuel Rodríguez, del primer grupo, dice que si no lo hacen la calle sería invadida y nadie compraría en sus quioscos, ubicados bajo un paso a desnivel. No son egoístas, aclaran. Pero dicen que no pueden arriesgarse a ser perjudicados. Quienes llegan con su mercadería en esta fecha lo hacen para “ganar algo más”, reflexiona Martín Ramírez (32), este mes vendedor de ropa interior y, el resto del año, comerciante ambulante de frutas.

También los hermanos Walter (47) y Carlos Rojas Espinoza (45) ofrecen calzado. Habitualmente ellos recorren provincias con esa mercadería, pero este mes prefieren trabajar en su tierra natal.

Más datos: Comerciantes
Incremento
Los vendedores informales empezaron a ocupar las veredas de la av. Olmedo desde fines de noviembre. Se instalaban una hora, de 18:30 a 19:30, para evitar decomisos de la Policía Metropolitana. Ahora llegan a las 11:00 porque en esta temporada pueden trabajar “más tranquilos”, dicen.

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