Por Oliver Galak
De la Redacción de LA NACION
En mayo de 2001, hacía poco más de un mes que Domingo Cavallo había reemplazado a Ricardo López Murphy en el Ministerio de Economía. Y Fernando de la Rúa intentaba gobernar un país que en ese mes ya albergaba 11,8 millones de pobres. Hoy, los nombres cambiaron, pero la cantidad de pobres no: estudios independientes coinciden en señalar que, luego de cuatro años de descenso, la pobreza volvió a crecer en el último año y hoy alcanza a más de 11,5 millones de personas.
Aunque el gobierno de Cristina Kirchner informa que el 17,8% de la población está por debajo de la línea de la pobreza, los economistas que calculan la canasta básica sobre la base de la inflación real sostienen que la incidencia es de entre el 32 y el 32,5%. En la brecha que va de la realidad al discurso oficial se esconden cerca de cinco millones de personas.
Números oficiales y cálculos independientes coinciden en una parte de la historia. En octubre de 2002, el país se sumergió en su situación crítica: el 57,5% de la población urbana (19,3 millones de personas) tenía ingresos por debajo de la canasta básica. Cuatro años después, la tasa bajó al 26,9%, equivalente en ese entonces a 9,5 millones de personas.
A comienzos de 2007, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, metió sus manos en el Indec y la historia se bifurcó: mientras el Gobierno imaginaba un país con menos pobres, las organizaciones de ayuda social recibían a cada vez más argentinos con sus necesidades básicas insatisfechas. Desde el segundo semestre de 2006, más de dos millones de personas cayeron por debajo de la línea de la pobreza. Según el cálculo que se tome, la sociedad argentina viene creando entre 85.000 y 115.000 nuevos pobres por mes. Desde fines de 2006 y hasta principios de 2008, la principal causa de creación de pobreza fue la inflación. En los últimos meses, apareció como un nuevo factor la casi nula creación de empleo.
Juan Vázquez (42) conoce de esto. Luego de quince años de gastronómico, la empresa que lo empleaba quebró. Y hoy, pese a sus infructuosos intentos, Vázquez no consigue reinsertarse. Por eso vende valijas en la entrada de la Terminal de Retiro. "Con esto al menos zafo para comer y viajar", dijo Vázquez, que con $ 800 mensuales mantiene a su mujer y a su hija. "Con 42 años, me es difícil encontrar un trabajo en lo mío", agregó.
"En 2008 aparece una combinación de aumento de la canasta básica y de disminución de la tasa de crecimiento del empleo. En los últimos meses, el aumento de la canasta básica se desaceleró, con lo cual hay una menor incidencia de ese factor. Ahora el movimiento de la pobreza va a estar muy asociado a lo que pase con el empleo", explicó el especialista Ernesto Kritz, director de SEL Consultores.
Su estimación es que ya en el primer semestre de este año el 32,3% de la población (11,53 millones de personas) podía ser considerada pobre. Para fines de 2008, el número sería aun mayor, porque "ya hay una caída importante de la demanda laboral, sobre todo por la vía de las horas trabajadas, con reducción de horas extras, adelanto de vacaciones, suspensiones y otras medidas similares".
Los 11,8 millones de pobres de mayo de 2001 representaban un porcentaje algunos puntos mayor que el actual. Aquella primera medición del Indec sobre las condiciones de vida en todo el país mostraba un 35,9% de pobreza, pero la base sobre la que se calculaba (la población urbana) era menor: 33 millones, contra los 35,7 millones de hoy.
En relación con los dos millones de nuevos pobres, Kritz señaló: "No hay muchos antecedentes de semejante aumento de la pobreza en paralelo con el crecimiento de la economía a tasas de 8 puntos o más".
Claudia Padilla es una de las tantas jóvenes que vivió lo señalado por Kritz, es decir, cómo el país crecía a tasas "chinas" mientras sus posibilidades de salir adelante se esfumaban. "Cuando quedé embarazada perdí mi trabajo de ordenanza y vendo tortas en un puesto en Retiro. Me cuesta mucho postularme a un trabajo por no tener el colegio completo", dice Claudia, que con 26 años saca adelante sus dos hijos con el local frente a la estación de trenes y haciendo horas extras el fin de semana al cuidar autos en la terminal. Con las dos cosas, no llega a juntar ni 300 pesos por mes.
"El Gobierno dice que hay menos pobres, pero yo cada día veo más", reflexiona, mientras vigila autos en un domingo desierto de gente por el calor. Con ella coincide la dueña del puesto de enfrente, María, una peruana que puede considerarse la más afortunada del grupo porque gana más de $ 1000, cuando la mayoría no promedia los 500, salvo por el hecho que tiene que dejar la mitad de sus ingresos a una de las bandas que "cuidan" la estación.
Como suele ocurrir en estos casos, el primer termómetro de la situación son las colas que se forman en los comedores. Alicia Meza coordina el de la Asociación Civil Eben Ezer, en Ciudad Oculta. "Acá hay muchas familias que no tienen trabajo; tenemos bastante gente en lista de espera", contó Alicia.
Ellos reciben y distribuyen 70 raciones diarias del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. El año pasado comenzaron a tener gente en lista de espera. Este año, gracias a algunas donaciones, pueden dar de comer a unas 100 personas en total, pero aun así les quedan entre 50 y 60 en lista de espera. "Cuando fue el estallido social, también teníamos colas de gente. Después la cosa se normalizó. Ahora todavía no llega a esa magnitud, pero hay una franja de chicos que no pueden terminar el secundario y quedan a la deriva", describió la coordinadora.
El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) estimó que en la primera mitad del año la tasa de pobreza ya se ubicaba entre el 30 y el 32% de la población urbana. "El cambio de tendencia fue a mediados del año pasado, cuando se exacerbó la inflación. Está directamente relacionado con que los salarios de los empleos informales se incrementaron por debajo de la inflación real", indicó el investigador jefe de Idesa, Jorge Colina.
En el Centro de Economía Regional y Experimental (CERX) estiman que en la segunda mitad de 2008 la pobreza ya alcanza al 32,1% de la población (11,56 millones de personas) y anticipan que en el primer semestre del año próximo la situación empeoraría: el 33,5% y más de 12,2 millones de personas. "Para el año próximo estamos estimando un aumento del desempleo y una leve caída del ingreso real, por lo cual, lamentablemente, estaremos frente a un escenario donde la pobreza seguirá avanzando", dijo la directora del CERX, Victoria Giarrizzo.
El director general de Cáritas Argentina, Gabriel Castelli, señaló que el caso típico de la persona que está volviendo a los comedores comunitarios desde el año pasado es "el trabajador informal que busca asistencia porque ya no le alcanza para comprar todos los bienes". Y recordó que las asignaciones que otorgan los planes sociales no han sido actualizadas desde 2001: "Con $ 150 por mes la posibilidad de subsistencia es irrisoria".
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