jueves, 30 de abril de 2009

Economía informal mexicana, también víctima de la influenza

MEXICO DF (Reuters) - Alex Ortega tiene problemas para vender sus copias piratas de películas ganadoras del Oscar como "Milk" o "The Reader" en las calles desiertas de la Ciudad de México, convertida en una megalópolis fantasma por el brote de influenza porcina.

Comprensiblemente "Quarantine" (Cuarentena), un filme de terror clase B sobre un virus misterioso, nadie la toca, explicó, en momentos en que la epidemia de influenza habría causado la muerte de hasta 176 personas.

"No hay casi nadie en las calles. Las ventas están bajando todos los días", dijo el jóven de 16 años, que ayuda a su padre a vender DVD desde que la epidemia obligó a las autoridades cerrar temporalmente su escuela.

Sus ventas cayeron más de un 60 por ciento desde que el Gobierno mándó cerrar esta semana oficinas y frenó gran parte de la actividad de esta ciudad, que en su área metropolita alberga a 20 millones de personas.

Vendedores callejeros como Ortega son la cara visible de una economía sumergida que no figura en las estadísticas oficiales, pero que según el Fondo Monetario Internacional representa hasta el 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de México.

Y lo peor todavía estaría por llegar.

Las pocas personas que hoy caminan a paso apurado, evitando el contacto físico y con mascarillas en la cara, podrían desaparecer desde el viernes, cuando el Gobierno paralizará la administración pública por cinco días y exhortó al sector privado a hacer lo mismo con partes no esenciales de la actividad económica para intentar contener el contagio.

Las autoridades mexicanas pidieron a los puestos callejeros de comida que bajen sus cortinas y para los pocos que siguen abiertos, la paralización de la ciudad terminó de ahuyentar a sus clientes.

SOBREVIVIENDO

En las aceras cada vez más anchas y vacías del centro de la ciudad, quedaban el jueves algunos limpiabotas cruzados de brazos como Benito Arellano.

"Estoy apenas logrando llevar la comida a casa", dijo.

El ministro de Hacienda, Agustín Carstens, dijo el jueves que la economía mexicana podría contraerse hasta un 4 por ciento este año, a medida que la recesiva actividad siente el golpe adicional de la influenza.

Las autoridades prometieron indemnizar a algunos trabajadores regulares e incluso pagar los funerales de las víctimas, pero la economía informal está al descubierto.

"Si dejamos de trabajar, nadie nos da de comer", dijo Antonio Sánchez, un vendedor de cinturones en un parque junto al Museo de Bellas Artes.

Rosa, que se gana desde hace 15 años la vida vendiendo en el centro histórico zumo de naranjas que exprime a mano en un carro de supermercado, espera que todo vuelva a la normalidad el 6 de marzo, cuando termine el receso declarado por el momento.

"Hasta ahora hay sólo miedo y desconfianza", dijo la mujer de 45 años.

La economía informal emplea a unos 12 millones de mexicanos, o la tercera parte de la población ocupada del país, según datos de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación.

(Reporte de Esteban Israel, Editado por Pablo Garibian)


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