Tendencias sobre equidad e inserción en el mercado de trabajo, por Ana García Fanelli y Claudia Jacinto* | Ahora Educación
Este artículo explora el grado de equidad educativa en la cobertura de la educación terciaria no universitaria en países seleccionados de América Latina y el impacto en la inserción de sus graduados en el mercado de trabajo. Para ello se utilizó la información provista por las encuestas de hogares de los países de la región de Argentina, Bolivia, Chile, El Salvador, México, Nicaragua y Perú. Los interrogantes abordados son: si el nivel terciario facilita un mayor acceso y graduación a estudios superiores que la universidad para los jóvenes de perfiles socio-educativos y económicos más bajos, y en qué medida favorece la inserción laboral de sus graduados respecto de los de nivel medio y los de nivel universitario.
Estas tareas, empero, presentaron una serie de restricciones debido a las características de las fuentes de información, por lo cual debe considerarse como una primera aproximación a un tema de alta relevancia para la política pública de educación superior.
Contexto, cobertura y alcance del nivel terciario en América Latina
En las últimas décadas, la matrícula de educación superior en la mayoría de los países de América Latina ha crecido a un ritmo elevado, producto principalmente del avance en la escolarización y graduación en el nivel secundario. Como respuesta a esta demanda en ascenso, se han creado numerosas instituciones universitarias y otros tipos de instituciones de educación superior que en este documento denominaremos genéricamente nivel “terciario”.
La expansión y diferenciación de los sistemas nacionales de educación superior se ha producido, básicamente, en dos dimensiones. En sentido horizontal, los sistemas no sólo están compuestos única o preferentemente por universidades públicas sino que incluyen, un número variable pero en general significativo de universidades privadas. Asimismo, dejan de estar concentrados en las ciudades capitales para difundirse a lo ancho y largo del territorio nacional. Esta diversificación horizontal de la oferta es aún mayor si tenemos presente la expansión de la educación a distancia. En sentido vertical, los sistemas se diferencian entre instituciones y programas universitarios e instituciones y programas no universitarios (Dirié, 2009). Las universidades ofrecen principalmente programas académicos del tipo que la Clasificación Internacional Normalizada de Educación (CINE, 1997) denomina de nivel 5A y 6, mientras que las instituciones no universitarias ofrecen, en general, programas técnico vocacionales de nivel 5B (CINDA, 2007). Varias universidades de la región ofrecen títulos intermedios o títulos de nivel técnico superior (equivalentes al nivel 5B). De igual modo, los institutos tecnológicos otorgan títulos de licenciatura, profesionales e incluso de posgrado. Es el caso, por ejemplo, de México.
El sector normalmente definido de manera residual como “educación superior no universitaria”, agrupa a las instituciones de formación docente (maestros y profesores para los niveles inicial, primario y secundario) y los institutos de formación técnica de nivel superior (técnicos y tecnólogos en las especialidades científicas, artísticas y humanísticas). Empero, el nivel “terciario” de América Latina comprende también a la amplia oferta de títulos cortos (de carácter intermedio o terminales) que se otorgan en las propias universidades. Conviven dos modelos de organización académica de la educación superior: el sistema binario, integrado por universidades e instituciones terciarias, cuyas carreras están escasamente articuladas entre sí, y el sistema de oferta integrada, donde las propias universidades brindan ambos títulos. Ambos modelos de organización coexisten dentro de un mismo sistema de educación superior (García de Fanelli y Trombetta, 1996).
Respecto del acceso, la Argentina es el país cuyos egresados de nivel secundario tienen mayor probabilidad de acceder a los estudios de nivel superior y Perú el que muestra el menor valor. Otra característica de América latina es el avance del sector privado en la educación superior. En el año 2005, tres de cada cuatro estudiantes de educación superior en Brasil o Chile asistían a instituciones de educación superior privada. En El Salvador, 65% de la matrícula de educación superior corresponde al sector privado y en igual situación se encuentra 52% en Colombia y 48% en Nicaragua. En el resto de los países de América latina, la matrícula del sector privado fluctúa entre 20% y 40% del total (PROPHE, 2009). En particular, la oferta privada es muy importante en el nivel terciario, existiendo casos extremos como el de Chile, en el cual todas las instituciones terciarias son de carácter privado.
Al igual que lo acontecido en la mayoría de los países industrializados, el ritmo de crecimiento de la matrícula de la educación terciaria en la región ha mostrado un menor dinamismo que la matrícula universitaria. De acuerdo con datos de la OECD (2008), mientras que en todos los países de la OECD la matrícula universitaria (5A) se elevó entre los años 1998 y 2006, la matrícula terciaria (5B) sólo se expandió significativamente en España, Grecia, Nueva Zelanda y Turquía. En un estudio con datos de doce países de América Latina, González Silva (2006: 189) señala que la educación superior no universitaria representaba aproximadamente 25% de la matrícula total de educación superior en 1994 y se ubicaba levemente por encima de 23% nueve años después. Según los datos examinados por nuestro estudio, el nivel terciario en la matrícula de educación superior es muy relevante en Perú y Chile, siguiéndole en importancia Argentina. Finalmente, es poca la atracción que ejercen los estudios de nivel terciario en Bolivia, México, El Salvador y Nicaragua.
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