Confidencial - Para reducir la pobreza en Nicaragua
Adolfo Acevedo V. | 4/7/2010
-¿Por qué el país no avanza en la reducción de la pobreza, a pesar que hay inversión?
A pesar que la tasa de inversión en Nicaragua es comparativamente alta, la inversión se ha concentrado en medida importante en los denominados “sectores dinámicos” -turismo, maquila, minería- los cuales, sin embargo, no muestran grandes encadenamientos con el resto de la economía y por tanto, no aportan mucho al valor agregado, es decir al PIB. Su dinamismo no logra arrastrar tras de si al resto de la economía.
Por otra parte, los sectores más tradicionales -café, ganadería, granos básicos- cuyas exportaciones están creciendo mucho, se caracterizan por el carácter extensivo de su crecimiento, y por la limitada inversión en su modernización (en general el sector agropecuario muestra serios problemas de acceso a los recursos para modernizarse, intensificarse y diversificarse, y desarrollar cadenas de valor).
Junto con la agricultura tradicional de pequeña escala, que en gran parte se efectúa en suelos de ladera, los sectores comercial y de servicios informales, que generan la mayor parte del empleo, son más bien grandes bolsones de sobrevivencia de la población pobre, de bajísima calificación.
¿Realmente cuánto ha avanzado Nicaragua en la reducción contra la pobreza desde 1990?
Según el método oficial de medición de la pobreza, conforme a un agregado de consumo -método que tiende a minimizar el grado de pobreza- la pobreza habría pasado de afectar al 53% de la población en 1993, a un 46% en 2005 (una reducción muy moderada), y la pobreza extrema se habría reducido de un 19% a un 15% de la población, con la mayor reducción ocurriendo en las zonas rurales.
Esto ha estado asociado a periodos de relativa bonanza de los precios internacionales de los productos de exportación agropecuarios tradicionales (1994-98 y 2003-2008), sin embargo, estas coyunturas no se han aprovechado para fomentar la modernización, intensificación y diversificación de la producción agropecuaria, ni para promover cadenas de valor, ni para invertir en la reducción del enorme grado de marginación de las zonas rurales.
Por el contrario, la agricultura y las zonas rurales han sido objeto de un gran abandono, razón por la cual en las zonas rurales se sigue concentrando la pobreza, y en la agricultura continúan laborando la mayor parte de los pobres extremos.
¿Qué políticas públicas se necesita para reducir la pobreza?
En primer lugar, lo que cabe hacer es exactamente lo que dice el Representante del FMI: promover un debate nacional muy serio sobre estos asuntos. Esto es algo que nunca se ha hecho. En los 90 y hasta hace muy poco, no hubo ningún debate nacional serio al respecto, sino que se impuso una receta uniforme, que el premio nobel Joseph Stiglitz catalogó como “fundamentalismo de mercado”, a través de la condicionalidad de los organismos financieros internacionales.
En tal sentido, como parte de un debate honesto, estos organismos deberían aceptar su responsabilidad por los resultados decepcionantes de las políticas que promovieron. Pero tampoco las elites nacionales han tenido opciones o alternativas de desarrollo distintas que promover.
Por eso digo que, por primera vez, debería promoverse un debate nacional serio sobre estos asuntos.
Debe recordarse que, al hablar de políticas, se habla del papel del sector público. Durante los 90 y hasta muy recientemente, a excepción del trabajo de algunos economistas de la talla de Joseph Stiglitz, una discusión seria sobre el papel del sector público, no era posible. Este tema era considerado tabú, bajo el predominio del fundamentalismo de mercado. Actualmente, es posible plantear este tema más en serio, a partir de lo que muestra la evidencia teórica y empírica:
* Existe mayor consenso en que la inversión en capital y desarrollo humano, en infraestructura básica y en la capacidad nacional de asimilar, adaptar y desarrollar el conocimiento y la tecnología, representan tanto pre-requisitos como elementos fundamentales del proceso de desarrollo, y que por las características de estas inversiones, corresponde al sector público desempeñar un papel fundamental en ellas, como ha ocurrido en todas partes.
En Nicaragua, estas inversiones deberían priorizar las zonas rurales y el proceso de modernización, intensificación y diversificación de la agricultura.
* Existe un mayor consenso sobre la necesidad de la existencia de instituciones de fomento, un banco de fomento que contribuya al financiamiento de las inversiones indispensables para la modernización, diversificación y desarrollo de cadenas de valor en la agricultura, el restablecimiento del rol de ENABAS como mecanismo de estabilización de precios, instituciones de asistencia técnica, etc.
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