Los secretarios generales de los sindicatos de la CVG, Venalum y Alcasa, se trasladaron hasta Caracas para hacer entrega de un documento ante los representantes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Ramón Gómez, secretario de Actas y Correspondencia del sindicato de empleados de la CVG, es quien ofrece la declaración y explica que allí se le plantea a la delegación de la OIT, la actual situación que confrontan los trabajadores de las llamadas empresas básicas.
Desde el lunes de esta semana, 3 mil empleados de la CVG llevan adelante una huelga de brazos caídos aunque eso no implica paralización de la empresa, debido a que es la fecha en la que aun no se les ha cancelado las utilidades.
Gómez, expresó, que aparentemente sería el día jueves cuando se cancelarían las utilidades pero ellos como dirigentes sindicales no han visto ningún movimiento.
“Nos estamos preparando para iniciar acciones de presión porque los trabajadores de la CVG hemos sido los más golpeados por la actual gerencia de la Corporación Venezolana de Guayana”, dijo.
Sólo han cobrado los de Sidor
De los casi quince mil trabajadores que dependen de forma directa de las empresas del estado, sólo los de la Siderúrgica del Orinoco, cobraron parte de las utilidades porque fueron pagadas a salario básico y no integral, como establece el contrato colectivo vigente.
Los 3800 trabajadores de Venalum no han cobrado sus utilidades; tampoco lo han hecho los casi 700 trabajadores de Carbonorca; los de Bauxilum, los de Alcasa y los de la Ferrominera Orinoco.
Eso a pesar de que a mediados de este año, en junio-julio del 2009, el ministro de empresas básicas, Rodolfo Sanz, anunció, en aquella ocasión, que las utilidades de los trabajadores de las empresas de Guayana estaban seguras porque ése era un compromiso del presidente Hugo Chávez.
Abuso de posición de dominio
Emilio Campos, secretario general de Sutracarbonorca, sindicato que afilia a los trabajadores de Carbonorca, expresa la preocupación que tienen porque el patrono, en este caso el Estado, ha cambiado la estrategia y ahora trata de dividir al movimiento sindical, amedrentar a los trabajadores, levantando informes, descontando horas, en fin, abusando de su posición de dominio.
Concluye Campos, en advertir que los trabajadores de todas las empresas del estado que hacen vida en Guayana no van a cejar en la lucha que en estos momentos es el cobro de las utilidades pero que a largo plazo, siempre ha sido la protección de los puestos de trabajo.
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