* Para el año próximo se proponen montos de endeudamiento por 340 mil millones de pesos
Refiere que México es uno de los países con menor recaudación tributaria en el continente americano y de los países de la OCDE
CIUDAD DE MÉXICO.- Las medidas que se proponen en el paquete económico para 2010 no representan cambios de fondo que permitan fortalecer las fuentes de ingresos en el largo plazo, afirmó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Con una baja recaudación tributaria y un gasto creciente, aumenta la posibilidad de que el gobierno busque fuentes de financiamiento para cubrir el faltante, pero alerta del peligro de contratar mayor deuda si no se tiene un plan multianual que permita regresar al equilibrio fiscal.
Refiere que México es uno de los países con menor recaudación tributaria en el continente americano y de los países de la OCDE, lo cual hace evidente los problemas estructurales que tienen las finanzas públicas y, por tanto, se requieren soluciones estructurales inmediatas.
Sin embargo, sostuvo, las medidas que se proponen en el paquete económico 2010 no cumplen estos requisitos, toda vez que no representan, en general, cambios de fondo que permitan fortalecer las fuentes de ingresos en el largo plazo.
En materia tributaria se optó por un incremento de impuestos con el objetivo de compensar la pérdida de recursos petroleros, lo cual es saludable si se considera que esta fuente de recursos ya no será tan abundante como en años anteriores.
No obstante, el peso que implica la pérdida de ingresos por petróleo ahora lo tendrán que cubrir, nuevamente, los contribuyentes cautivos, lamenta el organismo de investigación del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Si realmente se buscaran soluciones estructurales, precisa, se puede lograr combatiendo la evasión y elusión fiscales, ampliando la base de contribuyentes vía la integración de la economía informal y revisando responsablemente todos los regímenes especiales existentes.
De esta manera, el gobierno tendría los recursos suficientes para cumplir sus funciones y la capacidad para generar un ambiente de negocios que contribuyera al desarrollo de personas y empresas, lo que redundaría en niveles de crecimiento y empleo elevados.
Por otra parte, continúa, una asignación eficiente de los recursos es parte fundamental para la salud de las finanzas públicas. El compromiso del gobierno de reducir los gastos innecesarios es, sin duda, plausible al tomar la decisión de desaparecer tres secretarías de Estado.
Aunque es un buen comienzo, aún existen otros temas que deben revisarse con detenimiento, como la nómina del sector público, cuyo gasto se estima será en 2009 mayor en 0.6 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) a lo que se había previsto originalmente.
El pago de sueldos y salarios, así como el de pensiones, ha sido causa de elevado gasto corriente, pese a los esfuerzos por reducir estas erogaciones. Recuerda que en 1990 el gasto corriente representó 12.2 por ciento del PIB y para 2010 se estima en 14.3 por ciento.
Por su parte, expone el CEESP en su publicación semanal "Análisis económico ejecutivo", aunque el gasto de capital muestra algunos avances, su proporción pasa de 3.8 a 4.2 por ciento en el mismo lapso, evidenciando la amplia brecha que existe entre estas erogaciones.
Con una baja recaudación tributaria y un gasto creciente, la posibilidad de contabilizar déficits aumenta, obligando a las autoridades a buscar fuentes de financiamiento que cubran este faltante, como se prevé para 2010.
Para el año próximo se proponen montos de endeudamiento por 340 mil millones de pesos, a través de deuda interna, y ocho mil millones de dólares de externa, suficiente para cubrir el déficit de 323 mil 369.9 millones de pesos que se tiene previsto, equivalente al 2.5 por ciento del PIB.
No obstante, subraya, se debe tener en cuenta que estos no son los únicos compromisos del gobierno, ya que si se incluyen los pasivos contingentes el déficit real se eleva a 3.1 por ciento (400 mil 110 millones de pesos).
Pero eso no es todo, los pasivos laborales también representan una carga pesada, ya que al incluirlos los compromisos totales del sector público se elevan hasta cerca de 140 por ciento del PIB.
"En este contexto, se debe hacer énfasis en el peligro que existe al contratar mayor deuda, sobre todo si no se tiene un plan multianual que permita regresar al equilibrio fiscal", advierte.
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