miércoles, 6 de mayo de 2009

México se lava las manos

Parece un día cualquiera, pero no lo es. Los autobuses y el metro van llenos. Hay tráfico, ruido, contaminación, filas, burocracia, impaciencia, estrés. Personas comiendo tacos en algunas esquinas. Sí, un día de semana en el Distrito Federal. Pero... no tan normal.

Muchas personas llevan mascarilla en el rostro y, aunque los restaurantes abrieron sus puertas, sólo están funcionando al 50% de su capacidad.

Pocos se dan la mano, o se saludan con un beso. Y al subirse a cualquier ascensor de un edificio, todos desconfían de todos. Es que cualquiera puede ser portador del mortal virus de influenza que ha dejado 42 víctimas fatales y más de 1.000 contagiados en las últimas semanas.

La venta de jabón, cloro, desinfectantes y productos antibacteriales se ha ido a las nubes.

Tras cinco días de paralización y una especie de arresto domiciliario voluntario, este jueves vuelven a funcionar las escuelas secundarias, universidades, servicios públicos y centros comerciales en la capital del país.

¿Volviendo a la normalidad?

Se acabó la "pseudo-cuarentena", pero ¿está México volviendo a la normalidad?

Imagen de un restaurante en Ciudad de México el 6 de mayo.

El gobierno recomendó que las mesas en los restaurantes estén a 2,5 metros de distancia.

"Claro que sí, que no ve que los narcotraficantes empezaron a matar gente otra vez", le dijo a BBC Mundo un transeúnte con la sonrisa en el rostro, mientras corría para alcanzar el semáforo en verde.

Algunos hasta se lo toman con humor, pero muchos se preguntan si esta nueva "normalidad" incluirá restricciones sanitarias que estarán presentes por varias semanas, incluso meses, hasta que la amenaza del virus haya desaparecido por completo.

Entre los más afectados están los empresarios del sector turístico, los dueños de restaurantes, cines y estadios, por nombrar a algunos.

Pero también se han quedado sin ingresos todos aquellos que suelen vivir de la economía informal y que de un día para otro vieron cómo su fuente laboral se extinguía.

"Estoy contento porque tengo chamba otra vez", aseguró Enrique Landeros, un vendedor de tacos que tiene su negocio cerca del metro "Insurgentes".

Economistas calculan que un tercio de los mexicanos trabaja en la economía informal, la cual -según el Fondo Monetario Internacional- representa un 30% del Producto Interno Bruto del país.

Limpieza profunda

La mayor parte de los 35.000 restaurantes del Distrito Federal comenzaron a ofrecer sus servicios, pero utilizando sólo la mitad de sus mesas.

Guardia tomando la temperatura con un termómetro infrarrojo en la Corte Suprema.

El gobierno mantiene recomendaciones hasta la vuelta a la normalidad.

Eso porque la recomendación oficial es mantener 2,5 metros entre cada mesa, una medida considerada como "impracticable" por muchos empresarios.

"Casi el 100% de nuestras ventas se fueron al suelo. Nosotros tenemos que pagar la renta, a los empleados, a los proveedores. Qué bueno que hoy estamos abriendo, pero esto es un paliativo solamente, mejor que nada", le indicó a BBC Mundo Alejandro Franco, socio del restaurante "Non Solo" del Distrito Federal.

Entre las nuevas disposiciones figura que los meseros tienen que limpiar las mesas, los menúes y los saleros cada vez que se va un cliente. No pueden prestar su bolígrafo y están obligados a lavarse las manos constantemente.

"Haremos lo posible por cumplir todas las reglas, pero tampoco podemos transformar a los meseros en doctores que van a entrar a un quirófano", dijo Francisco Mijares, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera, en conversación con BBC Mundo.

No a las corbatas

Las recomendaciones para los clientes incluyen lavarse las manos hasta los codos por al menos 20 segundos, utilizar gel antibacterial y no usar corbata, un artículo de vestir considerado como potencialmente peligroso para la salud porque puede ayudar a propagar la epidemia.

Hablar de control significa pasar 15 días sin que haya un nuevo caso

José Córdova, secretario de Salud de México

En las oficinas, se aconseja evitar compartir artículos de escritorio, mantener ventilados los espacios y guardar al menos un metro de distancia de los colegas. Básicamente no contarse chismes, ni secretos al oído.

Difícil, sí, pero bueno, esas son las reglas.

Algunos creen que si el virus estará dando vueltas por las calles de México, entonces la ansiada "normalidad" que muchos esperan quizás nunca llegue del todo.

Quizás México no vuelva a ser el mismo, o quizás en algunas semanas la gente se olvide de toda esta historia y la epidemia pase a los libros de historia.

No se sabe. Por lo pronto, ya ha comenzado la etapa de las culpas y las responsabilidades. Especialmente ahora que se aproximan las elecciones legislativas de julio en las que se renovará la cámara baja.

Ya veremos a los políticos lanzándose las peores estocadas. Pero todavía es muy pronto y aún falta que los niños más pequeños vuelvan a clases, algo que no ocurrirá hasta la próxima semana.

"No es tiempo de cantar victoria"

Bares, centros nocturnos, estadios, teatros, billares, gimnasios continuarán cerrados hasta que el alerta por el virus se sitúe en un nivel "medio" y hasta que las autoridades consideren que el riesgo de contagio ha disminuido.

Casi el 100% de nuestras ventas se fueron al suelo. Nosotros tenemos que pagar la renta, a los empleados, a los proveedores. Qué bueno que hoy estamos abriendo, pero esto es un paliativo solamente, mejor que nada

Alejandro Franco, dueño de restaurante

Sin embargo, ya están mucho más optimistas. Según el secretario de Salud, José Córdova, la tendencia de las defunciones es a la baja porque la mayoría de las muertes se produjo antes del 29 de abril.

Con todo, Córdova fue cauto a la hora de hacer un diagnóstico.

"Hablar de control significa pasar 15 días sin que haya un nuevo caso", señaló.

Lo mismo planteó el presidente Felipe Calderón durante una gira por el estado de Michoacán.

"No es tiempo de cantar victoria y decir que se acabó", dijo Calderón.

Secuelas económicas

Más allá de que el país logre salir de esta crisis, las secuelas de la epidemia dejarán su marca indeleble tanto en las familias de los afectados como en la economía.

De hecho, la Secretaría de Hacienda anunció que la paralización de actividades podría generar un déficit fiscal de hasta 2% del Producto Interno Bruto, algo que tendría serias repercusiones en el nivel de empleo.

Por su parte, la Cámara de Comercio de la Ciudad de México estimó que la economía de la capital ha perdido un promedio de US$50 millones diarios debido a la epidemia.

Sin embargo, la mayor parte de los analistas apuestan por una lenta y sostenida recuperación, siempre y cuando no se produzcan nuevos repuntes del virus.

El brote mortal de influenza está afectando en la actualidad a 23 países, aunque el mayor número de casos se ha concentrado en México y Estados Unidos.

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