viernes, 6 de marzo de 2009

RESEÑA SOBRE LA ECONOMIA INFORMAL Y SU ORGANIZACIÓN EN AMERICA LATINA

RESEÑA SOBRE LA ECONOMIA INFORMAL Y SU ORGANIZACIÓN EN AMERICA LATINA

Por Lucía Rosales, Global Labour Institute (GLI)

Introducción

Este documento pretende ser un estudio provisorio que servirá de base de discusión sobre los problemas de la economía informal.

Algunos aspectos de lo que se entiende por “empleo informal” deben ser subrayados y caracterizados teniendo en cuenta el aumento acelerado de las relaciones laborales informales en el mundo y en particular en América Latina.

Desde un punto de vista macroeconómico, la explicación de este fenómeno se encuentra en la llamada “globalización” de los procesos económicos y lo que ello implica: la desregulación constante de los mercados, la restructuración de la producción (a través de la subcontratación y la tercerización[1]) y la dereglamentación del Estado. Las condiciones y los derechos fundamentales de los trabajadores se vieron afectados por dichos procesos.

A medida que esto sucedía, se constató el crecimiento exponencial de la economía informal en algunas zonas geográficas del mundo. La dimensión de este fenómeno es tan importante que ocupó un lugar central en la agenda de la 90° Conferencia de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en el 2002 quien organizó un debate llamado “El trabajo decente y la economía informal[2].

Tras los atentados del 11 de Septiembre, los indicadores estadísticos indican una desaceleración de la actividad económica mundial: este suceso afectó las economías de varias partes del mundo, presentando un aumento de las tasas de desempleo en comparación con los años anteriores. América Latina y el Caribe fue el área más afectada en lo que se refiere al crecimiento de la producción. Según el documento de la OIT Tendencias Mundiales del Empleo[3], el crecimiento económico cayó a un 0,6% en 2001 y está prevista una disminución de un 0,6% para el año 2002. Entre 2001 y 2002, el desempleo aumentó, alcanzando en 2002, una tasa de crecimiento de cerca del 10%, a pesar de que el número de personas que se incorporan a la Población Económicamente Activa (PEA) fue menor. La principal preocupación es el aumento del desempleo entre los jóvenes.

Según la OIT, las economía de América Latina y el Caribe presentarán un decrecimiento económico importante, sobre todo después de la crisis argentina. Los ajustes estructurales no lograron un nuevo crecimiento en la región y que la dependencia del mercado de los Estados Unidos se profundizó. Las economía regionales son vulnerables a las crisis financieras y el deficit en las balanzas de pago aumentó. Por otra parte, se proyecta una reducción del PNB para el año 2002 y un crecimiento de un 3% apenas en el 2003 (suponiendo constante la recesión en los Estados Unidos). Este último pronóstico no es para nada optimista ya que no logrará resolver (ni siqueira en parte) el problema de la precariedad laboral y del desempleo. En el corto plazo, la informalidad y la pobreza continuarán de aumentar

Para estudiar las causas y las consecuencias del crecimiento de la economía informal, Samuel Freije explica que: “Las normas y regulaciones, por una parte, y los resultados macroeconómicos, por la otra, han sido mencionados como las principales causas del tamaño del empleo informal. La falta de protección social y la baja productividad son las consecuencias que deben enfrentar los trabajadores que se dedican a actividades informales”[4].

La economía Informal y su definición

Existen muchas controversias acerca de la definición de la economía informal. Victor E. Tokman propone considerar a la misma como el resultado de la decentralización y la reorganización de la producción y del proceso del trabajo a nivel global[5].

WIEGO (Women in Informal Employement Globalizing and Organizing) propone la siguiente definición: “Todos los trabajadores (rurales y urbanos) que no gozan de un salario constante y suficiente, así como todos los trabajadores a cuenta propia-excepto los técnicos y los profesionales- forman parte de la economía informal. Los pequeños comerciantes y productores, los microemprendedores, los empleados domésticos, los trabajadores a cuenta propia que trabajan en sus respectivas casas y los trabajadores ocasionales (los lustradores, los transportistas, la gente que trabaja a domiclio, por ejemplo en la confección o en la electrónica, y los vendedores ambulantes) integran la categoría informal de la economía[6].

Las definiciones propuestas nos indican que, en la actualidad, la mayoría de los trabajadores en el mundo se encuentran en esta situación[7] y que la característica fundamental de las actividades informales es la precariedad de las condiciones de trabajo en el cual se encuentra el trabajador.

Hernando de Soto soslaya la idea que el empleo informal puede desempeñar un rol protagónico en la evolución hacia la democracia y la economía de mercado en función de su lucha contra la explotación del capitalismo no competitivo[8]. Pero la informalidad se constituye, en un primer momento, como una forma de subsistencia.

La economía informal en América Latina

Durante el período de la posguera, América Latina puso énfasis en las condiciones formales de empleo como principal mecanismo de integración social. El trabajo formal asalariado fue definido como la manera legítima y prototípica de obtener los beneficios de la sociedad. Según PRELAC (Programa Regional de Educación para América Latina) y la OIT, entre 1950 y 1980, en la casi totalidad de los países para los cuales se dispone de estadísticas, se pudo observar un crecimiento importante del empleo “formal urbano” y del sector moderno rural (en comparación con el “informal urbano” y el tradicional rural)[9].

Se produjo una gran incorporación de la oferta de mano de obra a la economía no agropecuaria y urbana en puestos tanto asalariados como no asalariados. Si bien en un primer tiempo la modernización y la urbanización instituyeron el trabajo asalariado, luego informalizaron aún más las relaciones de trabajo: se observa una decadencia de las sociedades salariales[10].

En los años 80’, la economía informal creció al ritmo de la crisis latinoamericana[11] y en la década de los 90’, la globalización, si bien posibilitó el acceso a nuevos mercados y el ingreso de nuevas inversiones, no significó mayores puestos de trabajo ni un mayor bienestar para la población[12].

La economía informal en América Latina se caracteriza, según Tokman, como aquella que agrupa actividades que requieren poco capital, tecnologías simples y de salarios marginales. Esto supone que el ingreso de los individuos al mismo es relativamente fácil.

La definición más operativa que propone la OIT para las actividades informales en América Latina es la siguiente: son trabajadores informales aquellos por cuenta propia (con la excepción de las profesiones liberales), los familiares no remunerados, el servicio doméstico y empleadores y empleados de pequeñas empresas. La mayoría de los datos del presente informe corresponden a estadísticas oficiales de los países estudiados y se encuentran en el documento ILO Compendium of official statistics on employement in the informal sector[13].

Según la OIT, en 1990, el 51,6% del total de los empleados de América Latina formaban parte de la economía informal. En 1997, este porcentaje ascendía a 57,4%, con un incremento de 11,2 % entre ambas fechas[14]. El empleo en la economía informal creció en todos los países estudiados, pero es necesario observar un incremento notable del mismo en Argentina, Brasil y Venezuela (ver Anexo 1) [15].

En 1998, según la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), el porcentaje de población urbana empleada en la economía informal más alto se encontraba en Bolivia (59,5%), en Nicaragua (57,9%) y en Paraguay (52,2%), mientras que en Chile y Costa Rica este porcentaje era menor (ambos 30,8%). Los datos de la CEPAL solo incluyen los trabajadores asalariados que trabajan en empresas de 5 empleados o menos, los trabajadores domésticos y los trabajadores no profesionales que trabajan por cuenta propia[16].

La distribución de los trabajadores informales urbanos por posición en el empleo nos muestra que la mayoría son auto-empleados y asalariados[17]. Según la OIT, los trabajadores informales a cuenta propia son más numerosos actualmente: se observa un crecimiento importante de los mismos entre 1980 y 2000 en todos la región (salvo en el caso de Brasil y de Colombia en los que los asalariados informales son más importantes)[18]. En el Caribe, el empleo a cuenta propia tiene una gran incidencia en el aumento de la informalidad[19].

Por otra parte, la población urbana femenina en el sector informal es más importante en casi todos los países de América Latina (salvo en el caso de Honduras y México). La mayoría de las trabajadoras en la economía informal son auto-empleadas (pero en el caso de Chile y Panamá las trabajadoras domésticas son más importantes[20]).

Si tomamos los datos por sectores, podemos observar una mayor incidencia de la informalidad en el sector servicio en América Latina y del sector comercial en el Caribe. Por otra parte, en el sector industrial, los hombres son más importantes que las mujeres.

Los trabajadores a cuenta propia ganan más que los asalariados y los trabajadores domésticos ganan menos que todos aquellos. La contribución de la economía informal en el PIB (Producto Interno Bruto) es de aproximativamente 29% para América Latina. Pero en todos los países estudiados, los ingresos de los trabajadores informales son menores que el ingreso nacional promedio.

Según los datos de la CEPAL, la informalidad en el Caribe parece menor que en América Latina y los trabajadores informales son mayoritariamente hombres y trabajadores a cuenta propia. Si tomamos la unidad de análisis en su conjunto, las mujeres son más importante en la economía informal latinoamericana.

Según Samuel Freije se puede explicar la incidencia de la informalidad entre las mujeres tomando en cuenta tres factores: en primer lugar, el mayor acceso a la educación aumentó la oferta de mano de obra femenina, en segundo lugar, la crisis económica de la región depreció los ingresos de las unidades familiares y las mujeres tuvieron que salir a trabajar. Por último, las mujeres integraron el mercado laboral en un período recesivo: aquellas debieron encontrar una actividad en la economía informal.

ESTRUCTURA DE LA ECONOMIA INFORMAL EN LOS PAISES ESTUDIADOS

El presente informe se limitó a estudiar los países en función de la información disponible. Por esta razón la colaboración de los participantes al seminario es de suma importancia para completar el mismo.

Argentina

La Argentina experimentó varios cambios económicos importantes que marcaron profundamente el mercado laboral a partir de los años 80’[21].

La sociedad salarial argentina se desarrolló a principios de los años 40’[22] y empezó a destructurarse en los años 80’. Durante los gobiernos peronistas, el “trabajador industrial urbano” fue la imagen paradigmática de la ciudadanía plena. El empleo informal era un fenómeno marginal (si lo comparamos con el resto de los países de la región). En ese momento, la mayoría de los trabajadores informales formaban parte de una clase media urbana que trabajaba a cuenta propia y que percibía remuneraciones más altas que el ingreso medio argentino.

Hacia el final de la década del 80’, a partir de las medidas promovidas por el gobierno de Carlos Menem, se observó un crecimiento sostenido del empleo informal. Olmedo & Murray explican el crecimiento del mismo por el impacto del retraimiento del Estado[23] y como resultado de la ley de Convertibilidad Económica[24].

En 1997, el 45,7% de los trabajadores en las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMes) eran informales. En el mismo año, la OIT calcula que el 53,6% de la Población Económicamente Activa (PEA) urbana argentina se encontraba trabajando en la economía informal[25].

Según la CEPAL, en 1998, la mayoría de los trabajadores informales eran auto-empleados (51%) y asalariados (37%), mientras que los trabajadores domésticos no representaban un porcentaje muy elevado[26]. En la actualidad, los ingresos de los trabajadores informales se encuentran muy por debajo del ingreso nacional promedio, mientras que en los años 80’ esta diferencia era menor.

Los datos aportados por la CGTA (Confederación General de Trabajadores Argentinos) en Reseña de la informalidad en el Mercado Laboral Argentino son alarmantes: la tasa de desempleo superaba, en mayo 2002 los 21,5%[27]. De los 10,5 millones de trabajadores argentinos ocupados, solo 5 millones tenía empleo asalariado formal, es decir, el 34% de la PEA (con 2 millones en el sector público). Según el mismo documento, más de la mitad de los empleos destruidos entre mayo 2001 y mayo 2002 corresponde a puestos formales y de éstos, los empleos asalariados privados estables y formales son los que experimentaron una disminución más importante. En la actualidad, más del 45% de los asalariados del sector privado son trabajadores informales.

El contexto descrito por la central obrera es el siguiente: disminución en el número de ocupados[28], fuerte aumento de la tasa de desempleo, precarización de las condiciones laborales[29] y reducción de los salarios nominales, agravada por el contexto inflacionario.

Las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) (octubre 2002) indica que el 42,3% de los argentinos se encuentran en situación de pobreza (cuando en 1991 el porcentaje era de 16,3%, en el 2001 de 25,5% y en mayo 2002 de 37,7%).

Bolivia

En relación con los países latinoamericanos, Bolivia ha presentado los más bajos niveles de ingresos, alfabetismo y acceso a salud. De esta manera, se configura como el país más pobre de la región. Los problemas se ahondaron durante la crisis económica de los años 80’ que vivió el país[30].

La economía informal en Bolivia se encuentra vinculada al proceso de modernización del país y a factores más complejos tales como el agotamiento del potencial minero y el colapso de dicha industria, la erosión de los suelos agrícolas y la tercerización de la economía[31].

El modelo boliviano establece una correlación entre el desarrollo de los microcréditos y la explosión demográfica del empleo informal. En 1997, el 52,6% de los trabajadores informales eran empleados en PyMes[32]. En 1999, el porcentaje urbano se elevaba a 64,3%.

En 1997, según los datos aportados por la CEPAL, el 59,5% de la PEA boliviana tenía empleos informales. La OIT, por su parte, observó que entre 1994 y 2000, el empleo informal en Bolivia aumentó considerablemente y representa en la actualidad el 63% de las actividades de la PEA.

La mayoría de los trabajadores informales son mujeres (72,1%) y auto-empleados (75%) que ganan menos que el ingreso nacional promedio.

Bajo el modelo neoliberal, las reformas económicas se orientaron hacia la creación de una industria de la microfinancia en función de una integración de las mismas en el sistema financiero. En este mercado competitivo la informalidad se desarrolló rápidamente. Desde 1989, se observa una depreciación del Ingreso Nacional Promedio y de los ingresos de los trabajadores informales.

Brasil

Brasil es un país que presenta un mayor nivel de desarrollo y una mayor influencia de su sector financiero. Los procesos de urbanización e industrialización empezaron antes que en la mayor parte de los países de América Latina. La industrialización ha penetrado intensamente en áreas estratégicas[33], pero la urbanización que ha acompañado al desarrollo económico sólo se hizo evidente en determinadas zonas geográficas (aquellas donde la producción ha mostrado un mayor dinamismo). A pesar de ello, a principios de los 80’, la tasa de sindicalización y el porcentaje de asalarización demostraba la fuerza económica y política del país.

Las consecuencias de este proceso modernizador se observa en la gran disparidad regional que existe hoy en Brasil. En efecto, en algunas áreas, se observa una intensa actividad económica y social que ha cubierto segmentos significativos de la población, pero en otras el desarrollo fue claramente postergado[34].

La existencia de espacios económicos no cubiertos por la modernización, donde se dan condiciones favorables para desarrollar actividades por cuenta propia, es un factor importante para analizar las características de la informalidad en Brasil. En 1997, la economía informal en las aréas rurales y urbanas representaba el 34,6% de las actividades. En ese mismo año, según la OIT, el 50,6% de las PyMes eran informales. En la actualidad, existe una mayor proporción de trabajadores informales en el nordeste del país (82%) y en las zonas rurales en general (86%)[35]. Según Enildo Iglesias[36], 2 millones de personas trabajan en la agricultura sin ninguna clase de garantías en labores de corta duración. Recorren varios estados por año siguiendo el ciclo de los cultivos y muchos de ellos trabajan en condición de esclavitud[37].

La composición social y los rasgos demográficos de los trabajadores informales son muy heterogéneos. Según un informe de la Fundación Getulio Vargas, el 60% de la PEA brasileña trabaja en la economía informal[38]. Estos se reparten de la siguiente manera: el 23,4% son empleados por cuenta propia o independientes, el 11,2% son empleados no remunerados, el 11,1% se encuentran en el sector privado, el 7,6% trabajan en el servicio doméstico y el 6,5% son trabajadores agrícolas (todos ellos no cuentan con una carteira assinada[39]).

El empleo informal es más importante en los sectores de la agricultura (90%) y de la construcción (72%)[40]. El informe señala, por otra parte, que los trabajadores informales son, en mayor medida, mujeres (66%).

En Brasil, los trabajadores o las trabajadoras informales ya son 41 millones de personas en todo el territorio nacional (hay que tener en cuenta la alta tasa de desempleo que presenta el país). Ellos son los empleados/empleadas sin tarjeta o los que trabajan por cuenta propia; no pueden participar en el sistema de seguridad social y están totalmente desprotegidos en la legislación social y laboral. Además, la diferencia de los ingresos entre trabajadores informales y formales es muy notable en Brasil.

Chile

En 1970, Chile contaba con la proporción más alta de asalariados de América Latin, denotando la extensión alcanzada por la organización de la producción capitalista. Esta situación cambió tras el golpe de Estado de Pinochet. En ese período, el empleo informal se desarrolló muy rápidamente, diversificándose y multiplicándose desde entonces. Los sindicatos de trabajadores eventuales, transitorios y de inter-empresas que fueron autorizados legalmente (sin poder integrar las confederaciones clásicas) lograron desarrollarse por iniciativas particulares (en algunos casos, con apoyo de entidades preexistentes sin fines de lucro)[41].

Luego del golpe de Estado y de varios ajustes, la economía chilena se liberalizó más que en cualquier otro país de la región y comenzó a presentar un crecimiento anual sostenido del PIB. A pesar de este logro económico, la situación actual demuestra un fuerte retroceso en las relaciones laborales.

Aunque la pobreza parece haber disminuido (así como las tasas de desempleo), el crecimiento económico no logró resolver el problema de la redistribución de los ingresos y de las desigualdades sociales: el 25% de los chilenos vive en condiciones de pobreza y se encuentran, en su mayoría, concentrados en las zonas urbanas.

En 1997, el 44,7% de las PyMes (rurales y urbanas) formaban parte de la economía informal.

Actualmente, el empleo informal representa el 36% de las actividades de la PEA según el informe de la OIT[42]. La mayoría de los trabajadores informales son cuenta-propistas, mujeres y ganan menos que el promedio de ingreso nacional.

Colombia

En Colombia, la situación de los trabajadores es sumamente complicada teniendo en cuenta los numerosos atropellos a los derechos humanos. El ejercicio de la libertad sindical se encuentra muy comprometido: muchos sindicalistas han sido asesinados y son cotidianamente víctimas de la violencia que existe hoy en el país.

El empleo informal en Colombia ha aumentado considerablemente: en 1994 la población urbana empleada en la economía informal era del 30,3% mientras que, en 1998, el porcentaje se elevó a 37,3% según los datos de la CEPAL. En la actualidad, el período entre 1994/2000 estudiado por la OIT indica un porcentaje de empleo informal no agrícola de 38%. El 50,7% de las PyMes (rurales y urbanas) son informales. Entre 1990 y 2000, la informalidad en las PyMes urbanas se elevó de 50% a 60,9%.

La mayoría de los trabajadores informales son asalariados (62%) y de sexo femenino. En Colombia, como en otros países estudiados, los trabajadores de la economía informal ganan menos que el promedio de Ingreso nacional.

Costa Rica

Como en la mayoría de los países, Costa Rica ha vivido un incremento importante del trabajo informal. Según la OIT, para el período entre 1994/2000, el porcentaje de empleo informal no agrícola representaba el 44% de la PEA. Por otra parte, en 1997, el 41,4% de las PyMes (rurales y urbanas) eran informales.

En un Coloquio Internacional sobre los sindicatos y el sector no estructurado, la CIOSL-ORIT (Confederación Internacional de las Organizaciones Sindicales Libres) (Organización Regional Interamericana de Trabajadores) con la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum advierte que se dan dos situaciones problemáticas: la primera que muchos empresarios, con tal de no cumplir con la legislación vigente en materia de seguridad social, informalizan sus empresas o no las formalizan, utilizando una serie de argumentos para ello. El Departamento de Investigación y Asesoría de la Cámara de Industrias de Costa Rica argumenta, en un estudio del año 1997, que las causas del desarrollo de la economía informal se encuentran en el “exceso de regulaciones, de cargas impositivas y de contribución social”.

Tanto las empresas como el Estado son responsables de esta precarización de la mano de obra: éste último no hace cumplir el derecho de libertad sindical y las empresas se resisten a contratar trabajadores afiliados a algún gremio[43]. La subcontratación ha permitido pulverizar las convenciones colectivas: los trabajadores afiliados son despedidos y recontratados como subcontratantes[44]. Con la complicidad de las autoridades, las empresas logran dividirse legalmente, manejar contabilidades diferentes y evadir, de esta forma, el pago de impuestos y otros tipos de responsabilidades para con el Estado. En la actualidad, el empleo informal urbano y rural se eleva al 18,9% en las micro-empresas.

La organización del sector no estructurado es una tarea dificultosa ya que los propios trabajadores de la economía formal no logran hacer respetar sus derechos sindicales.

La mayoría de los trabajadores informales son cuenta-propista (55%); los puestos remunerados bajo una relación de dependencia son menos frecuentes entre las actividades de baja productividad. Según la CIOSL, en las zonas rurales y sobre todo en las plantaciones de bananos la condición laboral de los trabajadores es aún más grave y más informal[45]. Los dirigentes de varios sindicatos de trabajadores de plantaciones bananeras fueron amenazados y muchos trabajadores despedidos por haber participado a una tarea educativa[46].

Ecuador

Entre 1950 y 1980, Ecuador era el único país que indicaba un crecimiento de la economía informal a igual ritmo que la economía formal. Este proceso es el resultado de la combinación entre la reducción del sector tradicional rural y el aumento de la economía informal urbana. El fenómeno suele señalarse como un traslado del subempleo rural al medio urbano.

Según la OIT, el empleo informal representaba, en 1997, el 52,9% del empleo no agrícola. En ese mismo año, el 47,8% de las PyMes eran informales. Sin embargo, no contamos con cifras más recientes que podrían mostrar el impacto de las últimas medidas económicas tras la crisis económica que atravesó el país.

Según la CEPAL, la mayoría de los trabajadores informales no agrícola son auto-empleados (63%), mientras que los asalariados informales no representan más del 26% de la PEA. La mayoría de los trabajadores informales son mujeres (58,9%): la mayoría de éstas son auto-empleadas (65%) mientras que sólo el 22% son trabajadoras domésticas.

Guatemala

En la actualidad, se estima que un 56% de la PEA no agrícola trabaja en la economía informal[47]. El 60% de los trabajadores informales trabajan a cuenta propia (con 65% de mujeres auto-empleadas). En el trabajo informal asalariado, los hombres son mayoría, pero las guatemaltecas trabajan en una mayor proporción en la economía informal (69%). El 26% de los trabajadores informales trabajan a domicilio y el 77% de entre ellos son mujeres[48].

El ingreso de los trabajadores informales se encuentra por debajo del ingreso nacional promedio mientras que los trabajadores auto-empleados se aproximan levemente a dicho promedio. Según Enildo Iglesias en Trabajo decente en la agricultura: situación en América Latina desde el punto de vista sindical : “el ciclo productivo del café emplea cerca del 12% de la PEA (dentro del 23,1% que genera el total de la agricultura)”....”el 80% restante son trabajadores y trabajadoras que laboran entre dos y cuatro meses en la cosecha”[49].

En Guatemala, la situación de los “colonos” es preocupante: son trabajadores permanentes de las medianas y grandes fincas de Guatemala que cuando alguna crisis ocurre son desalojados y obligados a reacomodarse en poblaciones vecinas. Muchos de ellos fueron explusados sin haberséle pago las prestaciones laborales legales y en muchos casos se quejan de estar atrapados en una modalidad de trabajo forzoso, impuesta por el endeudamiento contraído por alimentos y otras necesidades básicas[50].

La Mission de la CISL/ORIT en Guatemala advirtió un posible retorno a las violencias antinsindicales como en la década de los 70’ y de los 80’. El informe señala que en Abril 2001, el Sindicato Gremial de Vendedores de Colonia La Florida y la Central Sindical UNSITRAGUA recibieron amenazas de muerte[51].

Honduras

En Honduras, la economía informal emplea el 58% de la PEA. En 1997, el 50,8% de las PyMes (rurales y urbanas) eran informales. La mayoría de los trabajadores son auto-empleados (72%) y las mujeres son mayoría. Los hombres desempeñan en una mayor proporción actividades informales asalariadas. Los ingresos que genera el empleo informal se encuentran por debajo del ingreso nacional promedio.

México

Aunque la década de los 90’ significó grandes cambios económicos para el país (la adopción de políticas financieras más liberales y la privatización de su economía formaron parte del programa de restructuración de su economía[52]), las políticas économicas centradas en el sector de las exportaciones ya fueron implementadas a partir de los años 80’[53]. El crecimiento del empleo informal parece corresponder al principio de las reformas económicas adoptadas tras el período de substitución de las importaciones (en 1996).

La mayoría de las exportaciones se dirigen hacia los Estados Unidos en el marco de intercambios entre firmas. Esta política económica centrada en el comercio externo no significó importantes mejorías para el mercado interno mejicano ya que solo desarrolló actividades en el sector denominado “maquiladora”. Este sector industrial se caracteriza por su precariedad (las condiciones de trabajo son difíciles y las remuneraciones son bajas) y el hecho de que no genera nuevas fuentes de trabajos.

Los acuerdos comerciales no representaron entonces un impacto positivo para los trabajadores: según la OIT, el 85% de las nuevas fuentes de trabajos creadas en la década de los 90’ se encuentran en la economía informal. Las cifras son representativas: en 1997, el empleo informal urbano y rural representaba el 31,9% de las actividades según la definición nacional y el 53,8% de los trabajadores en las PyMes (rurales y urbanas) eran informales. Según la OIT, en 1998, el 64% de la PEA trabajaba en actividades informales urbanas y rurales.

En el 2000, el empleo informal total representaba el 62% de la economía nacional, mientras que el empleo informal no agrícola representaba el 55% en la misma. Los datos actuales indican que la mayoría de los trabajadores informales son hombres, contrariamente al resto de los países de América Latina (salvo para el Caribe).

En México, para el año 2000, la economía informal era una fuente de trabajo importante en las zonas rurales: el empleo informal se calculaba en un 77% en aquellas áreas con menos de 100’000 habitantes y en un 46% para aquellas con más de 100’000 habitantes[54]. El empleo informal es importante en cada sector de la economía: representa el 94% de las actividades en la agricultura, el 73% tanto para la construcción como para la industria, el 63% para el transporte, el 48% para el sector servicio y el 22% del servicio financiero, seguros y Estado.

En la actualidad, el gobierno nacional pretende sostener un proyecto de microempresas que, según las conjeturas, podría incrementar las cifras de la informalidad. Si se acepta los acuerdos del ALCA, se puede esperar un aumento considerable de la economía informal en pos de competitividad.

Nicaragua

En Nicaragua, el empleo formal urbano era una base para la extensión de los derechos sociales, como en el resto de los países de América Latina. Sin embargo, el país presenta características interesantes: la revolución sandinista llevó a un gran crecimiento de la sindicalización.

El 57,9% de los trabajadores urbanos ejercen actividades informales. La mayoría son auto-empleados (63%), mientras 26% de los trabajadores son asalariados.

Panamá

La economía panameña se basaba, en un primer momento, en el comercio y los servicios, y posteriormente, en el sector financiero. La exportación constituye el núcleo del desarrollo económico de la nación, pero éste se encuentra sujeto a las constantes fluctuaciones de un mercado abierto. Nuevamente, solo se desarrolló la zona metropolitana (que cuenta con un sector moderno), mientras las demás regiones del país continuán a sacar recursos de la explotación agrícola tradicional. En 1997, el 34,4% de las PyMes eran informales

Paraguay

Según el boletín Electrónico Informativo de la CIOSL-ORIT, el desempleo abierto urbano en Paraguay se mantuvo en un 4,4%, durante la mayor parte de la década del 90’: a partir de 1996 se aprecia un incremento significativo del mismo. Esto se debe al escaso crecimiento del producto y de la inversión. Siguiendo este proceso, el incremento de la informalización ha sido notable: de 1990 a 1996, la economía informal aumentó del 61,4% a 68%.

En la actualidad, el 35% de la fuerza de trabajo paraguaya se encuentra localizada en los sectores rurales tradicionales. Los trabajadores minifundistas trabajan en predios menores a las 10 hectareas según el Informe Especial de la Misión Organizativa a Paraguay[55]. El empleo informal urbano representaría en 1996 ya casi los dos tercios del total, es decir, el mayor de América Latina y el Caribe.

Dentro de la economía informal, los trabajadores independientes y los de las micro-empresas son el segmento más importante. En 1996, el 57,9% de las PyMes eran informales. En las grandes empresas, se muestra una reducción importante del trabajo formal, lo cual denota el poco dinamismo de las actividades por ellas desarrolladas. No han podido absorber el acelerado crecimiento de la fuerza de trabajo urbano y los trabajadores formales en empresas privadas grandes fueron trasladados al empleo informal (convirtiéndose en trabajadores independientes).

A su vez, la condición salarial se ha deteriorado a pesar de un aumento de los salarios mínimos en 1997 como resultado de una decisión política. Los trabajadores de casi todas las áreas de la economía (sobre todo en el sector privado) ganan menos que lo establecido por el salario mínimo. La caída de la actividad económica nos indica que el desempleo abierto continuará a crecer y ni siquiera la economía informal podrá absorber la cantidad de futuros desempleados.

Perú

En Perú se observa factores causales muy similares a los demás países de América Latina para explicar el crecimiento y la situación de la economía informal: Retraimiento del Estado[56 y privatizaciones de las empresas públicas, precariedad y flexibilización laboral así como un desempleo que aumenta vertiginosamente.

Por otra parte, entre los años 40 y 60, se pudo observar un gran crecimiento de la población urbana condicionada por las migraciones internas. En las últimas décadas, la migración hacia Lima Metropolitana agotó la oferta de empleo. Hernando Soto situá el problema entre 1940 y 1981: “La población urbana se multiplicó por 5, pasando de 2,4 a 11,6 millones, mientras que la populación rural aumentaba sólo de un tercio, pasando de 4,7 a 6,2 millones”[57]. En 1979, la contribución de la economía informal en el producto bruto interno (PBI) era de 49%[58].

Según la ORIT, en Perú, 90 de 100 empleos nuevos se generaron en la economía informal. Los datos de J.L. Guasch son significativos ya que indican, en un cuadro que describe la evolución de la estructura del empleo urbano, que el empleo informal y la microempresa son las dos categorías de empleo que más crecieron entre 1990 y 1994[59]. El último informe de la OIT indica que el 71,5% de la fuerza laboral de las PyMes trabaja en relaciones de informalidad.

Ante esta situación, se entiende que la mayoría de los sindicatos buscan representar los trabajadores en situación de informalidad (ya que la mayor parte de la economía es, de ahora en más, informal).

En la actualidad, la economia informal emplea el 57, 9% de la fuerza de trabajo peruana[60]. Se incorporaron, por otra parte, mano de obra infantil en el mercado de trabajo.

Uruguay

Entre 1995 y 1999, los problemas de empleo se agudizaron en Uruguay (con un incremento notable de la tasa de desempleo en el año 1996): el 54,0% de la PEA uruguaya tiene problemas laborales[61]. La tasa de desempleo es del 11,3%, cuando al principio de la década de los 90’ el mismo porcentaje era de 8,8[62].

Estas cifras deben ser examinadas detenidamente con otros datos sobre la situación laboral en Uruguay: el 19,8% de la fuerza de trabajo se encuentra en situación de precariedad y el 3,6% de la PEA se encuentra subempleada.

Desde una perspectiva comparativa, la economía informal en Uruguay no creció significativamente: en 1999, el 19,2% de los trabajadores eran informales, mientras al principio de la década el porcentaje era de 18,8%. Estos datos no dejan de ser relevantes ya que demuestran que el crecimiento económico (de 3,5% promedio anual) no logró crear mayores puestos de trabajo. Los ajustes estructurales fueron importantes y afectaron la relación capital-trabajo como resultado de la liberalización económica y las políticas de estabilización macroeconómica.

En la economía informal, los trabajadores independientes son más importante, seguido por los trabajadores asalariados[63]. Según la OIT, en 1988 los trabajadores informales en las PyMes representaban el 25% de la fuerza de trabajo. En el año 2000, el mismo porcentaje se elevó a 29,7%.

Venezuela

En Venezuela, si bien el proceso de industrialización empezó más tarde, el mismo fue muy intenso: el país se convirtió en uno de los más urbanizado de la región y el sector manufacturero se expandió muy rápidamente. Con el control de los yacimientos petróliferos, el Estado fue capaz de implementar políticas sociales redistributivas.

Pero la situación actual es muy preoccupante ya que se mezcla con la incertidumbre política. El empleo informal no agrícola representa el 47% de las actividades económicas.

En el año 1994, el 24,5% de las pequeñas y medianas empresas (rurales y urbanas) eran informales. En 1997, el porcentaje ya era de 45,7% y actualmente se estima que ese porcentaje es de 52,6%.

República Dominicana

En la República Dominicana, 48% de las actividades son informales. La mayoría de los trabajadores informales son cuenta propistas y mujeres.

Conclusión: hacia una organización de la economía informal

Desde la década de los 70’, los países latinoamericanos sufrieron los impactos de la globalización financiera y de la dislocación de los procesos productivos. Las políticas macroeconómicas tras la crisis de la deuda no hicieron más que acentuar las dificultades y profundizar las desigualdades sociales y económicas. A pesar de la mayor cantidad de inversiones directas externas (IDE) y de los programas de ajuste estructural, el crecimiento económico no generó nuevos puestos de trabajo ni tampoco un mayor desarrollo regional.

Como consecuencia de estos procesos, la informalidad se expandió y se constituyó como una realidad tangible. El Estado, con su modelo previo de integración social, se encuentra debilitado y deslegitimizado ya que no puede garantizar el empleo estable.

La decadencia de la sociedad salarial se observa a través de las nuevas condiciones de empleo de los trabajadores en su conjunto: la brecha entre trabajadores informales y formales respecto a la seguridad laboral es cada vez menor. Por otra parte, las organizaciones sindicales ven sus estructuras amenazadas por la baja tasa de afiliación y de representación sindical[64].

Esta desarticulación de las estructuras sociales genera, tanto en las zonas rurales como urbanas, profundos traumas en las relaciones sociales de las clases populares: se asocia con la pérdida de identidades colectivas y con un proceso de atomización social importante[65]. Pero en el contexto latinoamericano: la integración y la estructuración de los trabajadores informales puede resultar menos dificultosa porque existió y sigue existiendo actividades sindicales importantes.

En 1988, PRELAC y la OIT, en un documento presentado en conjunto, coincidieron en la siguiente evaluación: “no es ajustado a la realidad sostener que no existen organizaciones en el empleo informal. De hecho las hay, y en general, han asumido el carácter de organizaciones defensivas operando frente al Estado y a las autoridades locales[66]. El informe toma el caso de los microempresarios, de los vendedores ambulantes y de los operadores del transporte público, explicando como aquellos se unen normalmente para protegerse de las reglamentaciones de la autoridad que podrían afectar negativamente sus actvidades. PRELAC-OIT señalan que anteriormente los trabajadores informales no solían tener muchas actividades reivindicativas ni posiciones claras frente a determinadas políticas públicas como si la tenían los trabajadores de la economía formal. Pero se puede observar progresos interesantes en la organización de la informalidad.

En la actualidad, muchas organizaciones sindicales de la región buscan integrar los trabajadores informales dentro de sus estructuras, teniendo en cuenta la importancia de esta economía: en Brasil, el ejemplo de la Confederación “Força Sindical” con los trabajadores a domicilio y en Costa Rica, la Confederación de trabajadores “Rerum Novarum” con los trabajadores del campo de la pesca, la industria manufacturera y los vendedores en ferias del agricultor atestiguan de este esfuerzo[67].

Los trabajadores informales deben contar con el apoyo de las organizaciones sindicales locales e internacionales. Las realidades cotidianas que deben enfrentar son duras y complejas: el de tener empleos inestables y de pocas remuneraciones, un acceso limitado a los servicios esenciales y no gozar del sistema de protección social. Estas cuestiones deben ser tratada en este seminario y desde una perspectiva realista para llevar a cabo un proyecto viable.

El primer aspecto es normativo y depende de la capacidad de regulación de cada Estado. Ante el achicamiento del Estado y su menor margen de acción, las organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales tienen un rol importante a cumplir para promover mejores condiciones de empleo.

La exigencia de un reconocimiento por parte de los gobiernos de los normas de la OIT[68] y la remoción de todos los obstáculos jurídicos que impiden la organización de trabajadores en la economía informal son mencionados como los primeros pasos a dar en un documento presentado en la Conferencia Internacional del Trabajo en Junio 2002[69]. En este sentido, la Declaración de Principios Fundamentales y Derechos en el Trabajo, adoptada en forma unánime en 1998 refuerza el compromiso de la OIT de proteger los derechos de todos los trabajadores independientemente de sus empleos.

Otro aspecto importante es el de la previsión y de seguridad social (en un sentido amplio). La protección social de los trabajadores informales es un tema complejo: no sería realista exigir el mismo nivel de prestaciones que reciben los trabajadores en la economía formal. Según la CIOSL-ORIT, la Caja Costarricense de Seguro social se encuentra muy debilitada ya que tiene la obligación de atender la salud preventiva y curativa dentro del régimen universal de enfermedad y maternidad, sin que ingresen nuevas cotizaciones[70]. Sin embargo, los Estados deben garantizar prestaciones básicas o, como propone Carmelo Mesa-Lago en un documento del PRELAC, la implementación de un sistema complementario de prestaciones asistenciales[71]. Costa Rica, Jamaíca, México y Perú buscaron adaptar el sistema de seguro social tradicional a las características de su fuerza laboral con el fin de extender la cobertura para grupos de la economía informal[72].

El tercer aspecto es el de la educación y la capacitación que deben ser considerados como instrumentos estratégicos para una mejor inserción laboral de los trabajadores informales.

María Antonia Gallart[73] hace referencia a un estudio focalizado en el tema de las habilidades de la poblaciones vulnerables y excluídas en los países en desarrollo llevado a cabo por Bennell. Bennell menciona una serie de problemas a tener en cuenta para la economía informal: en primer lugar, las intervenciones educativas tienen por objetivo la mejora de la educación básica y no la educación de los adultos. En segundo lugar, los programas de asistencia se dirigen hacia el Estado y son destinados a la lucha contra la pobreza. Aún cuando los trabajadores logran presionar los Estados demandando formación para el trabajo, la misma no se adecua a las realidades de la informalidad.

Los apoyos a la microempresa se centran en el sector industrial cuando la mayoría de los trabajadores en situación de pobreza se ocupan en los servicios y el comercio. Los microcréditos no toman en cuenta el acceso a los mercados y la dificultad para perfeccionarse de los analfabetos funcionales. A su vez, el aprendizaje tradicional no tiene en cuenta los contextos institucionales en los que se dirimen las posibilidades laborales de los más desfavorecidos: el mercado, el Estado, la comunidad y el hogar.

Gallart menciona otro trabajo realizado en Perú por encargo del Ministerio de Educación y dirigido a detectar las competencias requeridas para la gestión exitosa de pequeñas y microempresas. Las conclusiones del mismo son interesantes para la capacitación de los trabajadores: los empresarios encuentran que las habilidades básicas (leer, escribir, contar) se manifiestan como las más importantes, seguidas por la cultura general y los conocimientos técnicos. En las empresas de mayor tamaño se privilegian las capacitaciones específicas y en las micros, las competencias generales y de gestión[74]. Pero el mayor desafío para elaborar estrategias educativas y laborales es la heterogeneidad de los trabajadores en la economía informal[75]

La educación y la capacitación es fundamental par la estructuración de los trabajadores informales: la educación de los adultos permite, cuando se vincula con el trabajo, involucrar los trabajadores en la realización de un proyecto económico autónomo y, de esta manera, constituirse como sujeto social[76] Para organizar la economía informal es, entonces, importante dotarse de estructuras educativas.

Según Gallart, es necesario focalizar los procesos educativos en las microempresas que, si son bien administradas, lograrán una mejor inserción en el mercado, emplear más gente y generar ingresos para la población ocupada. El enfásis en la unidad colectiva (la microempresa), la gestión (y no solo la capacitación) y la identidad de intereses entre el microempresario y sus trabajadores posibilitará la continuidad de las empresas e ingresos decentes para sus trabajadores[77]. Desde esa perspectiva, el Proyecto Educación y Organización para la Acción en el Sector Informal (EOASI) es un ejemplo interesante, para la formación y la capacitación de la economía informal: se trata de formar cuadros teniendo en cuenta sus conocimientos, habilidades y experiencias sociolaborales.

Ante las dificultades antes descitas, se desprende las siguientes conclusiones: es necesario compartir las experiencias de los participantes, los problemas que enfrentan los trabajadores para hacer una lista de prioridades y fomentar la cooperación entre las organizaciones de la región.

Para terminar, hay que tener en cuenta las posibilidades de desarrollo dentro de los acuerdos regionales existentes. Las preguntas a las cuales debemos intentar responder son las siguientes: ¿que tipo de intercambios son posibles y cuáles son las alternativas existentes para desarrollar actividades que promuevan la organización de la economía informal en el cuadro del MERCOSUR?, ¿Como se puede enfrentar el proyecto de Estados Unidos para América Latina, el ALCA, para impedir un mayor deterioro en los términos del intercambio?


Referencia Bibliográfica

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· Joggi, Anne; Les règles de l’ économie informelle, dans les Nouveaux Cahiers de l’IUED, n°7, Genève, Juin 1998, p.121

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Documentos de Trabajo

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· Freije, S., El Empleo Informal en América Latina y el Caribe: Causas, consecuencias y recomendaciones, documento presentado durante el primer seminario técnico de Consulta Regional sobre Temas Laborales que tuvo lugar en la ciudad de Panamá en Noviembre del 2001

· Gallart, María Antonia, Habilidades y competencias para el sector informal en América Latina: una revisión de la literatura sobre programas y metodologías de formación, SKILLS, Documento de Trabajo n°7, OIT, 2002

· Hussmanns, Ralf, du Jeu, Brigitte, Ilo Compendium of official statistics on employement in the informal sector, Bureau of Statistics, ILO, N°2002-1

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· Punto de Encuentro, Informe Especial de la Misión Organizativa a Paraguay, Boletín Electrónico Informativo del Proyecto Educación y Organización para la Acción el Sector Informal, CIOSL ORIT-FNV, Año II, n°12, Octubre 2000

· WIEGO, Adressing Informality, Reducing Poverty: A Policy Response to the Informal Economy, p.1, 2001


Anexo 1

Porcentaje de empleo informal no agrícola en América Latina

País

1997

Paraguay

67.9

Bolivia

63.1

México

60.2

Brasil

59.3

Perú

57.9

Colombia

57.2

Honduras

56.3

Argentina

53.6

Ecuador

52.9

Chile

50.9

Venezuela

47.7

Costa Rica

47.2

Panamá

41.6

Uruguay

37.9

Fuente: OIT, 1998

Anexo 2

Estimaciones de la tasa de desempleo para siete países de la región entre 1980-1987

En porcentaje de crecimiento 1980-87

Desempleo

16

Empleo en empresas familiares

56

Empleo en pequeñas empresas

55

Empleo público

32

Empleo en grandes empresas

3

Fuente: PRELAC-OIT (1988)

Anexo 2

Empleados en pequeñas y medianas empresas (según la definición armonizada)[78], porcentaje del empleo total: Países de América Latina, zonas urbana y rurales[79]

País

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

Argentina

39,6

40,7

41,8

42,9

45,1

45,7

45,8

45,7

Bolivia

40,5

49,3

50,7

54,7

56,1

58,2

57,6

52,6

Brasil

44,3

45,5

46,5

46,6

47,3

48,2

49,8

50,6

Chile

41,8

42,1

42,4

43,3

44,9

44,7

44,1

44,7

Colombia

49,8

50.4

50,6

51,0

51,0

51,5

50,8

50,7

Costa Rica

35,5

39,0

36,2

38,7

38,7

39,6

42,1

41,4

Eucador

48,6

52,6

53,8

52,5

51,0

51,6

51,9

47,8

Honduras

47,2

44,0

44,0

39,1

45,9

49,0

50,3

50.8

Mexico

49,9

50,3

50,5

51,5

51,6

54,0

54,8

53,8

Panama

33,3

33,3

33,0

31,9

32,3

33,7

34,7

34,4

Paraguay

50,7

52,0

51,2

50,9

57,2

54,9

57,9

Venezuela

34,7

34,4

34,0

35,2

41,8

44,6

45,3

45,7

Fuente: OIT, Base de datos regional para América y los Caribes

Anexo 3

Porcentaje de población urbana empleada en el sector informal según la CEPAL

País

1980

1989

1990

1994

1995

1997

1998

Argentina

46.2

40.3

44.5

42.1

Bolivia

59.1

55.8

59.5

Brasil

45.0

44.1

Chile

37.0

32.1

30.8

Colombia

31.4

30.3

37.5

Costa Rica

31.7

31.5

30.8

Ecuador

50.3

49.0

50.6

El Salvador

52.7

46.0

46.7

Guatemala

51.7

Honduras

51.6

45.9

47.7

México

21.6

24.1

39.5

Nicaragua

57.9

Panamá

33.5

31.2

Paraguay

47.3

47.9

52.2

República Dominicana

34.4

44.2

Uruguay

36.2

36.5

37.7

Venezuela

34.2

40.6

48

Fuente: CEPAL, 1999-2000, Panorama Social de América Latina[80]

Anexo 4

Cuadro 1. Porcentaje de Empleo informal no agrícola, por sexo 1994/2000

País/Región

Total de empleo informal

%de mujeres ocupadas en el empleo informal

%de hombres ocupados en el empleo informal

América Latina

51

58

48

Bolivia

63

74

55

Brasil

60

67

55

Chile

36

44

31

Colombia

38

44

34

Costa Rica

44

48

42

El Salvador

57

69

46

Guatemala

56

69

47

Honduras

58

65

74

Mexico

55

55

54

Rep. Dominicana

48

50

47

Venezuela

47

47

47

Cuadro 2. Asalariados y trabajadores a cuenta propia en el empleo no agrícola por sexo 1994/2000

País/Region

%de trabajadores informales no agrícola a cuenta propia

% de trabajadores informales asalariados no agricola

Total

Mujeres

Hombres

Total

Mujeres

Hombres

América Latina

60

58

61

40

42

39

Bolivia

81

91

71

19

9

29

Brasil

41

32

50

59

68

50

Chile

52

39

64

48

61

36

Colombia

38

36

40

62

64

60

Costa Rica

55

49

59

45

51

41

El Salvador

65

71

57

35

29

43

Guatemala

60

65

55

40

35

45

Honduras

72

77

65

28

23

35

Mexico

54

53

54

46

47

46

Rep.Dominicana

74

63

80

26

37

20

Venezuela

69

66

70

31

34

30

Cuadro 3. Porcentaje de trabajadores informales a cuenta propia no agrícola

Región

1980/1989

1990/2000

Total

Mujeres

Hombres

Total

Mujeres

Hombres

América Latina

29

30

27

44

54

35

Centroamérica

30

32

27

40

54

29

Sud América

29

29

29

43

51

38

Caribe

27

28

25

55

67

43

Porcentaje de trabajadores informales a cuenta propia (no agrícola) por sector y por sexo 1990/2000

Región

Industria

Comercio

Servicio

total

mujeres

hombres

total

mujeres

hombres

total

mujeres

hombres

América Latina

24

14

32

31

27

27

45

58

40

Centroamérica

24

16

31

27

20

26

48

64

44

Sudamérica

25

14

33

29

26

26

46

60

41

Caribe

19

8

35

48

51

35

33

41

30

Porcentaje de trabajadores informales a cuenta propia (no agrícola) por sexo

total

mujeres

hombres

total

mujeres

hombres

total

mujeres

hombres

América Latina

24

14

32

31

27

27

45

58

40

Centroamérica

24

16

31

27

20

26

48

64

44

Sudamérica

25

14

33

29

26

26

46

60

41

Caribe

19

8

35

48

51

35

33

41

30

Fuente: Jacques Charmes, OIT (Women and Men in the Informal Economy: A Statistical Picture)

Anexo 5

Problemas de empleo y exclusión de la seguridad social en Uruguay en miles

Año

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

Desempleados sin seguro*

75.3

86.3

98.4

119.3

115.5

105.9

114.6

Asalariados privados precarios**

136.4

140.1

144.5

143.2

150.8

157.1

151.3

Servicio doméstico precarios**

56.2

57.0

57.7

57.4

58.9

64.9

61.5

Cuenta propia s/local***

55.8

55.8

58.5

56.6

59.1

65.4

68.3

Cuenta propia c/local***

82.3

88.6

89.2

89.8

91.6

94.4

99.9

Total

406.1

427.7

448.3

466.3

475.9

487.6

495.6

% sobre PEA

37.2

37.7

38.6

40.3

41.1

39.8

40.6

Fuente: ERT. Elaborado en base a la ECH

* desempleados no beneficiarios del seguro de desempleo del BPS

** precarios solamente por no cobertura de seguridad social

*** informales y subempleados sin seguridad social. Se excluye a profesionales y directivos


Glosario

ALCA Area De Libre Comercio de las Américas
CEPAL Comisión Económica para América Latina
CIOSL Confederación Internacional de las Organizaciones Sindicales Libres
EOASI Education y Organización para la Acción en el Sector Informal
FLACSO Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
GLI Global Labour Institute
MERCOSUR Mercado Común del Sur
NAFTA North American Free Trade Agreement
OIT Organización Internacional del Trabajo
ORIT Organización Regional Interamericana de Trabajadores
PBI Producto Bruto Interno
PEA Población Económicamente Activa
PRELAC Proyecto Regional de Educación para América Latina y el Caribe
UITA Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agricultura, Hoteles y Restaurantes, Tabaco y Afines
WIEGO Women in Informal Employement: Globalizing and Organizing


[1] La subcontratación permite a las industrias emplear mano de obra bajo contratos más flexibles

[2] Sin embargo, la informalidad del trabajo no es un fenómeno nuevo. En los 70’, en pleno auge de la sociedad salarial occidental, la PEA (Población Económicamente Activa) del continente africano se caracterizaba por su economía informal. De hecho, la expresión “informal” aparece por primera vez en un informe del BIT sobre el Kenya. A partir de entonces, el concepto se extenderá a diferentes tipos de actividad (Joggi, A., en Les Nouveaux Cahiers de l’ IUED, 1998: 121).

[3] Documento de la OIT, Tendencias Mundiales del Empleo, Enero 2003, p.3

[4] Freije, S., El Empleo Informal en América Latina y el Caribe: Causas, consecuencias y recomendaciones, documento presentado durante el primer seminario técnico de Consulta Regional sobre Temas Laborales que tuvo lugar en la ciudad de Panamá en Noviembre del 2001

[5] Tokman, Victor, Beyond Regulation, Edición Lynne Rienner, Estados Unidos, 1992, p.3

[6] WIEGO, Adressing Informality, Reducing Poverty: A Policy Response to the Informal Economy, 2001, p.1,

[7] ya que una definición más general, establece que todos los trabajadores que no tienen cobertura social y cuyas condiciones de trabajo no son reguladas forman parte de la economía informal

[8] de Soto, Hernando, L’autre sentier : la révolution informelle dans le tiers monde, Edición La découverte, Paris, 1993, p.5

[9] Por ejemplo, entre 1950 y 1970, los dos países con mayor población (Brasil y México), la totalidad de los países de Centroamérica y el Caribe así como otros países de América del Sur (Paraguay, Colombia, Bolivia) elevaron fuertemente la proporción de asalariados en la ocupación total. Sólo los tres países del Cono Sur (Argentina, Chile y Uruguay) ya habían alcanzado a comienzos del período una alta tasa de asalarización, que se mantuvo constante.

[10] Se pudo observar, por el contrario a lo previsto, un mayor avance de la « campezinación » y una absorción del excedente de mano de obra en trabajo no asalariado

[11] Según el informe de PRELAC-OIT, el desempleo abierto creció considerablemente debido a la reducción en la capacidad de absorción de empleo. Para explicarlo, hay que tener en cuenta el bajo nivel de actividad y el avance de puestos de baja productividad por sobre los de alta,. Por otra parte, estos procesos fueron disimulados por el mayor peso de las empresas familiares (sin trabajo asalariado), de la pequeñas empresas (por sobre las grandes) y el aumento de los puestos públicos (ver Anexo 2).

[12] La liberalización de la economía, la flexibilización del mercado laboral (con la promoción de contratos temporales) y los ajustes estructurales profundizaron las desigualdades en América Latina y fomentaron el crecimiento sin empleo

[13] Hussmanns, R., du Jeu, B., ILO Compendium of official statistics on employement in the informal sector, OIT, 2002, n°1

[14] Hay que tener en cuenta que los datos aportados por la OIT corresponden solamente al empleo no agrícola. Por otra parte, incluyen trabajadores asalariados que trabajan en empresas de hasta 10 empleados, trabajadores por cuenta propia, pero excluyen al servicio doméstico.

[15] Se trata de un estudio sobre los siguientes países: México, Uruguay, Panamá, Costa Rica, Venezuela, Chile, Ecuador, Argentina, Honduras, Colombia, Perú, Brasil, Bolivia y Paraguay.

[16] Fuente: CEPAL, 1999-2000, Panorama Social de América Latina, Santiago de Chile.

[17] En Colombia, Panamá y República Dominicana, la proporción de trabajadores domésticos y de los asalariados no indica claramente cual de los dos es más importante

[18] De 1980/1990 a 1990/2000 los trabajadores a cuenta propia aumentaron su participación en la economía informal de 29 a 44%. El aumento se explica por la incorporación de las mujeres en la informalidad (la proporción aumentó de 30 a 54% durante las fechas antes mencionadas).

[19] La proporción aumentó de 27 a 55%.

[20] Según Samuel Freije, el fenómeno se explica por factores culturales y por la flexibilidad de las actividades desempeñadas.

[21] En el cuadro del programa de ajuste estructural, la privatización de las empresas públicas, la liberalización de la economía y la desregulación del Estado transformaron la estructura social de la Argentina.

[22] Esta fecha corresponde a la adopción del modelo nacional-populista que integró al conjunto de la sociedad a través de la cultura del trabajo y de un partido con pretensión de hegemonía representativa: el peronismo.

[23] A través de las Reformas políticas y económicas

[24] Olmedo, C., Murray, M., The Formalization of Informal/precarious Labor in Contemporary Argentina en International Sociology, 2002, 426

[25] Sin embargo, la CEPAL calcula que en 1998 el empleo informal representaba solo un poco más del 44,1% de la población urbana.

[26] Por otra parte, la mayoría de los trabajadores informales en Argentina (como en casi todos los países de América Latina) son mujeres (46%).

[27] Si a este valor se le agrega la tasa de subempleo, más de la mitad de los argentinos tiene dificultades laborales. A su vez, hay que tener en cuenta que la caída del empleo fue mitigada, en parte, por los planes de empleo (que consisten en subsisdios a trabajadores desempleados de no más de 150 pesos) que entre mayo del 2001 y mayo del 2002 crecieron un 40% (CGTA, Reseña de la Informalidad en el Mercado Laboral Argentino, 2002, p.7)

[28] acompañada de un efecto “desaliento” de trabajadores que deciden salir del Mercado.

[29] Con una fuerte caída del empleo formal estable y un aumento de los empleos inestables

[30] Espinoza Vásquez, Lourdes, Reformas Estructurales y Pobreza en Bolivia, en Cárdenas Mauricio (Coordinador), Empleo y Distribución del Ingreso en América Latina : ¿hemos avanzado ? , Editores FEDESARROLLO-CID-COLCIENCIAS, Colombia, 1997, p.164

[31] Para caracterizar dicho proceso, es necesario tomar en cuenta los elementos siguientes: la urbanización, las modificaciones en las técnicas de producción, los flujos migratorios, las consecuencias de la reforma agraria y la apertura de nuevas regiones agrícolas (Mansilla, H.C.F, 2003:1).

[32] Urbanas y rurales

[33] Sobre todo la producción de bienes de capital

[34] Estas últimas se caracterizan por un bajo nivel de vida y un déficit en los servicios básicos

[35] Datos de la Fundación Getulio Vargas

[36] Secretario Regional de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agricultura, Hoteles y Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA)

[37] Según el autor, los estados donde más existen estos bolsones de trabajo esclavo son Espírito Santo, Pará, Acre y Minas Gerais.

[38] Estos datos coínciden con aquellos aportados por Jacques Charmes para la OIT

[39] En el sector formal, el trabajador detiene una tarjeta que le da derecho a prestaciones de seguridad social y protección en virtud de lo estipulado en la legislación laboral. Se considera que el trabajador que no cuenta con dicha tarjeta se encuentra en la economía informal

[40] Para la OIT, entre 1994 y 2000, la proporción de mujeres en el empleo informal urbano es del 74%, los asalariados son más importantes que los trabajadores a cuenta propia en la economía informal (59%),

[41] Informe de PRELAC-OIT

[42] La CEPAL calcula que el empleo informal urbano representaba, en 1998, el 30,8% de la PEA

[43] Se utilizan, según la CIOSL, listas negras de trabajadores afiliados. Por otra parte, se puede observar que en 1996, los sindicatos activos se elevaban a 387, mientras que en 1998 quedaron 279 organizaciones sindicales. La mayoría de los trabajadores afiliados son empleados del Estado y pequeños y medianos productores rurales a cuenta propia.

[44] La negociación colectiva es casi inexistente en el sector público.

[45] Este problema debe ser analizado teniendo en cuenta el impacto del « solidarismo » costarriquense que derivó en un claro retroceso en las posibilidades de desarrollo de la organización sindical. Se trata de asociaciones activas que favorecen arreglos laborales directos. Este sistema se está extendiendo en Guatemala, Panamá, El Salvador y Honduras.

[46] Se trata de SITRASUR, en la región sur del país y de SITRACHIRI de la región atlántica.

[47] Según la FLACSO 33% de la PEA en la ciudad de Guatemala son trabajadores informales

[48] Fuente: OIT

[49] Iglesias, Enildo, op.cit, p.22

[50] íbid cit., p.34

[51] Estas amenazas deben ser consideradas como importantes: el 21 de Diciembre del año 2000 Baudillo Amado Ceremenño, del Sindicato de los Trabajadores Luz y Fuerza fue asesinado por sus actividades gremiales (Misión del CISL/ORIT en Guatemala y Costa Rica-ICFTU Website).

[52] En 1994, México firma el acuerdo del NAFTA (North American Fre Trade Agreement) con Estados Unidos. En ese mismo año, la crisis del Tequila repercuta negativamente sobre el PBI y sobre las demás economías regionales

[53] Estas políticas se acentuaron luego con el acuerdo del NAFTA en 1994.

[54] Fuente: OIT 2002

[55] Boletín Electónico Informativo del Proyecto Educación y Organización para la Acción el Sector Informal (EOASI); CIOSL ORIT-FNV, 2000, p.4

[56] A través de las Reformas Políticas y económicas implementadas

[57] De Soto H., 1994, p.16

[58] Datos aportados por el informe de la OIT

[59] Guasch, J.L., 1998:75

[60] Fuente: OIT 1998

[61] mientras que en 1991, el porcentaje era de 50,1%

[62] En 1991

[63] La categoría “dependientes informales” incluye asalariados privados que trabajan en microempresas y no presentan problemas de precariedad o subempleo. Los patrones y cooperativistas de establecimientos con menos de 5 ocupados forman parte de otra categoría y representan el 1,5% de la PEA.

[64] Se puede decir lo mismo de los Partidos Políticos

[65] Bayón, C., Roberts, B., Saravi, G.A., Ciudadanía Social y Sector Informal en América Latina, en Perfiles Latinoamericanos, Revista de la Sede Academica de Mexico de la FLACSO, Febrero 2001

[66] El informe toma el caso de los microempresarios, de los vendedores ambulantes y de los operadores del transporte público explicando como aquellos se unen normalmente para protegerse de las reglamentaciones de la autoridad que podrían afectar negativamente sus actividades. PRELAC-OIT señala que los trabajadores informales no solían tener antes muchas actividades reivindicativas ni posiciones claras frente a determinadas políticas públicas como si la tenían los trabajadores de la economía formal. Desde entonces, se puede observar progresos interesantes en la organización de la informalidad.

[67] Según los datos obtenidos, ya se crearon 6 sindicatos de los sectores antes mencionados

[68] Los mismos deberán ser adaptados ya que los estándares de la OIT difícilmente pueden aplicarse de la misma manera para la economía formal como para la informal. Sin embargo, todos los trabajdores deben ser reconocidos como tales.

[69]Trabajadores en la Economía Informal: Plataforma Política de Temas, documento presentado en la OIT en Junio 2002

[70] Documento de la CIOSL-ORIT, Confederación de Trabajadores Rerum Novarum, Coloquio Internacional sobre sindicatos y el sector no estructurado.

[71] Mesa-Lago, Carmelo, Protección del sector informal en América Latina y el Caribe, por la seguridad social o medios alternativos, en Más allá de la regulación, PRELAC, Programa Mundial del Empleo, OIT, 1990.

[72] Según Mesa-Lago, se buscó implementar disposiciones legales que establecen la obligatoriedad de la cobertura para grupos del sector (en el caso de Jamaica, para todos, en el caso de Costa Rica y dePerú para domésticos) o permiten su afiliación voluntaria (en el caso de México para cuentapropistas y trabajadores domésticos, en el caso de Costa Rica y dePerú, solo para cuentapropistas), sistemas de cobertura universal que no discriminan entre grupos de la población (es el caso de Jamaíca) o discriminan entre asegurados o indigentes pero otorgan una prestación igual (por ejemplo, el programa enfermedad-maternidad en Costa Rica), y sistemas de asistencia social que ofrecen prestaciones no-contributivas a los indigentes no elegibles para las prestaciones contributivas (las pensiones en Costa Rica y Jamaica), op.cit, p.303

[73] Gallart, M.A., Habilidades y competencias para el sector informal en América Latina, Documento de Trabajo N°7, Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 2002, p.6

[74] Sin embargo, la formación no es para ellos el principal problema, sino los factores exógenos macroeconómicos.

[75] Por ejemplo, como menciona Gallart, en el caso de los grupos que llegan a ubicarse en nichos de comercialización o servicio con acceso a la clase media, los trabajadores necesitan tomar decisiones en condiciones de incertidumbre, negociar con otros y en particular con sus clientelas, calcular costos y precios que sean retributivos y que se adapten en el mercado. Estas competencias son fundamentales y hacia ellas debe apuntar la capacitación de estos trabajadores.

[76] Íbid cit., p.8

[77] Íbid cit., p.21

[78] En esta definición entran los trabajadores a cuenta propia (excepto profesionales y técnicos), familiares no remunerados, empleadores y empleados que trabajan en empresas de no menos de 5 a 10 personas, según la información válida. Los trabajadores domésticos asalariados no son considerados así como el trabajo agrícola.

[79] Persons employed in small or micro-enterprises (harmonised definition) in percent of total employment: Latin-American countries, urban and rural areas, latest available year

[80] El informe de la CEPAL menciona las siguientes informaciones en cuanto al estudio realizado: Datos para México, Panamá, República Dominicana tienen cambios en la cobertura de microempresas, Datos para Argentina tienen cambios en la cobertura de profesionales auto-empleados

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