martes, 24 de febrero de 2009

Buhonero: "No hay dilema en la calle con dinero en el bolsillo"


La Verdad - Yasmín Ojeda - Maracaibo

¿Es mejor ser buhonero? La duda siempre ronda a los comerciantes informales cuando ven reducidas sus ventas, el dilema muchas veces se esfuma tras la entrada de las temporadas favorables para el comercio y es que un fajo de billetes puede nublar por momentos cualquier pensamiento de crisis.
Antonio González, vendedor de bisutería y artículos variados ubicado en las inmediaciones del centro comercial Puente Cristal, no se altera por los cambios económicos que le rodean, sabe qué hacer si bajan las ventas en tiempos "malos": dar ofertas y tratar bien a las clientas para que regresen, dice sonriente, disimulando su nerviosismo.
Su nivel de ingreso no es el mejor pero tampoco el "peor" asegura al compararse con otros compañeros del sector informal, que dejaron el comercio por agotárseles la paciencia. Su situación cuaja con la de la mayoría de los empobrecidos del país al no tener recursos para mantener un nivel máximo de bienestar, con lo que ve retrasado el salto del escenario de marginalidad al estrato popular desarrollado (clase media).
Sin ahondar en el tema, González dice tener olfato para salir adelante si le falla el dinero, poco ha querido detallar de las complicaciones que enfrenta con la mercadería en tiempos de crisis, y es que teme comentar que tan gordo es su puñado de billetes o que tan reducida está su cartera. "Nunca digo cuánto gano, me pueden atracar…y no digo que estoy mal para no dar lástima".
Trabajar en la informalidad le da para mantener a seis hijos y acondicionar la casa comprada hace un año, gracias al esfuerzo diario de ofrecer en la calle productos y artículos variados a bajos precios. "Lo que puede costar en un centro comercial 30 bolívares fuertes aquí (en su negocio) vale 15, por eso acá se vende más y da para sobrevivir".
Esa voluntad diaria que demuestra el comerciante, en la óptica de Alberto Castellano, economista y profesor universitario, es acompañada por el aprovechamiento de las ventajas que da el no tener jefe y valerse del juego de precios para generar rápidos ingresos, aunque muchas veces no sean sostenibles a largo plazo.
El catedrático explica que esa variable de inestabilidad tiene una amenaza: la competencia de costos con otros puntos de ventas al detalle y centros de comercio. "Existen centros comerciales que tienen un nicho, y no son competencia, pero si una estructura de costos igual a la del buhonero que puede verse amenazado en su nivel de ingresos", refiere al analizar la actividad con las competencias que surgirán con la instalación de grandes centros comerciales en la ciudad.

Sin capacidad productiva

En la relación de deudas de González está pendiente el colegio de los pequeños. "El gasto no es mucho porque de los seis… tengo conmigo tres del segundo matrimonio", precisa al desgranar tímidamente su lista sin que el miedo a revelar sus finanzas le abandone. Recuerda que cancela 30 bolívares fuertes diarios "a la señora que ayuda en la casa cuando mi esposa viene a ayudarme a vender"; él no define el desembolso doméstico como un gasto sino "una necesidad" para el beneficio de la familia.

En su relato apunta 300 bolívares fuertes semanales para la compra semanal de comida, le gusta abastecerse en los supermercados, los prefiere por "cómodos" y "seguros".

A sus 38 años, y con sólo haber cursado estudios de secundaria, admite no organizar la contabilidad de sus gastos, pese a tener 27 años en el buhonerismo y tener facilidad para manejar el dinero; destreza que asegura empatarla con la agilidad adquirida en las ventas.

Esta sintonía de la falta de estudios con el buhonerismo y habilidad comercial tiene su origen: pobreza. Según investigaciones realizadas en la Universidad del Zulia, sobre los actores sociales, especialmente el informal, existe una simbiosis entre las limitaciones de los sistemas de oportunidades, que al final terminan reduciendo las posibilidades de desarrollo económico de la población.

Natalia Sánchez, directora del Centro de Estudios Sociológicos y Antropológicos de LUZ, indica que el problema se vincula al sistema de oportunidades educativas y laborales, es decir, si no hay medios para la educación falla la producción de bienestar y emerge la pobreza.
El retrato que hace de Venezuela con el buhonerismo es evidente: "No está funcionando el sistema educativo y al no hacerlo falla el sistema de oportunidades laborales ocasionado una producción de buhoneros detrimento de la producción de técnicos superiores o personas con oficio que tengan una capacidad humana productiva".
La profesora universitaria señala que el desconocimiento de áreas técnicas limita el capital humano generando marginalidad y más pobreza. En su análisis dice que el Estado venezolano, "no ha sido capaz de crear sistemas confiables" que garanticen educación y empleo y, mientras eso sucede, la economía informal tiene reducida las garantías de salud, sus ingresos son variables "porque dependen de la venta del día, de si vendo como".

Indicadores sociales

Hasta el primer semestre de 2008, en Venezuela había 964 mil personas desocupadas.
La fuerza de trabajo activa supera los 12 millones de personas.
Según datos INE, en 2007 más de un millón de venezolanos se contaban como pobres.

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