Noticias del Sector Retail: Cada dos días se abre un supermercado chino en la Argentina
Santiago María Guerrero
Professional & Life Coach
domingo 1 de agosto de 2010
Cada dos días se abre un supermercado chino en la Argentina
Uno de los fenómenos en crecimiento más interesantes en los últimos años es el de los supermercados chinos, que ya alcanzan los 6.900 en todo el país. En Buenos Aires, el 70% de la población china se dedica a la administración de estos negocios. Una radiografía del fenómeno, que también guarda recelos, mitos y amenazas mafiosas.
Ir "a lo de los chinos" pasó de ser un dicho exótico a uno tan común como ir por las facturas o el diario a la esquina. Y es que estos supermercados manejados por ciudadanos originarios del país asiático se convirtieron, en los últimos cinco años, en responsables del 25 por ciento del negocio de autoservicios en el país.
Oscar Zheng es uno de los 75 mil chinos que llegaron a Buenos Aires para quedarse. Tenía 16 años y comenzó a trabajar con su padre en el negocio familiar de reparación de locales y construcción de viviendas.
Sin embargo, en las vueltas de la vida, terminó manejando tres supermercados. A la misma tarea se dedica, según las estadísticas, más del 70 % de la inmigración china instalada en la Argentina. Para Zheng, el negocio de los supermercados surgió como una de las pocas alternativas comerciales viables que quedaron después de la crisis económica de 2001.
"Lo que pasa es que este es un negocio familiar y fraternal. Por eso se ha expandido como una forma de vivir, digna y sin problemas, de fácil entrada", afirma Zheng.
Sin embargo, los datos de ese negocio dejan de ser familiares para ser una verdadera sombra que pesa sobre las expectativas de negocios de los locales de amplias superficies en la ciudad, los supermercados de grandes cadenas. Además de controlar el 25 por ciento del mercado, que equivale anualmente a unos 5 mil millones de pesos, el supermercadismo chino ya cuentan con 6.200 locales en todo el país, dos tercios de los cuales funcionan en la Capital Federal.
También algunas medidas del gobierno nacional como la Asignación Universal por Hijo (AUH) ayudaron al crecimiento del negocio. Según un informe publicado en las últimas semanas por la Cámara de Autoservicios y Supermercados de Residentes Chinos, Casrech, se registró un incremento de un 3% en las ventas, todo gracias a los gastos hechos con el exitoso AUH.
Y es que de los casi 7 mil millones de pesos destinados a la AUH, el 35% fue gastado en los mercados minoristas que controlan los ciudadanos chinos.
Sin embargo, ¿cómo la comunidad china llegó a controlar una de las partes más jugosas del negocio de autoservicios en la Argentina, y en especial en Buenos Aires, cuando en 1990 no había ni siquiera 5 mil habitantes del país asiático y ahora cada mes ellos abren 18 nuevos locales?
Para Zheng, quien es miembro de Casrech, los supermercados chinos tienen cuatro bases de funcionamiento: locales pequeño o medianos, alquiler a terceros de los sectores de verduras y la carne, y el manejo familiar que tienen los locales: lo que no puedan controlar dos personas, no funciona. Además de los horarios, que exceden a los de los mismos supermercados tradicionales y llegan, en algunos casos, a estar abiertos las 24 horas.
Con la tercerización de las verduras y carnes, se pagan los gastos del local. Lo demás es ganancia, porque la mayoría de los productos que se venden en los supermercados chinos son de primera marca, los más populares, que cuando se consiguen al por mayor para una asociación de supermercados chinos local (la Casrech está formada a su vez por 26 asociaciones), logran un descuento hasta de un 16 por ciento, lo que abarata los costos.
"Lo que afirmaba sobre la fraternidad es básico en este negocio. No somos rentables si no estamos unidos como una gran familia. Por eso funcionamos y tenemos, por decirlo de alguna manera, mucho éxito", explicó Zheng.
El descuento que se debería lograrse con semejante racionalización de costos y gastos, ellos aseguran que se traslada hacia los compradores, que además de precios bajos, buscan este tipo de mercados por estar cerca a sus casas. "Pero la diferencia tampoco es abismal. No ganaríamos nada si nuestros precios fueran mucho más bajos que en el mercado general. Tenemos una balanza muy equilibrada en ese sentido", dijo el integrante de la Casrech.
Sin embargo, no son pocos los recelos. Para Fernando Aguirre, de la Cámara Argentina de Supermercados, CAS, las estrategias de mercado que utilizan los autoservicios chinos afectan directamente a los negocios de grandes superficies.
"Son muchos los temas en discusión. Por ejemplo, la cuestión del pago de impuestos, el manejo laboral que muchas veces no cumple con los requisitos impositivos que muchas cadenas de supermercados sí cumplen. Eso los hace más competitivos, claro está, pero con un costo para la sociedad", afirmó Aguirre.
Según datos de la misma Casrech, en la actualidad los supermercados chinos dan empleo a unas 19 mil personas en todo el país. Sin embargo, según afirma Aguirre, la sombra de este sistema es concreta: empleo en negro.
"El tema es que, en esa informalidad, los controles no se hacen con el rigor que deberían hacerse, como sí se les aplica a las empresas grandes, visibles. Esa vigilancia tiene que ser igual para todos en todo el territorio", reclamó el vocero de los supermercadistas.
Pero más allá de las denuncias, lo que busca la CAS es lograr un acuerdo de control de locales por territorio, lo que ya convirtieron en un proyecto de ley que estará en las discusiones del Senado este semestre "No podemos tener dos supermercados chinos en cada cuadra, como no podemos tener dos minoristas de cualquier negocio en una cuadra. Por eso el proyecto de ley", explicó.
Frente al tema del empleo, la Casrech asegura que las prácticas informales ya se terminaron en la comunidad china, al menos en los negocios que están asociados a la Cámara. "No queremos más problemas con los juicios, ese tema lo abolimos porque nos causó muchos inconvenientes", afirmó Zheng. Y agregó: "Lo único que puede ocurrir es que no anotemos al nuevo empleado el mismo día, sino a la semana, cuando cumple el tiempo de prueba".
Sin embargo, ese no es el único prejuicio con el que deben cargar los chinos. El aspecto de los supermercados, que algunos acusan de sucio, y el corte de la cadena de frío de los productos lácteos son reclamos frecuentes, a los que se suma uno más grave: el de ser una fachada de un negocio mucho más siniestro como es el de las mafias.
"Pueden ser muchos los mitos que durante estos años se pueden levantar sobre nuestra actividad, pero lo que sí es cierto es que con la cámara y las asociaciones, hemos logrado quitarnos de encima viejos prejuicios, porque estamos más capacitados y conscientes de nuestra actividad comercial", concluyó Zheng.
Por ahora, a pesar del miedo originado por algunos hechos policiales y judiciales recientes, ellos continúan creciendo, con el ánimo de ser una opción comercial en la ciudad.
(Fuente: Buenos Aires Económico)
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