La Nación » Hábitat y dignidad: Reflexiones sobre la vivienda
Aldemar Macías Tamayo.
Especial LA NACION
Expresiones como “tener casa no es riqueza, pero no tenerla que pobreza”, nos demuestra el profundo significado que tiene especialmente para los sectores populares la necesidad de tener la vivienda
En el anterior ensayo, cuando me referí al conflicto del espacio público y la economía informal, señalaba como la vivienda que representa el ámbito de lo privado, el mundo de lo íntimo, se constituye en el escenario vital para el desarrollo del ser humano, de la familia. Es el espacio donde va a transcurrir más de la tercera parte de nuestra existencia. Mientras el espacio público como los andenes, el parque, la plaza, integran a los habitantes y le da estructura a la ciudad y los equipamientos urbanos distribuyen la inversión entre las comunidades, sin lugar a dudas la vivienda es factor de ajuste social frente a las familias marginadas. Por eso, expresiones como “tener casa no es riqueza, pero no tenerla que pobreza”, nos demuestra el profundo significado que tiene especialmente para los sectores populares la necesidad de tener la vivienda, quienes son los que mayor dificultad tienen para adquirirla.
Somos una sociedad ‘desespacializada’, en la medida que no nos importa la calidad del espacio. Vivimos amontonados con pocos espacios públicos, igualmente esta situación la encontramos en el espacio de la vivienda. Cada vez nos estamos encontrando con programas de vivienda donde son tan reducidos los espacios donde muchas veces los problemas del amor no se pueden mirar de manera íntima, porque el ruido vuelve público lo más íntimo. Es tal el nivel en que hemos llegado que en alguna época se llegó hablar de lotes con servicios como solución al problema de la vivienda.
A un arquitecto de origen austriaco, Richard Neutra, se le atribuye una célebre anécdota: ante la insistencia de una pareja acaudalada para construirles una vivienda “como él quisiese”, les dijo: “es posible hacer una casa para que ustedes se divorcien en dos meses”. Esta expresión nos obliga a pensar, lo que significa lo espacial. (...)
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