domingo, 9 de mayo de 2010

.:: EL SOL DE MARGARITA ::.

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PUNTOS. Cada esquina de ciudades y pueblos neoespartanos son propicios para el “rebusque”, fuente laboral de aquellos que triplican el sueldo mínimo de esa manera. Cada quien limita su “territorio”. Son parte de las reglas del juego en un mundo competitivo.

Yanet Escalona

En cada esquina de ciudades y pueblos del estado Nueva Esparta, domina la llamada “economía informal” y en ese vericueto de la vida insular, existe especie de centros de conexiones “a cielo abierto”, a través del cual muchos hombres y mujeres obtienen su sustento, triplicando a veces lo que a diario pueden obtener de un “trabajo fijo”.

Es lo que narra Carolina Blanco, quien a un par de cuadras de la plaza Bolívar de Porlamar monta su rincón de llamadas. Le basta una mesa, un par de bancos para sentarse y unas cadenas con las cuales asegura bien los teléfonos, a modo de evitar que alguien cargue con ellos.

Vive en Porlamar y es madre de dos hijos. “Aparte de las llamadas que la gente realiza, complemento mi ingreso con la venta de chucheríasn y cigarrillos al detal”, dice.

Sobre la mesa hay chicles, galletas, chupetas y un termo de café que también ofrece a los usuarios y usuarias de su servicio ambulante. Un buen día significa para ella hacer entre 150 a 200 bolívares. Mal día, 80 bolívares. Tiene tres meses en ese oficio. “Antes trabajé de cajera en una pollera, pero el dinero no me alcanzaba para nada. La situación está demasiado mala”, dijo.

El caso de Jorge Luis Berroterán, apostado en una esquina diagonal a la plaza Bolívar de Porlamar, municipio Mariño, es de un estudiante universitario que casi culminó su carrera de Mecánica Naval. Por necesidad tuvo que interrumpirla y dedicarse a la telefonía ambulante. Desde hace seis años trabaja en este campo y forma parte del denominado Consejo de Trabajadores de la Economía Informal. Con ese nombre se organizaron, contrataron a una abogada, quien los representa a la hora de defenderlos ante la Alcaldía de Mariño.

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