En el DF, 55% de los 62 mil beneficiarios del Seguro de Desempleo en este año son mujeres, lo que significa que ellas son las que más están siendo despedidas, aseguró el titular de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo (STyFE), Benito Mirón Lince.
“El sector femenil está siendo más castigado. En la parte lucrativa de las empresas, conviene más terminar la relación con las mujeres”, dijo.
En entrevista, luego de su participación en el Foro de Mujeres Trabajadoras, el funcionario capitalino dijo que el acoso sexual es la primera queja de las trabajadoras que acuden a la Subprocuraduría de Atención a Mujeres de la Procuraduría de la Defensa del Trabajo.
Otro tipo de violencia hacia ellas en sus centros laborales es la discriminación verbal y sicológica, además de que están en desventaja porque muchas son madres solteras, ganan menos que los hombres y deben trabajar horas extras gratis.
Las denuncias presentadas también hablan de la exigencia del certificado de no embarazo, el cuestionamiento por el número de hijos, y hasta si realizan labores del hogar. “Todo eso influye en efectos de la contratación o el despido”, dijo.
Según el titular de la STyFE, las mujeres representan 39% de la fuerza laboral. Pero debido a los despidos, unas 400 mil se han pasado al sector informal, subiendo la cifra que hasta hace poco estaba en 330 mil.
“La mujer sufre una doble explotación: la propia de la clase por el modelo económico liberal imperante, y la de la actitud machista”, dijo Mirón.
“El jefe me insultó”
“María”, quien pidió no revelar su verdadero nombre por temor a represalias, contó la experiencia que la orilló a poner un alto a su jefe.
Trabajadora de la SSP-DF y madre soltera, no tenía con quién dejar a su hija después de la escuela. Por ello, la llevaba a la oficina un par de horas.
“Mi niña es muy tranquila, no es traviesa, pero mi jefe no me dejaba tenerla ahí”, contó.
Le negaron la posibilidad de tenerla en una guardería. La insistencia de ella provocó que le suspendieran una compensación de 300 pesos al mes.
Un día, frente a proveedores, y jefes de departamento, el jefe, “como siempre prepotente”, le gritó: “¿Qué no entiende que esa niña no tiene que estar aquí?”. Por el tono de voz, la menor se negaba a ir con su mamá para que no la regañara. Llegó a encerrarla en una oficina para que el no la viera.
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