martes, 3 de agosto de 2010

Diálogo universitario

Diálogo universitario

Manuel Basaldúa

Querétaro, Querétaro. El amor y el dolor deben estar cerca para sentirlos.

No hay plazo que no se cumpla. Ya entró en vigor en Estados Unidos, principalmente en el Estado de Arizona, la multicitada Ley SB 1070, y ha causado más polémica que encarcelados y repatriados. Pero ha desatado una gran movilización, no sólo de grupos de activistas sino de las agencias noticiosas para estar debatiendo el caso.

En nuestro país, y particularmente en nuestro Estado de Querétaro, la noticia ha tenido poco impacto. La cifra de migrantes pertenecientes a nuestra entidad que se encuentra en ese lugar llega al número de 300, de acuerdo a las cifras ofrecidas por nuestros investigadores de la UAQ, sobre el tema de la migración hacia Estados Unidos.

Pero lo que quiero señalar en esta ocasión, es que el punto de interés en este caso debe estar con el foco de atención en otro lugar de este mismo problema. Ahora le explico por qué. El tema tiene varios matices. En nuestro país, mencionaba, la noticia ha tenido poco impacto y no ha generado las mismas movilizaciones, porque el tema de la "ilegalidad" se encuentra en la mayoría de los rincones de nuestro espacio, solapado por la mayoría de los actores sociales, autoridades e instituciones, y eso entonces no es una novedad. Por ejemplo, el comercio ambulante aquí en la ciudad, es informal, pero tiene su similitud en lo ilegal, como lo es mucha de la mercancía que se ofrece en sus puestos. Esto se permite porque no hay forma de ofrecerles alternativas a esos trabajadores. Están en el desamparo y su presión social se mengua porque como no están inscritos al Seguro Social su asistencia médica y social corre por su cuenta, aquí el gobierno no cumple su papel en ese sentido.

La cosa no es sencilla, el desempleo, por ejemplo, se ha acentuado en México, y quienes logran obtener una plaza logran salarios paupérrimos. Pero no es ya exclusivo de nuestro país. En recientes días se dio a conocer que en España, por ejemplo, tiene ya el 20% de su población económicamente activa en el desempleo. En Estados Unidos ha crecido también esta cifra del desempleo, y se ha referido que tenía una tasa del 5.0 % en 2008, pero ya en el 2010 ha llegado al 10.0 %. Esta presión sobre el mercado laboral no ve con buenos ojos a los migrantes en cualquier país, y en particular allá en donde se desplaza a la masa laboral estadounidense que requiere de esos puestos de trabajo. Porque no se trata ya de trabajadores del campo, sin educación ni especialización. Ahora se encuentran generaciones con posgrados y con especializaciones en diferentes ramas de empleo, incluso hasta con capital para invertir.

El Gobierno Federal Mexicano está más interesado en señalar esa ley como la "ley del odio" y como "ley racista", que dicho sea de paso tiene connotaciones que ayudan a esas prácticas, pero Este gobierno mexicano está celebrando como si fuera logro propio el amparo que dictó una juez de manera temporal. Hace mutis en cambio, como ya lo he referido varias veces, sobre un programa de acción contundente, de una estrategia económica y laboral para evitar que la migración se siga generando hacia aquel país.

Desde luego que en algunas entidades se deja sentir el aspecto racista en estos dos estados vecinos de la Unión Americana, pero también eso es cuestión de amarillismo que revisten algunas las notas periodísticas. El caso es que el punto de interés se encuentra en la confrontación de los republicanos con el Presidente Obama, y entre ellos se están midiendo con algo sumamente difícil, que es esta Ley, porque esa ley es popular entre los estadounidenses. Para lo cual, Barack Obama debe ser muy cuidadoso. Ya lo demostró haciendo una proclama contra la Ley de Arizona, pero enviando más soldados a la frontera. Los políticos demócratas empezarán a jugar cuidadosamente con esos elementos, y tendrán que remontar esa trampa que les ha puesto el lado republicano en voz de la gobernadora de Arizona.

A su vez, los políticos mexicanos deben advertir esos movimientos, y actuar en consecuencia. Las relaciones con nuestros vecinos del norte no serán, sino es que ya lo son, nada fáciles. Y el tema de la frontera debe ser tomado con mucho cuidado, y con programas económicos y sociales muy sólidos. No se trata de esperar a que vengan nuestros migrantes, sino que se les ofrece para que no se vayan.

basaldua@uaq.mx

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