Un pequeño ejército formado por más de cuatro mil ambulantes
En Galicia existen actualmente 4.028 personas acreditadas para la venta ambulante. Un pequeño ejército que cada día se desplaza entre las convocatorias que existen por todo el territorio. En muchos casos, se trata del último aliento que les queda a las ferias que han ido perdiendo las transacciones ganaderas y que se han transformando paulatinamente en mercadillos.
Tanto unas como otras viven su esplendor en el verano, cuando el público se multiplica y las carteras se abren con más facilidad. Para los ambulantes, supone duplicar al menos las exiguas cajas del invierno, donde todo es mucho más difícil.
¿Ha crecido la demanda de vendedores ambulantes? Apenas. Desde el año 2003 se han tramitado 150 nuevos expedientes para el carné de venta ambulante que expide la Xunta y que es condición obligatoria para montar un tenderete en una feria. La Administración solo constata un pequeño repunte en el último año, pero de carácter casi irrelevante. Eso no significa que no haya crecido el número de personas que intentan vender su mercancía en ferias y mercadillos: «Cuanta más crisis, más gente hay que se lanza a vender cuatro cosas por el mercadillo, aunque no tengan licencia -admite Sianí Jiménez, presidente de la Asociación del Pueblo Gitano y vendedor ambulante-. Siempre será mejor eso a que se pongan a delinquir de otra manera».
La competencia china
Jiménez, igual que otros muchos vendedores ambulantes, se queja del bajón. Asegura que los establecimientos chinos les han hecho mucho daño a los mercadillos y que ahora hasta sufren la competencia de los comercios tradicionales, que se han lanzado a la calle para liquidar saldos y restos de serie. Y que no hay clientes para todos.
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