viernes, 13 de noviembre de 2009

La feria ambulante busca su sitio

La ubicación del mercadillo ambulante y la idea recurrente de devolverlo a las calles y plazas del centro histórico, donde nació, vuelven a cobrar actualidad. Asociaciones de vecinos y comerciantes proponen de nuevo que la feria regrese a las inmediaciones de la plaza de abastos, para estimular la economía de la zona monumental. De este barrio y de la plaza de Barcelos fueron "expulsados" décadas atrás los vendedores ambulantes. Algunos colectivos que entonces propiciaron su traslado al otro lado del río, proponen ahora que regresen a las calles del centro urbano.

F.M. - PONTEVEDRA El mercadillo ambulante de Pontevedra se organizaba hace treinta años en las plazas del centro histórico (A Ferrería, Méndez Núñez, Teucro, Verdura, A Pedreira); en los años ochenta se trasladó a Barcelos, y finalizados los noventa, con la construcción en 1997 del parking subterráneo de esta plaza, se desplazó al otro lado del Lérez, a las calles Rafael Areses y Alexandre Bóveda en primer lugar, para acabar finalmente en la explanada del recinto ferial.
En su actual ubicación tampoco encuentran acomodo los vendedores ambulantes, que durante las últimas tres décadas han solicitado en tres ocasiones una vuelta a sus orígenes, a las calles y plazas de la zona monumental. Si en su día fueron “expulsados” del centro urbano por residentes y comerciantes, ahora la propuesta cuenta con el apoyo de la asociación de vecinos “Cidade Vella”, del Centro Comercial Urbano Zona Monumental, y de la Asociación de Comerciantes de Pontevedra. Paradójicamente, este colectivo presidido por Antonio Reguera Repiso fue el que hace veinte años promovió el traslado de la feria de Barcelos al recinto de A Xunqueira. Argumentaba entonces que la venta ambulante perjudicaba al pequeño comercio local de la ciudad. Ahora defiende su regreso a las calles de la zona monumental por el motivo inverso: estimular las ventas en los negocios del centro histórico.

Oposición del Concello

Pero este tercer intento de devolver el mercadillo a la ciudad se encuentra con la oposición del gobierno municipal. La concejala del área, Celia Alonso, considera que la feria ambulante provocaría problemas de tráfico, de conservación del patrimonio histórico y de limpieza viaria en la zona monumental. Sin embargo la Asociación de Comerciantes rebate el argumento afirmando que los sistemas de limpieza viaria actuales permiten un adecentamiento de las calles casi inmediato, o que los vehículos con los que trabajan los ambulantes son mucho más pequeños y manejables que los carruseles de las fiestas, que también se instalan en el centro de la ciudad.
Para comerciantes y vecinos, el regreso de los ambulantes a las inmediaciones de la plaza de abastos significaría un estímulo económico, tanto para este mercado como para los pequeños negocios del centro histórico. El sector asegura que los peores días de venta en el comercio tradicional son precisamente los de mercadillo ambulante, porque sus clientes no se acercan a la ciudad desde el recinto de A Xunqueira, algo que no ocurriría si la venta ambulante se dispusiese “a las puertas” del comercio local.

Vieja polémica

La polémica no es nueva, viene surgiendo cada cierto tiempo, de un modo casi cíclico. En los últimos años fue originada por los propios ambulantes, que veían como perdían clientes, desplazados a un lugar tan inhóspito como el recinto ferial.
En 2005 el debate originó un enfrentamiento entre el gobierno local y un sector de estos vendedores, que exigían el traslado del tradicional mercadillo a un lugar más céntrico. Como medida de presión al Concello, llegaron a suspender la feria en varias ocasiones durante aquel año. Los intereses económicos que genera la feria ambulante son tan importantes que llegaron a producirse enfrentamientos violentos entre las partes en discordia, como ocurrió en una asamblea de vendedores en la que se llegaron a esgrimir armas de fuego. Tras aquellos incidentes, durante varias jornadas la Policía acompañó la celebración del mercadillo.
Los vendedores reclamaban instalar sus puestos en la Alameda o en el centro histórico. También los usuarios del Mercado de Abastos acogían con agrado la idea de que la feria se trasladase a la calle Sierra y otras del entorno de la plaza. Entonces, como hoy, argumentaban que daría más vida a la zona monumental y potenciaría su comercio.
La polémica se extiende ahora también a la fecha de celebración del mercadillo. Un sector de vendedores defiende que pase a celebrarse todos los viernes, otros prefieren los sábados, y casi ninguno los días 1, 8, 15 y 23 de cada mes fijados en la actualidad. También vecinos y comerciantes del centro histórico proponen el cambio de fechas.

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