Tegucigalpa - Los efectos económicos del aislamiento internacional a raíz del golpe de Estado del 28 de junio en Honduras comienzan a tener efecto en el sector más informal y pequeño de la economía hondureña. Ello, sin que Estados Unidos, destino de la mitad de las exportaciones hondureñas, haya aplicado las sanciones más severas.
El Departamento de Estado norteamericano emitió anteayer una orden de no emitir nuevas visas a ciudadanos hondureños, con excepción de los migrantes y de los casos de emergencia, como medida de presión contra los golpistas.
«Esto de las visas tiene un efecto negativo muy grande, sobre todo porque afecta la compra de materias primas, que son necesarias para los procesos productivos de la pequeña y mediana industria», sostuvo el presidente de la Asociación Nacional de la Mediana y Pequeña Industria de Honduras (Anmpih), Enrique Núñez. Según el dirigente del sector, esta contracción obligó a las empresas a reducir «drásticamente» la mano de obra. «Las estimaciones que han hecho diferentes organismos indican que en el país hay unas 230.000 mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), pero de éstas, el 95% son microempresas», que la ley define como aquellas que tienen entre 1 y 15 empleados. «Muchas de estas empresas despidieron hasta el 50% del personal, porque simplemente no hay a quién venderle», aseguró Núñez.
Esta visión coincide con la del dirigente de los pequeños empresarios de Tegucigalpa, Carlos Uclés, quien dijo que el ánimo de los productores de este sector «está por lo suelos» debido a los problemas. «Siempre hemos tenido problemas, enormes dificultades para poder trabajar, pero ahora hay una recesión terrible, nuestros productos no se mueven y no contamos con ningún financiamiento», se lamentó Uclés.
Preocupación
Por su parte, Jorge Canahuati, dirigente de los empresarios de la maquila -actividad que da empleo a unos 140.000 hondureños- se mostró preocupado por la situación e hizo un llamado a los diferentes actores políticos del país a encontrar una salida «equilibrada» a la crisis. «Lo mejor para el país -dijo- es que encontremos un punto medio entre las dos posiciones» para evitar un mayor descalabro de la economía, que experimentó un fuerte deterioro en los últimos meses.
Sin embargo, más que el tema de la suspensión de visas a los empresarios hondureños, preocupa la posibilidad de que Estados Unidos suspenda a Honduras del tratado de libre comercio con Centroamérica, conocido como CAFTA.
«Si tal cosa ocurre, eso sí sería la ruina para el país», sostuvo Adolfo Facussé, presidente de la Asociación Nacional de Industriales de Honduras (ANDI), una de las organizaciones de la cúpula empresarial. El miedo de los comerciantes hondureños se ve fundamentado por las palabras del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, quien tras reconocer el fracaso de la misión de cancilleres que encabezó para buscar la restitución de Zelaya, indicó que «los últimos esfuerzos» para presionar al Gobierno de facto pasarán por las sanciones bilaterales que puedan decidir cada uno de los países del continente.
Agencias ANSA, DPA y EFE
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