Juan Pablo Morales
LA NACION
El Gobierno anunciará mañana un plan millonario para resistir el avance de la crisis e intentar frenar la baja en la creación de empleo. La presidenta Cristina Kirchner lanzará en la Casa Rosada un "programa de abordaje integral" para la creación masiva de cooperativas sociales en todo el país, un proyecto que la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, prepara en reserva desde hace un mes.
Fuentes oficiales adelantaron ayer a LA NACION que el programa prevé una inversión de $ 9000 millones con los que se pretende crear, en el mediano plazo, al menos 100.000 puestos de trabajo.
"Si las empresas no invierten, lo vamos a hacer nosotros", argumentaban ayer en el Gobierno. El plan funcionará también como un ejercicio de sinceramiento público: implicará reconocer que la crisis está golpeando a los sectores más pobres. En la Casa Rosada admiten que "los coletazos" ahora están afectando a los sectores más vulnerables de la economía informal y que el programa intentará solucionar ese problema.
El proyecto se convertirá, además, en la primera respuesta política a los sectores de la oposición que piden la universalización de los planes sociales. Insistían ayer en despachos oficiales: "Este plan es inverso a la universalización. ¿Vos qué preferís? ¿Que te den un subsidio o que te den trabajo?"
Los detalles del lanzamiento ya están listos. Con la participación de los municipios y los gobiernos provinciales, el Gobierno pretende fortalecer varios miles de cooperativas, sobre todo dedicadas a la infraestructura básica. Incluirán desde el pintado de cordones y escuelas hasta la construcción de cloacas y veredas.
El programa se desarrollará en etapas. La Casa Rosada quiere involucrar a gobernadores e intendentes (sobre todo del conurbano) para satisfacer con cada cooperativa demandas distritales. También aspira a que las universidades nacionales participen en la selección de los eventuales trabajadores y en la capacitación cooperativista.
El Estado nacional financiará cada estructura, los materiales para las obras y los salarios. Cada "socio" deberá anotarse como monotributista social y cobrará el sueldo mínimo (hoy es de 1400 pesos).
En el Gobierno, sin embargo, todavía no detallaron cuáles serán los mecanismos para evitar una debilidad histórica de los planes sociales de empleo: el clientelismo. Sólo repiten que el programa permitirá integrar al sector formal a "miles de trabajadores", con la esperanza de que, en el mediano plazo, estén "capacitados para integrarse a la economía privada".
Ese mismo argumento había usado la semana pasada Néstor Kirchner, en Quilmes, para adelantar el anuncio. Era un momento clave: el día en el cual el papa Benedicto XVI habló del "escándalo de la pobreza" en la Argentina. El ex presidente improvisó una respuesta y apuró las declaraciones públicas.
"Vamos a lanzar un plan muy importante para la creación de empleos a través de cooperativas e inversión pública", dijo después de una reunión con intendentes. Era natural. El mismo había monitoreado, en la intimidad de Olivos, todos los detalles.
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