Hace pocos días, la Alcaldía Libertador prometió una Caracas sin buhoneros a más tardar en el año 2010. Pero la economía informal de Caricuao decidió que no podía seguir esperando y hoy, 200 de los 450 trabajadores de la parroquia se han convertido en los protagonistas de una experiencia inédita.
Ya iniciaron el proceso de compra de 200 minilocales en el Centro Comercial Caricuao Plaza, ubicado frente al bulevar Ruiz Pineda, el mismo espacio que la Alcaldía Libertador (gestión de Freddy Bernal) había prometido asignarles hace dos años, previa negociación con los dueños, que nunca se concretó.
"Cuando llegaron las nuevas autoridades al municipio, Sergio Sánchez, director de Economía Popular de la Alcaldía de Libertador, nos aclaró que no había recursos para adquirir el centro comercial porque era un proyecto muy ambicioso", recuerda Karina Urbina, trabajadora informal, y que luego se convirtió en una de las líderes del proyecto de compra.
La respuesta de Sánchez desvanecía los sueños de reubicación de los buhoneros de Caricuao y los dejaba en el limbo. Decepcionados y movidos por la premura de dejar la calle y mejorar su calidad de vida le hicieron una propuesta al dueño del centro comercial para adquirir los locales por autogestión.
"Muchos no pudieron costear el pago de la reserva de la minitienda que eran 5 mil BsF, por eso sólo 200 de los 450 buhoneros de Caricuao entramos en el proyecto. Negociamos con el dueño del centro comercial y logramos que nos bajara el costo de los locales de BsF 90 mil a 80 mil", cuenta Omaira John, quien tiene más de 20 años vendiendo en la calle y que está a unos cuatro meses de convertirse en propietaria.
Oscar Guerra, el arquitecto que está al frente de la obra, informó que el centro comercial, de siete pisos, (dos de ellos destinados a los buhoneros) estará listo en diciembre.
La Alcaldía Mayor y el Inaesin sirvieron de enlace entre los informales y el Banco del Sol, institución que está financiando a los microempresarios.
"Ya consignamos toda la documentación para los créditos que oscilarán entre BsF 50 mil y 60 mil, dependiendo de la capacidad de pago de cada trabajador", explicó Carmen Aparicio, buhonera desde hace 15 años.
Los que decidieron invertir ahora sienten que aseguraron su futuro. "Estamos motivados porque se trata de una propiedad privada. Más que ser una carga social nosotros mismos buscamos una salida. Si la Alcaldía nos hubiese asignado los puestos sería en condición de comodato, lo que significa que el local no se puede heredar", cuenta Urbina, quien hace un llamado a la banca y a la empresa privada para que apoyen al resto de los buhoneros de Caricuao que no pudieron formar parte de este proyecto. Sería la manera de recuperar para la comunidad, de una vez por todas, el bulevar Zoológico.
Delia Meneses
EL UNIVERSAL
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