El pasado 3 de junio se inauguró en Ginebra la 98ª edición de la Conferencia Anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se desarrollará hasta el próximo 19 de junio. Las palabras de bienvenida del director general de la OIT, el chileno Juan Somavía, dieron paso al habitual debate sobre el cumplimiento de los principios y derechos fundamentales del trabajo, así como a tres nuevos temas de actualidad: recomendación autónoma sobre el sida en el mundo del trabajo; discusión general sobre la igualdad de género como eje del trabajo decente; y, un tercero extraordinario, sobre consecuencias de la crisis económica y financiera mundial en el empleo y lo social.
Este último debate se celebró en una Comisión especial (plenaria) y en el Pleno de la Conferencia en base a la Memoria del director general que lleva como título ‘Enfrentando la crisis mundial del empleo. La recuperación mediante políticas de trabajo decente’. El núcleo principal del documento es la propuesta de Pacto Mundial para el empleo. En este sentido, Juan Somavía declaró que “el Pacto Mundial para el Empleo contribuiría a configurar las respuestas nacionales a la crisis elaboradas por los gobiernos en consulta con los interlocutores sociales; las sinergias e interacciones entre todos los pactos nacionales redundarían en una incidencia cada vez mayor a nivel mundial, reforzando así sus efectos en todos los países; al tiempo que orientaría y sustentaría la cooperación internacional y los intercambios en las regiones y entre ellas”. Asimismo, el director de la OIT declaró que “el Pacto no está planteado como un instrumento legal internacional de carácter obligatorio. Se trata de lograr un acuerdo basado en el desarrollo de políticas comunes que eventualmente conduzcan a la generación de programas nacionales e internacionales”.
Subrayó igualmente que por la experiencia de crisis pasadas se sabe que el empleo recupera sus niveles previos a la crisis con un desfase de entre cuatro y cinco años, “lo que significa que la crisis del desempleo se podría alargar hasta ocho años”.
Además, tras analizar el impacto de la crisis en el empleo, con un posible aumento del desempleo en 50 millones de personas, indicó que será necesario que para el 2015 se creen 300 millones de nuevos puestos para poder absorber el aumento de la fuerza laboral. Sin embargo, enfatizó que “las cosas van en la dirección opuesta, pues está prevista una contracción de la economía mundial del 1,3% en 2009 y en cambio se prevé que el desempleo siga creciendo hasta finales de 2010 o hasta 2011”.
Pacto Mundial para el Empleo
El pacto global del empleo propuesto por Somavía busca proteger al trabajador así como ayudar a que los efectos de la crisis sean menos devastadores y el sector se recupere con mayor rapidez. El documento contempla el empleo y la protección social como centro de las políticas de recuperación. Para ello, las políticas de recuperación deben ser consultadas o negociadas con los interlocutores sociales en todos los países.
Otros elementos del pacto que el director de la OIT sometió a consideración del plenario es reforzar las políticas del mercado de trabajo activo; salvaguardar empleos viables, apoyando la aplicación de horarios reducidos y el desarrollo de competencias laborales para limitar los despidos innecesarios; apoyar a personas que buscan empleo y la atención a jóvenes y grupos vulnerables, como pueden ser los trabajadores migrantes, a través de programas de apoyo especiales. Asimismo el nuevo pacto prevé respaldar a empresas sostenibles, sobre todo a la pequeña y mediana empresa, la protección de los derechos de los trabajadores, en especial en cuestiones discriminatorias.
Promueve normas internacionales del trabajo en lo que respecta a las negociaciones del contrato colectivo para enfrentar la deflación de los salarios.
Otro elemento del pacto es la inversión intensiva de trabajo en infraestructura y bienes públicos con alto coeficiente de empleo, la inversión en la economía verde del mañana, la inversión en la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.
Por otra parte, busca la ampliación de protección social, a favor de los grupos de bajos ingresos y de los trabajadores del sector informal; apoyar los sistemas de pensiones; apoyo a las políticas de recuperación mediante el diálogo social y el respeto de los derechos de los trabajadores; así como apoyar a quienes buscan empleo mediante prestaciones de desempleo bien diseñadas.
Finalmente, las propuestas culminan en un apartado, titulado ‘Preparar ahora un futuro mejor’ en el que se habla de cómo elaborar estrategias para el fomento del trabajo decente y la reducción de la pobreza; de la manera de reorientar los sistemas financieros hacia la inversión y las empresas productivas; de la necesidad de reformas fiscales que proporcionen los recursos públicos necesarios para la recuperación y el crecimiento sostenible; de la mejora de la calidad de los empleos para mejorar la calidad del crecimiento reforzando las políticas activas de empleo para evitar el desempleo de larga duración y la exclusión social; de la coordinación mundial de las políticas macroeconómicas con las de empleo y protección social; y del papel de la OIT en una gobernanza mundial para una globalización justa.
A partir de la presentación del pacto, el Consejo de Administración de la OIT, enlazó con las conclusiones de la reunión de ministros de trabajo del G8 (Roma, marzo de 2009) y de la Cumbre del G20 (Londres, abril de 2009), que por primera vez colocaron al trabajo en el centro de las preocupaciones de los gobernantes mundiales. Ahora, los servicios de la OIT trabajan para que el mayor número posible de jefes de Estado y de Gobierno acudan a Ginebra los últimos días de la Conferencia para refrendar y dar proyección pública a la propuesta.
La propuesta de la OIT, que deberá debatir y aprobar en la 98 Conferencia, constituiría una aportación extraordinariamente interesante para los mandatarios del G20 que se reunirán en septiembre en la localidad estadounidense de Pittsburgh.
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