viernes, 26 de junio de 2009

La crisis económica en Asia: se trata de personas de verdad, de empleos reales

El húmedo aire vespertino de Bangkok está haciendo mella en Noi, una empleada doméstica de 46 años de edad, mientras termina de hacer la colada. Luego tendrá que bañar a los dos hijos de su empleador y prepararlos para que se vayan a la cama. Sin embargo, otros pensamientos ocupan su cabeza.

A Noi, que lleva casi tres años trabajando en la capital para una pareja tailandesa-occidental, le preocupa menos el duro trabajo que su futuro. Su patrón está desempleado desde hace tres meses y, si no es capaz de encontrar trabajo pronto, también Noi podría quedarse sin empleo. Con un marido en paro y dos hijos en edad escolar, Noi es el sostén de la familia. No puede permitirse estar desempleada durante mucho tiempo. Y no está sola.

“Según las estimaciones, 100 millones de personas podrían quedarse sin empleo en Asia este año. La situación no tiene precedentes”, afirma Gyorgy Sziraczki, economista jefe de la Oficina Regional de la OIT para Asia y el Pacífico.

La OIT ha señalado que, durante estos periodos de crisis financiera y desempleo creciente, las personas como Noi –que se hallan en la parte más baja de la escala de ingresos– serán las que más acusadamente sufran el impacto. Muchas de ellas, sobre todo las empleadas en la economía «informal», un ámbito sombrío con respecto al que se cuenta con escasas estadísticas formales, tienen poco o ningún dinero ahorrado y los países en los que viven ofrecen, a menudo, una protección social inadecuada a todos sus ciudadanos, por no hablar de aquéllos que ejercen profesiones no sometidas a control y regulación.

En su calidad de región que acoge a dos terceras partes de los pobres del mundo, cada vez es más unánime el consenso en Asia y el Pacífico con respecto a que la protección social –con un «suelo» social– será necesaria para que su población se recupere de la peor recesión de las últimas generaciones. Sin embargo, para que sea eficaz tendrá que llegar a quienes más la necesitan.

«Pocos países de la región cuentan con regímenes de seguro de desempleo adecuados», señala Sachiko Yamamoto, Directora Regional de la OIT para Asia y el Pacífico. «Así pues, en periodos extraordinarios como el que nos encontramos, es fundamental ampliar el alcance de la protección social a la economía informal. Ello significa trabajar no sólo con los gobiernos sino, asimismo, con los empresarios y con las organizaciones de trabajadores.»

En Ginebra, durante la celebración de la edición de 2009 de la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) de la OIT, los dirigentes de numerosos países efectuaron presentaciones en la Cumbre sobre la Crisis Mundial del Empleo –que formó parte de la CIT– para expresar sus puntos de vista sobre la necesidad de aplicar a esta crisis un planteamiento distinto de los aplicados en el pasado. No pocos convinieron en que la protección social será fundamental para la recuperación y en que la OIT deberá considerarse un contribuyente primordial al respecto.

«Nuestras políticas económicas están orientadas a un crecimiento rápido, un desarrollo social equitativo, la creación de empleos y el desarrollo de una red de seguridad social», declaró la Primera Ministra de Bangladesh, Sheil Hasina, durante una alocución grabada en vídeo presentada a los delegados. «Nos congratulamos de que (desde la OIT) se unan a nosotros en el desarrollo de unos paquetes de seguridad social rentables para Bangladesh.»

Esta crisis del empleo ha representado un toque de clarín para todos los sectores de la sociedad, al objeto de que estos den una respuesta coordinada que vaya mucho más allá de la mejora de la reglamentación relativa a las finanzas y los créditos. En tanto los delegados participantes en la CIT trabajaban en pos de la creación de un pacto mundial para el empleo, los representantes patronales declararon que, aunque el mundo precise regulación en diversos ámbitos para salir de la crisis, lo que más necesita son reglamentos que tengan sentido y no supongan una presión adicional sobre las empresas que ya están pugnando por sobrevivir.

«Necesitamos los reglamentos adecuados, unos reglamentos inteligentes», declaró Yogendra Kr. Modi, Asesor y Delegado Suplente de la Patronal de la India en la Conferencia Internacional del Trabajo y Miembro del Consejo de Administración de la OIT. «Si se crean más reglamentos, quienes padecerán serán las pequeñas y medianas empresas. Los bancos no les concederán préstamos. El dinero se convertirá en un bien escaso.»

Los representantes de los trabajadores en la OIT consideran necesario un cambio de paradigma que se centre en mayor medida en los puestos de trabajo. Un pacto mundial para el empleo contribuiría a garantizar que las necesidades de los trabajadores se sitúen en el primer plano de las respuestas que se den a la crisis.

«En este Pacto Mundial para el Empleo tendremos que adoptar un planteamiento que potencie la protección de los trabajadores y active la demanda, con objeto de fomentar la recuperación económica garantizando la justa distribución de los ingresos entre los trabajadores», declaró Nobuaki Koga, Secretario General de la Confederación Sindical japonesa.

En la Conferencia se señaló que la recuperación del mercado del trabajo podría quedarse rezagada varios años con respecto a la recuperación de los sectores financieros mundiales. No obstante, existe consenso en cuanto a que el modo de avanzar no debe ser el del pasado. El Pacto Mundial para el Empleo representa un itinerario que, en último extremo, podría alumbrar el camino hacia un trabajo digno y decente para todos.

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