A. D. Hans Soria O.
El último bimestre de la presente gestión, la economía nacional “mostró signos evidentes de recuperación” ante la crisis financiera internacional, que deben devolverle serenidad a la ciudadanía, sostuvo ayer Gabriel Loza, presidente del Banco Central de Bolivia, durante su participación en el simposio “Crisis Mundial y sus efectos en la Economía Nacional”, organizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad San Simón (UMSS).
Entre esos signos de recuperación, mencionó que el nivel de las reservas internacionales cuyo promedio, antes de la crisis, estuvo en los 7.800 millones de dólares, mantiene ese nivel; lo que ha significado que no ha habido un efecto de la crisis mundial en el nivel de las reservas internacionales del país.
Refirió que los depósitos del sistema financiero nacional, pese a la crisis, continuaron creciendo numéricamente y anímicamente el público continúa confiando en el sistema; que la demanda de divisas al Banco Central -que superó los 270 millones de dólares en octubre pasado- se redujo a 0,4 millones de dólares en mayo y la primera semana de junio bajó a cero nivel la demanda en el Bolsín, a pesar de la devaluación en países vecinos. Sobre las transferencias de divisas al exterior, informó que en octubre del año pasado bordeó los 150 millones de dólares y que actualmente bajó a cero, despejando toda posibilidad de fuga de divisas.
Respecto a las exportaciones que el año pasado cayeron drásticamente de su auge máximo, el presidente del Banco Central sostuvo que los últimos dos meses los precios se estabilizaron y se recuperaron una mayoría de productos de la minería y la agricultura. Por lo tanto, “queremos transmitir confianza a los productores y agentes económicos, porque se percibe que el efecto inicial de la caída de los precios internacional ha cesado y lo que estamos viendo es una recuperación de los precios, como el caso del petróleo, la soya, el estaño y el zing”, sostuvo.
Admitió que los efectos en Bolivia de la crisis financiera se expresaron en una disminución del volumen de las exportaciones; la caída de las cotizaciones internacionales de materias primas; una reducción de las remesas e ingresos familiares y efectos sociales adversos, como la pérdida de empleo en la minería y el sector informal.
A manera de conclusión, dijo que “no ha habido efectos de la crisis mundial en el sector financiero nacional; sin embargo, los efectos en el sector real se expresan en la desaceleración de la actividad económica”. Agregó que las previsiones a nivel internacional muestran que el impacto de la crisis en Bolivia fue mínimo y que “nos encontramos dentro los países con mayor capacidad de respuesta a la crisis”.
Sin embargo, señaló que “resulta demasiado prematuro emitir opiniones sobre el fin de la crisis mundial”.
Proponen pacto fiscal y productivo ante la crisis
El Gobierno, el sector intelectual y los diferentes actores económico sociales deben realizar un esfuerzo para suscribir no solamente un pacto fiscal, sino también un pacto productivo por el empleo que permitirá afrontar exitosamente los efectos de la crisis mundial en Bolivia, exhortó ayer Horst Greve López, presidente del Directorio del Instituto Prisma y ex ministro de estado, en el simposio sobre los efectos de la crisis mundial.
Explicó que un pacto fiscal permitirá distender las relaciones entre el poder central y las regiones, mediante una adecuada distribución de los ingresos fiscales entre las regiones, las alcaldías y universidades; mientras que el pacto productivo reducirá sustancialmente las repercusiones sociales de la crisis en el empleo.
“Tienen que ponerse de acuerdo varios sectores de las cadenas productivas del país, para garantizar estabilidad y empleo a base de estabilidad de producción, precios, insumos y mercados. Es decir, cada uno le garantiza al otro las condiciones de su normal desempeño y eso hace que se evite el despido masivo de gente”, sostuvo.
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