El dinamismo económico del área metropolitana de Monterrey ha trasladado casi a pueblos completos de la huasteca Potosina a la ciudad, afirman especialistas.
Para la antropóloga Séverine Durin, investigadora del Programa Noreste del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Nuevo León es muy atractivo para los migrantes indígenas.
“Aquí hay una fuerte migración desde la Huasteca potosina, al grado de que Monterrey ya está funcionado como una especie de gran capital regional en relación a esta región de San Luís Potosí”, aseveró.
Detalla que la principal actividad de las mujeres es el trabajo doméstico, en tanto los varones se emplean en la construcción.
Al encontrar un empleo, que no tendrán en el pueblo, genera un desarraigo porque muchos de ellos ya no regresan a sus lugares de origen.
“Es cierto que las hijas de las trabajadoras domesticas que trabajaron en la Ciudad de México dejaron de ir hacia allá y optaron por trasladarse a trabajar a Monterrey”, menciona.
Ya instalados en la ciudad tienen que luchar contra las condiciones de pobreza extrema en la que están insertos y suelen buscan empleos como el servicio doméstico, en le ramo de la construcción, en el comercio de sus artesanías o el comercio informal.
Los principales sectores donde se posicionan laboralmente son en el de servicios, la construcción, venta de artesanías o comercio informal.
Es fácil encontrarlas como parte del entorno urbano, pasean en grupos en La Alameda, la Macroplaza y algunas calles del centro de Monterrey.
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