lanacion.cl: Las pymes y la pobreza
Para algunos fue sorpresa, para otros ya se sabía: nadie -en buena hora- quedó indiferente con los guarismos que indicaban el aumento de la pobreza durante el período 2006-2009. El debate se abrió y eso es lo importante. Pero junto con la importancia de las causas, también se hace indispensable buscar de forma proactiva las soluciones. Para quienes hemos venido hace rato monitoreando el desarrollo de nuestras empresas de menor tamaño, las cifras de aumento de la pobreza no nos extrañan, porque están directamente relacionadas con el devenir de las pymes. Para graficarlo, fijémonos en algunos datos que son muy ilustrativos: por una parte, las pymes generan cerca de 80% del empleo del país; por otra, estas pequeñas unidades económicas representan 99% del universo de las empresas formales chilenas y 100% de las empresas informales, pero sólo participan de 15% del PIB nacional. Con ello observamos una primera causa del aumento de la pobreza en Chile y de lo mal que se distribuye su riqueza: la inmensa mayoría de los chilenos vive con 15% de lo que se produce.
Si las pymes chilenas son tan importantes, ¿por qué el Estado chileno las dejó caer abruptamente desde la crisis asiática, en 1998? La pasada ha sido una década completa en que no se han podido recuperar, curiosamente la misma década en que se produce un aumento de la pobreza. Entonces, ¿qué hacer? Hoy más que nunca se debe desarrollar un plan que reactive a las pymes nacionales; modernizar el Estado en función de que sea un aliado de estas empresas, pero ya no con una mirada paternalista; se debe entender de una vez por todas que las empresas de menor tamaño juegan un rol relevante en la sociedad y el país debe colocarse a la alturas de las circunstancias. Que las pymes chilenas sigan esperando implicará necesariamente que los pobres aumenten. Si alguien piensa que serán las grandes compañías o el Estado los que absorban el desempleo -primera causa de la pobreza-, está profundamente equivocado.
El plan de fortalecimiento y desarrollo a la pyme debe ser audaz y veloz; ya se nos fue una década, no se puede seguir esperando. Los funcionarios que hoy asumen la conducción del Estado deben entenderlo. Los tiempos para permitir tener un país desarrollado y no uno postergado al subdesarrollo ya están casi totalmente consumidos; de no hacer algo pronto, que no nos extrañen las próximas mediciones del nivel de pobreza.
Por fortuna, Chile cuenta con oportunidades para dar el gran salto: tiene prestigio internacional -bien ganado, por lo demás-, cuenta con emprendedores muy tenaces, con organizaciones que los agrupan -aunque débiles aun- que tienen miradas estratégicas del país, que pueden y deben ser un gran aporte. ¿Qué debe hacer el gobierno por su lado?: crear ecosistemas que junto a las pymes organizadas den paso al desarrollo, condiciones que acojan el emprendimiento no tanto mirando a Silicon Valley o al Nasdaq, sino ajustándose a nuestra realidad. Tal vez más que mirar los casos de éxito con los que nuestros economistas y otros técnicos se han formado afuera, sería más importante alcanzar la meta de los 100 mil nuevos emprendimientos que el gobierno quiere impulsar, y que éstos sean negocios sólidos, capaces de generar empleos dignos y no andar al tres y al cuatro como durante la última década. Las actuales autoridades deben entender que, para que las pymes salgan de ese exiguo 15% de participación del PIB, el Estado debe ser profundamente reformado. Políticas de los “caso a caso” o andar ejemplificando con un par de empresas exitosas, no sirvió ni servirá: los cambios deben ser a gran escala, si queremos un Chile sin pobres de aquí al 2018.
* Máster en Administración de Negocios
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