También se echó mano de una línea de empleo transitorio en obra pública local, pero con proyecciones de vinculación definitiva, a través de convenios con institutos provinciales de vivienda. “El 25 por ciento de los hogares bajo la línea de pobreza tuvo cabida en esta iniciativa”.
El Estado tomó parte hasta en el tema de los despidos masivos en empresas.
“Les proponíamos a los empresarios que iban a despedir trabajadores, por la reducción de gastos que exige una crisis, que los mantuvieran en sus cargos y que el Estado se encargaba de pagarles la mitad del salario. El objetivo allí era asegurarse de que se mantuviera el puesto de trabajo”.
Para los jefes de hogar hubo un programa especial que se convirtió en bandera, de manera que se pudiera garantizar el sostenimiento de las familias. “Este programa se destinó a padres (mujeres y hombres) de cuyo ingreso laboral dependía un núcleo de personas, especialmente hijos menores de 18 años. Funcionaba a través de la contraprestación laboral inicial, a la par con capacitación y finalización de estudios formales, si así lo requería el ciudadano”.
En Argentina, el empleo informal pasó del 50 por ciento en el 2003, al 36 por ciento en el 2009. El formal creció 43 por ciento. El sistema de protección social pasó de un tercio de cobertura en 1997, a cerca de la mitad en el 2009.
El desempleo en este país, actualmente, está en el 8,4 por ciento, es decir, por debajo del índice que tienen países europeos como España (17,4 por ciento en el primer trimestre del 2009) y Francia (9 por ciento en el mismo período).
En Chile, estrategia global De acuerdo con el documento La hora de la igualdad, presentado la semana pasada por Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de Cepal, Chile sigue bajando su desempleo (en el primer trimestre del año registró un decrecimiento de 0,4 por ciento al ubicarse en 8,6 por ciento).
La mejoría, dice la Cepal, es consecuencia de la estrategia global de reformas y no de acciones aisladas.
A Chile le ha funcionado el programa liderado a través de la Oficina Municipal de Información Laboral (OMIL). Su propósito es “ofrecer a las personas que buscan empleo un servicio de información, orientación e intermediación laboral. Inclusive, los apoyan en la elaboración de un itinerario personalizado de formación y capacitación, además de apoyo para su posterior vinculación con la oferta de capacitación laboral, con los dispositivos de empleo establecidos por el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) o con otros servicios contemplados en el sistema de protección social”.
Perú le apuntó a la población juvenil Los países que han logrado reducir el problema del desempleo tienen un común denominador en la política aplicada: capacitación laboral y empleabilidad.
Según el boletín Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe, de la Cepal, en Perú le apuntaron a la población juvenil. Se estableció el plan de estímulo económico para la promoción del empleo y la producción, que consiste en tres meses de capacitación técnica y tres de entrenamiento laboral.
Además, se brinda un tratamiento diferenciado a las mujeres jóvenes con hijos, con el fin de combatir las dificultades que deben enfrentar para acceder a programas de este tipo y prioriza a las jóvenes con hijos menores de 5 años. También se otorga a las madres una subvención diaria especial, destinada al cuidado de los niños, para que puedan asistir a las actividades de capacitación.
India: el campo Lo más destacado en este país es el Acta de Garantía de Empleo Rural Nacional, con la idea de ofrecer, a cambio de un salario establecido, empleo manual rural a toda persona que lo requiera. El programa se ejecuta actualmente en 34 estados de la India, con más de 52 millones de hogares beneficiados.
Suecia, tras el pleno empleo Los objetivos de la política laboral son formulados conjuntamente por el Parlamento y el Gobierno. La financiación está a cargo de un presupuesto asignado por el Parlamento.
Actualmente, la meta a largo plazo de la política laboral de Suecia es alcanzar el pleno empleo. Un principio de trabajo es que las políticas laborales que se ejecuten se dirijan adicionalmente a reducir la exclusión social.
Cuentan con un seguro de desempleo, mecanismo de reajuste y reingreso al mercado de trabajo y no una red social de apoyo
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