lunes, 21 de junio de 2010

La crisis del Estado de Bienestar europeo

La segunda fase de la crisis de los países ricos puede ser más dañina. En la primera se dañó la confianza en bancos, aseguradoras, auditoras y en los estructuradores de papeles privados. Ahora empieza la desconfianza en los bonos soberanos emitidos por gobiernos que estuvieron fraguando cifras para ocultar sus déficits fiscales. Esta desconfianza se acrecienta al ver la lentitud de los líderes políticos europeos para dictar las medidas correctivas de ajuste.

Para seguir colocando sus bonos soberanos, tendrán que subir sus tasas en compensación al mayor riesgo, y como sus déficits fiscales son gigantescos, necesitarán emitir bastante más. Esto restringirá y encarecerá el financiamiento del sector privado en esos países ricos, pues las empresas tendrían que pagar tasas mayores a las de los papeles soberanos si quieren seguir levantando recursos. Esto sería recesivo.

Al empezar la crisis, algunos querían verla como el inicio del ciclo final del capitalismo. Pero lo que entró en crisis es el ?Estado de Bienestar? europeo, el modelo socialdemócrata con empleo rígido de por vida, enormes beneficios sociales y un sector público demasiado grande y costoso. Ahora se necesitan reformas profundas.

En el Perú copiamos el proteccionismo laboral europeo y nos ha ido mal. 70% de los trabajadores son informales, sin beneficios sociales. Generar empleo formal está fuera de las posibilidades de las pequeñas empresas peruanas, porque si crecen más de lo permitido, deben pasar al régimen general del empleo, que es tan costoso que casi nadie puede dar el salto.

Para las grandes empresas, el empleo temporal ha sido una solución, porque no pueden contratar personal permanente en planilla debido a la enorme rigidez y costos del régimen general del empleo. Las empresas formales reconocen todos los beneficios de ley, que cancelan cada vez que concluye un contrato a plazo, renovable. Es peligroso enfocar el tema del empleo temporal como un ?problema?, porque podría empujar a los políticos tradicionales a intentar ?solucionarlo? de modo populista eliminando los contratos a plazo, con lo cual destruirían industrias importantes como las agroexportadoras y las confeccionistas.

En España, por la misma rigidez laboral hay mucho empleo temporal, y se está gestando una reforma radical. Una reforma laboral aquí generaría un boom del empleo formal, con mejores salarios netos y beneficios sociales realistas, e incrementaría la recaudación fiscal.

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