DÍA INTERNACIONAL DE LA SEGURIDAD Y LA SALUD EN EL TRABAJO « Especialistas en seguridad, apasionados por la salud.
El 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. En 2003, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) instituyó este Día para destacar la necesidad de prevenir accidentes y enfermedades laborales. El 28 de abril es también el día en el que las organizaciones sindicales recuerdan a quienes han muerto víctimas de accidentes laborales.
El tema de este año son los riesgos emergentes y las pautas de prevención en un mundo laboral dinámico, mirando a los desafíos mundiales actuales y al nuevo contexto de las prácticas de salud y seguridad laborales.
En Europa, el mundo laboral es dinámico. Nos enfrentamos no sólo a los peligros y riesgos emergentes más recientes; también la relación empresario-trabajador, el perfil demográfico de la población activa europea, las pautas laborales y los tipos de trabajo están cambiando. A su vez, estos cambios afectan a cómo la seguridad y la salud laborales tiene que gestionarse en las distintas instancias: el lugar de trabajo, la región, el país y los foros internacionales.
Nuevos desafíos para la prevención
Se han logrado muchos avances, pero persisten importantes desafíos. Los expertos estiman que 2,3 millones de personas fallecen anualmente por accidentes laborales y enfermedades profesionales, y que 270 millones de personas son víctimas de accidentes laborales no mortales. Además, cada año se registran 160 millones de nuevos casos de enfermedades profesionales. La carga financiera de las indemnizaciones, de los cuidados de salud, de la rehabilitación y de la invalidez es enorme. Una suma que equivale al 4 por ciento del PIB mundial sólo por daños laborales. Es más, para algunos países en desarrollo, el coste puede ascender hasta el 10 por ciento del PIB.
La actual fase de la globalización entraña un crecimiento del empleo informal, mayor migración y profundos cambios sociales que plantean desafíos en términos de seguridad y salud en el trabajo, sobre todo en países con conceptos de prevención menos evolucionados. Las nuevas tecnologías, incluidas las nanotecnologías, los riesgos ergonómicos y el estrés y la presión psíquico-social contribuyen a aumentar la complejidad de la prevención.
Los cambios demográficos, la globalización y las crecientes desigualdades sociales hacen que la salud de los trabajadores sea una cuestión cada vez más importante para el progreso económico y social. Es un elemento indispensable del desarrollo y mantenimiento del capital humano y de la capacidad de las personas de ser miembros activos del mercado laboral. La seguridad y salud de las personas en el trabajo es, por tanto, un factor fundamental para lograr la sostenibilidad de los regímenes de la seguridad social.
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