Ciudad de México.- El Instituto Nacional de las Mujeres informó que de acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo, el trabajo remunerado de la mujer en América Latina impidió que la pobreza se elevara a 40 por ciento, sino que esta se ubicara en 26 por ciento.
“El empleo femenino ha aumentado de manera constante a pesar de las fuertes fluctuaciones de la actividad económica, debido a que tienen un mejor acceso a la educación, tasas de fertilidad más bajas y una disponibilidad creciente de agua potable y electrodomésticos que les libera tiempo y pueden destinar más horas a un trabajo remunerado, además de propiciar un cambio en el papel del hogar”, de acuerdo a Inmujeres.
Sin embargo, el trabajo de las mujeres se concentra en forma desproporcionada en empleos informales de baja productividad, es por eso que la mayoría de las mujeres en este sector son dueñas de empresas pequeñas, ya que tienen menos probabilidades que los hombres de ser propietarias de empresas que empleen a otros trabajadores y más probabilidades de ser trabajadoras por cuenta propia.
Además, sigue existiendo una elevada concentración de mujeres en ocupaciones tradicionalmente femeninas, como el servicio doméstico, la enseñanza y el trabajo de oficina se mantiene como un obstáculo generalizado para la igualdad en el mercado laboral de la región.
En América Latina y el Caribe, las mujeres cargan con la responsabilidad sobre el cuidado no remunerado de niños, ancianos y enfermos. Si bien esa división de trabajo genera un valor considerable en términos de bienes, servicios y bienestar para los hogares, impone costos sustanciales para las mujeres, que se manifiestan como oportunidades perdidas e ingresos sacrificados.
Si bien es cierto que las oportunidades, aunque pocas, han sido significativas en el ámbito laboral para las mujeres, es necesario dar mejor protección a las mujeres contra el desempleo y optimizar y hacer cumplir la ley laboral.
Esta información se dio a conocer durante la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo, que dentro de su agenda de trabajo, por primera vez incluyó un seminario en materia de género titulado, “¿Cómo hacer que la igualdad y diversidad de género funcionen y sean provechosas?, cómo capitalizar el trabajo de las mujeres” encabezada por Luis Alberto Morales, presidente del BID, quien a su vez reconoció que México es de los países pioneros en América Latina en el diseño de instrumentos de políticas orientadas a potenciar el control de las mujeres sobre los gastos, es decir, programas sociales de transferencias condicionadas que toman en cuenta el aporte de las mujeres en el desarrollo.
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