La situación política o económica de los países centroamericanos propicia cada año la migración de miles de personas. El destino preferido es Estados Unidos. Sin embargo, el trabajo artesanal en madera que René practicaba en Nicaragua no se compara al puesto de zapatos de plástico que atiende ahora en una banqueta sobre la calle.
Confiesa que su “hablado” fue el peor aliado al momento de buscar empleo. Pero hoy, luego de 14 años, casado y con familia, se siente orgulloso de su trabajo.
Por su ubicación, Guatemala es un país de tránsito. Hay más de 246 puntos ciegos a lo largo de 956.6 kilómetros de línea fronteriza entre ester país y México, por donde cruzan emigrantes principalmente América Central y del Sur.
Según la Dirección General de Migración, en 2009 ingresaron al país 978,541 personas procedentes de distintos países, de las cuales 355,695 eran centroamericanas. Se calcula que en Guatemala radican unos 250,000 extranjeros, muchos de manera ilegal.
Para el terapista infantil y familiar Pablo Montiel, el abandono, la delincuencia o los engaños con supuestas oportunidades de trabajo son, durante el recorrido, otras de las razones por las que estas personas decidieron quedarse en el país. Dichas situaciones los motivaron a buscar alternativas para ganar dinero y continuar su viaje o regresar.
De esa cuenta, la economía informal ha sido el refugio de muchos indocumentados, que han encontrado en esta un espacio para ganar dinero. Sin embargo, según la hondureña Rosarito Mejía, muchos se aprovechan de la necesidad de los foráneos. Ella cuenta que ganaba Q250 semanales por atender una venta de ropa, y solo de alquiler pagaba Q150.
PAÍS DE TRÁNSITO
Desde las regiones limítrofes con El Salvador y Honduras y a través de la frontera con México, el movimiento migratorio hacia el interior de Guatemala es para muchos solo una escala hacia EE. UU.
tRIBULACIONES, ESTIGMAS Y LA ANGUSTIA POR EL FUTURO DE LOS HIJOs
“A veces la gente es muy mala. Piensan que uno viene a trabajar de prostituta. No respetan que una es mujer y madre. Es muy difícil encontrar empleo. Piden papeles y uno no los tiene”.
Nicole Pereira,
vendedora ambulante (El Salvador).
“Muchos piensan que somos criminales y que venimos huyendo de algo. Todos los días te para la Policía porque te ven sospechoso, pero Dios me da fuerza para trabajar y ser mejor persona”.
Rubelsi Noriega,
repartidor (Honduras).
“No niego que muchos vienen a delinquir, pero habemos muchos que trabajamos y le hacemos ganas a la vida. El trabajo que tengo me alcanza para sostener a mi familia”.
René,
vendedor (Nicaragua).
“Hay que trabajar bastante. No se puede ahorrar. Pero es mejor un poco a no tener nada. Uno solo aguanta, pero hay quienes tienen hijos, y ellos no tienen la culpa de nada”.
Rosarito Mejía,
vendedora de ropa (Honduras).
Juan Carlos López / DCA
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