miércoles, 3 de febrero de 2010

Maquilas, turismo y poco más

Maquilas, turismo y poco más

El anunciado plan Dinero por trabajo (una fórmula clásica de la ONU, a veces llamada Comida por trabajo) comenzó por fin ayer en Haití. Limpieza y desescombro, con escobas para barrer el fango pestilente acumulado en las calles o lo que se tenga a mano. En este país donde la maquinaria pesada es un bien escaso, una pala mecánica provocando un atasco circulatorio es una alegría para la vista.



Según la cada día más estelar ministra de Cultura y Comunicación, Marie Laurence Jocelyn-Lossegne, 27.000 personas se habían apuntado al plan, coordinado por las ONG y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para "empezar a limpiar las calles". Oxfam, por ejemplo, aplicará el proyecto en ocho lugares o "campos" y espera beneficiar a cinco mil familias.

Los trabajadores cobrarán 185 gourdes –el equivalente a tres euros en moneda haitiana– por una jornada de seis horas. Precio de mercado. Es prácticamente el mismo salario que en el parque industrial de Puerto Príncipe, donde se trabaja de seis de la mañana a cuatro de la tarde, más o menos. El parque ha vuelto a la actividad. Una legión de mujeres que ayer salían de las fábricas al paso ondulante y elástico de los haitianos cose ropa o monta componentes de televisores y otros cachivaches. Las maquilas –el modelo de producción, y de sobreexplotación laboral en todos los sentidos impuesto en América Central– dan unos 25.000 empleos, y la espantada de las empresas en tiempos del conflictivo segundo mandato del presidente Jean-Bertrand Aristide supuso un golpe para este país, que vive de la economía informal, de la venta –unos a otros– de alimentos y todo tipo de pequeños artículos, y sobre todo de las remesas de los emigrantes, que representan el 26% del PIB y sostienen a un millón de personas. Un 25% de la economía corresponde a una agricultura sin tecnificar.

Según el economista Kesner Pharel, "Bill Clinton trató, desde el año pasado, de atraer empresas de Corea del Sur y EE.UU. para montar nuevas maquilas". Esa es, pues, la oferta del enviado especial de la ONU para Haití. ¿Alguna otra perspectiva? "No sé de ningún modelo para Haití", dice Pharel. "El turismo es el mayor sector en el Caribe, pero necesitas ser competitivo. No es problema de dinero, sino de ideas. Los dominicanos tuvieron ideas y sus líderes pusieron interés en el país antes que en sí mismos; es capital social, eso es lo que nos hace falta para atraer inversión".

Kesner Pharel –que ha citado a este diario en un restaurante rodeado de casas elegantes de altas tapias, algunos de cuyos habitantes prefieren dormir en el jardín aunque no se vieron afectados por el seísmo–, mantiene muchas reuniones estos días, y no ve por ninguna parte una salida para el país. La conferencia de Montreal "fue un gran show", dice, y las propuestas de condonación de la deuda externa de Haití (alrededor de 1.300 millones de euros) no son para él significativas. "El servicio de la deuda supone cinco millones de dólares al año; la deuda no es el problema, sino convencer a los donantes, y algunos de ellos, como Estados Unidos, tienen problemas económicos. Nuestro problema es de credibilidad, porque estamos en los últimos puestos del índice de Transparencia Internacional".

"Y no es sólo cuestión de dinero, esa es la última parte –insiste Pharel–. Lo que falta es un plan estratégico. La comunidad internacional no ha de hacerlo por nosotros: aquí se tienen que unir la clase política y la sociedad civil para hacerlo, y eso hoy por hoy no lo estoy viendo".

Le pedimos a Kesner Pharel nombres: con quién se podría contar para el gran proyecto de levantar el país. No se atreve a dar ninguno. Además, "la fuga de cerebros es enorme, a Estados Unidos, a todas partes, y no es algo nuevo", señala, pues de hecho se remonta a los tiempos de la dictadura de los Duvalier, padre e hijo. "Ahora, en las universidades hemos perdido a muchos profesores y alumnos en el terremoto". Se calcula que el 80% de los edificios universitarios han quedado destruidos. Algunas escuelas de primaria de Puerto Príncipe volvieron a funcionar el lunes, así como muchas fuera de la capital. Se cree que las escuelas públicas apenas cubren el diez por ciento de los niños en edad escolar.

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