lunes, 8 de febrero de 2010

Crece la disparidad sectorial en la brecha entre el costo laboral y el salario de bolsillo

Crece la disparidad sectorial en la brecha entre el costo laboral y el salario de bolsillo

Trabajo elaborado por el Instituto de Estudios Laborales y Sociales (IDELAS)

Los últimos datos de la Distribución Funcional del Ingreso, correspondientes al tercer trimestre de 2009, dieron cuenta de que en algunas ramas de actividad el empleador registra una carga salarial que supera en sólo 29% al ingreso neto que percibe el trabajador, y en otras llega a exceder el 43%. Además, permitieron detectar que sobre 24 sectores en 15 se verificó en el último año un aumento de la distancia entre la remuneración que recibe en mano el trabajador y la masa salarial global que ese empleado le genera a la empresa u organismo del estado donde se desempeña.

El Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), elaboró un nuevo informe en donde se analiza la brecha entre el costo laboral y el salario de bolsillo.

Del informe se desprende que:

· Existen marcadas y crecientes asimetrías entre los sectores público y privado y entre las ramas productoras de bienes y servicios, sin que se observe un común denominador que posibilite detectar una regla no escrita que a mayor remuneración mayor será la brecha entre el ingreso percibido por el empleado y el valor que finalmente contabilice el empleador, tras agregar los efectos de las cargas sociales, previsionales e impositivas.

· En lo referente a la variación de las brechas del costo salarial con el ingreso neto de bolsillo del trabajador los ajustes tardíos de los mínimos no imponibles al Impuesto de las Ganancias, no sólo por escala de remuneración sino también por el estado civil del trabajador y la cantidad de familiares a cargo, y de los límites máximos sobre los que se aplican los aportes y contribuciones al sistema previsional, han contribuido a afectar esa relación. Más aún, por la distorsión que ha generado la generalización de los aumentos de salarios en carácter no remunerativo, que también tardíamente se fueron incorporando al régimen general de descuentos de cargas sociales, previsionales e impositivos, porque provocaron, en muchos casos, un aumento promedio de las retenciones por parte de los empleadores.

· Se agregó en 2009 la extinción del régimen de pago de hasta 10% del sueldo bruto en tickets canasta, los cuales también tenían el carácter de no remunerativos, por lo que representaban un beneficio para el receptor, sin constituir una carga adicional para el patrón. Asimismo, influye la distinta participación en la fuerza de empleados formales de los que se desempeñan en condición de autónomos y monotributistas, porque además de traccionar hacia abajo el promedio de las remuneración de cada rubro de actividad en la serie que elabora la Dirección Nacional de Política Económica con datos del Sistema Integrado de jubilaciones y Pensiones, al no generar costos adicionales para las empresas. Esa información corresponde en exclusiva a la nómina de trabajadores formales, es decir asalariados registrados, más monotributistas y autónomos, por lo que al excluir a los que se desempeñan en la economía informal, tampoco la brecha sectorial que se verifica en el costo laboral total, aunque sin incluir los derivados de la cobertura de vacaciones y previsiones por posibles despidos, puede explicarse a los diferentes índices de actividad en negro que la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC detecta en las distintas ramas de actividad y jurisdicciones del país.

· No fue en todos los sectores de mayores ingresos donde en 2009 se produjo un incremento de la brecha entre el costo laboral y la remuneración de bolsillo, sino que también se verificó en los de medianos y menores ingresos. Del análisis de la serie de Distribución Funcional del Ingreso del INDEC se pudo comprobar que entre las 24 ramas de actividad que comprende al total de los ocupados registrados 15 acusaron una ampliación de la brecha entre las dos variables claves del mercado laboral que determinan gran parte de los movimientos en la oferta y demanda de puestos de trabajo, 2 quedaron casi igual y 7 experimentaron descensos.

· La brecha de ingresos es menos marcada entre los que se ocupan en la producción de bienes, con un promedio de $3.470 y la rama de los servicios, tanto públicos como privados, que era de $3.143, en un contexto en la que la contribución a la generación de empleos es de una proporción inferior a 1 por cada 2, respectivamente, y además existen notables distancias en la media de remuneraciones brutas entre las 24 clasificaciones que aporta el organismo oficial de estadística. Pese a la siempre promocionada búsqueda del gobierno de turno de reducir la brecha entre los que más y menos ganan, tanto en el último año como en el trienio, los mayores aumentos de las remuneraciones se concentraron en las franjas más altas, con la excepción de los servicios de pesca, probablemente por efecto de la crisis que afectó al sector. Los menores ajustes correspondieron a las ramas de menor ingreso fijo, como los que se emplean en hoteles y restaurantes, agricultura y ganadería, textiles y cuero e incluso servicios de enseñanza y salud privados.

· El impacto de la crisis financiera internacional sobre la economía real en general y el comercio exterior, en particular, no sólo de los grandes países desarrollados, sino también de los emergentes, más algunos desaciertos de políticas internas que desalentaron las búsqueda de oportunidades fuera de las fronteras y que en el orden interno afectaron los costos generales de producción de muchas empresas, determinaron generalizadas destrucciones netas de empleos. Las excepciones fueron los gobiernos nacional, provincial y municipal, con la exclusión de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la elaboración de alimentos y los servicios de enseñanza y salud privados. En el primer caso, por las políticas instrumentadas tendientes a paliar los efectos de la crisis sobre el sector privado, aun con el costo de haber caído en abultados déficit fiscales antes de los auxilios financieros de la Anses, el Banco Central y otros entes autárquicos. Y en el segundo, por la clara condición de bienes inferiores, porque crece la demanda cuando decrece el poder de compra de las remuneraciones.

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