El descalabro social que generó la peor crisis financiera y económica desde la Gran Depresión de la década de 1930 será más complicado y lento que la reactivación económica que ya se visualizó en los últimos meses del 2009. Aunque la mayoría de los expertos considera que el 2010 confirmará el repunte de las "locomotoras" económicas del mundo -EE.UU., Europa, China, India y países del sudeste asiático-, todavía habrá que esperar para que baje el desempleo y mejoren las condiciones sociales de muchos de los afectados por el "crack".
Hace un año la economía mundial estaba al borde del precipicio y el sistema financiero global a punto de sufrir un infarto. Pero los gobiernos y los bancos emisores comenzaron a inyectar de forma febril cantidades inimaginables dinero en las enfermas economías. De hecho, para la ONU, el repunte económico es casi exclusiva responsabilidad de las medidas de estímulo que adoptaron los países de todo el mundo desde fines del 2008.
Para los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI), en Washington, el tema está claro: la recuperación será muy ardua y la economía mundial tiene que realizar un reajuste dramático.
El responsable del FMI, el francés Dominique Strauss-Kahn, se muestra especialmente cauteloso y señala que la economía se encuentra en "situación de espera". Es estable y está en vías de recuperación, pero todavía sigue muy vulnerable. "Existen indicios de que la confianza regresa", señala Strauss-Kahn.
El FMI pronostica para este año un crecimiento global del 3%, después de que la economía se contrajera en el 2009 un 1%. Los países ricos podrán contar con un crecimiento del 1,25%.
Pero los bancos siguen sufriendo al igual de antes con la falta de capital y los activos tóxicos. Y en las viejas naciones industrializadas parece que el potencial de crecimiento está más agotado en vista de un exhausto y endeudado consumidor.
"El desempleo frenará el consumo durante una temporada", agrega Strauss-Kahn. "Y los enormes déficits públicos tan sólo hacen mayor la vulnerabilidad".
"El crecimiento no será lo suficientemente fuerte para reducir el desempleo, cuyo punto álgido se alcanzará en algún momento del próximo año", advierte el economista del FMI, Olivier Blanchard.
Mejores noticias se escuchan desde las economías emergentes. De hecho, las verdaderas locomotoras del crecimiento global serán China e India.
El FMI ha calculado un crecimiento del 5% para Asia. China se vuelve a situar a la cabeza con un pronóstico del 9% e India con un 6,4%.
En América Latina los motores serán Brasil (crecimiento del 5%) y México (3%) . Chile, Perú y Uruguay aportarán buenos rendimientos. Políticas fiscales más sólidas, mejores sistemas financieros y reservas internacionales dejaron a la región en mejor posición que en crisis anteriores, según el BID.
Las naciones enfrentarán este año uno de los problemas más delicados: retirar los gigantescos paquetes de ayuda coyunturales para que retome protagonismo el sector privado y subir paulatinamente las tasas de interés. La búsqueda de una "estrategia de salida" que devuelva a las economías a la normalidad ya ha comenzado.
El FMI aconseja a los gobiernos máxima cautela. "Si se retiran (los paquetes de ayuda) demasiado rápido, se corre el riesgo de ahogar la recuperación", estimó Strauss-Kahn. "Y si se sale demasiado tarde, el Estado tendrá que afrontar otra crisis". (DPA/Redacción)
Desempleo estructural, pobreza y más hambre
La reactivación económica ya es una realidad, pero sus efectos en el empleo y la reducción de la pobreza recién comenzarán a verse a partir del 2011, con suerte. Los que mejores perspectivas tienen son los países emergentes, como Asia y América Latina, mientras que los países industrializados y África serán los que más demoren en volver a los índices precrisis.
Sobre las recetas de cómo apurar el traslado del crecimiento, la academia se divide: mientras los ortodoxos recomiendan mercados laborales más flexibles y apertura económica, desde la otra vereda apuntan a políticas sociales y de inclusión más activas por parte del Estado.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) trazó un sombrío panorama en su informe de diciembre. La economía global tendrá una recuperación lenta, funcionando debajo de su potencial, con consumidores cautelosos y con desempleo, subempleo y sectores informales acrecentados por la crisis.
Para colmo, no sólo habrá que incorporar a los 20 millones millones que se han quedado sin empleo durante esta crisis (un promedio de un despido cada 33 minutos en el último año) sino también a los 45 millones de jóvenes que anualmente se incorporan al mercado de trabajo por primera vez. Y hay 43 millones que están trabajando sólo gracias a los estímulos, con fuerte riesgo de perder sus fuentes de trabajo.
Según la OIT, los países más desarrollados tendrán que lidiar con desempleo estructural hasta el 2013, mientras que en los emergentes la situación se presenta un poco mejor, aunque el avance no vendrá antes del 2011, siempre y cuando no haya nuevas turbulencias.
Es decir, que durante al menos cuatro años se deberá lidiar con una pobreza que se vuelve estructural, con secuelas de marginalidad (delincuencia, adicciones, enfermedades, violencia) que no se resolverán con la simple reactivación.
Según estima la Cepal, en América Latina habrá 9 millones más de pobres debido a la crisis, de los cuales cinco millones estarán en la indigencia. En total hab rá unos 189 millones de pobres (76 millones de ellos indigentes) cuya mejora no será fácil. Primero, porque las tasas de crecimiento ya no serán las del 2008 (se necesita cerca de un 5% anual del PBI para mejorar los índices sociales) y además por los enormes baches y lagunas que existen en todos los sistemas de protección social en los diversos países de la región. Como consecuencia de la crisis, los gobiernos deberán lidiar con tasas de desempleo cercanas a los dos dígitos, caída del precio de commodities, menores exportaciones, fuerte baja en las remesas y un mayor déficit fiscal que obligarán a ajustar gastos o aumentar el endeudamiento de los países.
A nivel global, la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reveló en noviembre que debido a la crisis global y situaciones regionales y climáticas han dejado casi 1.000 millones de personas en condiciones de hambruna en todo el mundo. El director de la FAO, Jacques Diouf, estima que se necesitarán invertir unos 44.000 millones de dólares anuales, cifra que en la cumbre alimentaria de Roma se estuvo lejos de comprometer, en especial por parte de las naciones más industrializadas. ("El País", BBC, informe OIT)
El debate nuclear
Este 2010 podría ser clave para visualizar un mundo con menos amenazas nucleares, aunque dependerá de complejas negociaciones y factores geopolíticos que a menudo ralentizan los acuerdos.
El principal eje se desarrollará a principios de año, donde Rusia y Estados Unidos intentarán firmar un nuevo pacto de control de armas que reemplace al Tratado de Reducción de Armas estratégicas (START por sus siglas en Inglés) que caducó el pasado 5 de diciembre.
La idea de los negociadores es lograr una reducción de un 25% de las ojivas nucleares, a unas 6.000, con mecanismos de supervisión que permitan a cada una de las partes verificar el cumplimiento de lo firmado. En julio, los presidentes Barack Obama y Dimitry Medvedev acordaron reducir sus armas atómicas a entre 1.500 y 1.675 en los próximos siete años. Ambos presidentes se mostraron optimistas en la reciente cumbre del clima en Copenhague de llegar a un acuerdo en los próximos meses, aunque el tema de los mecanismos verificadores seguía siendo la principal traba.
Este debate sobre armas nucleares sin dudas condicionará otros como el que se mantienen entre la ONU e Irán por su controvertido desarrollo nuclear, y también con Corea del Norte, que en los últimos meses parece avanzar hacia un acuerdo negociado en forma más directa con Washington, con consultas a China y Rusia.
Medio Oriente, eterno polvorín
La situación en Medio Oriente y todo el golfo Pérsico continuará siendo explosiva en este año que comienza, afectando a la economía y la seguridad de todo el planeta.
El conflicto entre palestinos e israelíes está en un punto muerto, después de vivir el año más sangriento desde la guerra de los Seis Días en 1967. La operación del estado hebreo de enero de 2009 en la Franja de Gaza que dejó más de 1.400 muertos y unos 5.500 heridos del lado palestino no contribuyó a evitar que continúen cayendo misiles a su territorio. Mientras, la Autoridad Palestina sigue dividida entre extremistas del Hamas y moderados de la OLP y se prepara para elegir autoridades en una compulsa que al parecer no contará con su máximo líder actual, Mahmoud Abbas.
Aunque el discurso del presidente Barack Obama con su elogiado discurso en El Cairo en junio pasado había despertado expectativas de un acercamiento entre las partes, el gobierno ultraconservador de Benjamin Netanyahu dinamitó cualquier acercamiento con su política de seguir expandiendo colonias en territorio cisjordano y expulsando a palestinos de Jerusalén este.
La penurias que sufre la población palestina, especialmente en Gaza, genera una tensión permanente que podría ocasionar un estallido de violencia en cualquier momento.
Junto a este negro panorama, en Irak también se aprestan a votar en las elecciones parlamentarias de marzo, vistas como un gran paso para normalizar el reparto del poder en los organismos centrales de gobierno entre las comunidades religiosas y étnicas de Irak, clave para conseguir una paz duradera y la reconstrucción del país. Una ola de violencia reciente advirtió que el camino no será sencillo.
En el frente asiático, el conflicto en Afganistán no ha dejado de empeorar y el nuevo gobierno surgido de las elecciones de fin de año ya es cuestionado por fraude. A este panorama poco alentador para EE.UU., que tuvo su año más mortífero desde la invasión de 2001 se une la creciente violencia fronteriza en el vecino Pakistán.
Obama: del sueño a la realidad
El presidente de EE.UU., Barack Obama, cerró su primer año de gobierno a un ritmo vertiginoso, aunque el "cambio" que prometió durante su campaña electoral se vio recortado por la cruda realidad política y al parecer tendrá que conformarse con triunfos parciales, o como señaló un analista español, con "la mitad de sus sueños".
El primer presidente afroamericano de la superpotencia global despertó fuertes expectativas, tanto dentro como fuera del país, luego de 8 años de conservadurismo unilateral de George Bush. Obama prometió un rápido retiro de Irak, el cierre del centro de detención de Guantánamo, una nueva posición sobre el cambio climático y estrechar las relaciones con América Latina, entre otros aspectos. A nivel local, fijó como prioridad la reforma del sistema de salud y un plan de reactivación económica que saque a su país de la peor crisis desde 1930. Los resultados fueron diversos.
Su plan de retiro de Irak y el cierre de la prisión en Cuba viene demorado y en algunos casos como el de Afganistán debió aumentar el número de tropas. Al recibir el Premio Nobel de la Paz en Oslo dijo que "a veces las guerras son necesarias". En Copenhague logró apenas un compromiso no vinculante junto a China e India de reducir las emisiones de efecto invernadero. A nivel interno, la reforma sanitaria intentada ya por otros tres presidentes parece estar lista para su aprobación en 2010, aunque con importantes recortes.
Su plan de reactivación va mejor de lo esperado. El país ya salió de la recesión y algunos bancos y automotrices comenzaron a devolver la multimillonaria ayuda estatal, aunque el desempleo seguirá alto durante todo este 2010 y el déficit fiscal seguirá complicando las cuentas públicas y su margen de acción.
Con América Latina hubo avances, pero la crisis de Honduras y el debate por el uso de bases aéreas en Colombia revelaron pronto las fisuras entre los intereses de Washington y varios países de la región, que dificultarán el "nuevo comienzo" prometido por Obama.
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