Es imposible saber con exactitud sus dimensiones reales, pero se calcula que se trata de un espacio comercial de siete kilómetros de largo, en los que se instalan 30,000 vendedores cada domingo para atender a medio millón de personas.
Grifos oxidados, cabezas de muñecas, refacciones para electrodomésticos, ropa, discos pirata... en algunos puestos la mercancía parece tan añeja como el mercado mismo.
Rehaciendo su historia se podría llegar a comprender cuál ha sido el tránsito de la llamada economía informal, un fenómeno que caracteriza a las economías de los países subdesarrollados o emergentes y que es uno de los rostros de sus más visibles atrasos.
De ‘economía informal' comenzó a hablarse precisamente hace casi 40 años, cuando en 1971 el antropólogo inglés Keith Hart utilizó el término en un estudio sobre la ocupación en el medio urbano en Ghana.
De acuerdo con los datos más recientes, alrededor de 10.8 millones de personas estaban en el sector informal de la economía, lo que significa que 26 de cada 100 trabajadores mexicanos se ganan la vida en una actividad no estructurada o informal.
Desde que se tiene registro estadístico sistemático, nunca se había registrado un volumen tan importante de mexicanos en esa condición.
La radiografía del fenómeno de la informalidad en México puede quedar descrita con apoyo en las últimas informaciones divulgadas por el INEGI en sus estudios La ocupación del sector no estructurado de México y Cuenta satélite del subsector informal de los hogares del Sistema de Cuentas Nacionales.
El 28% de todo el empleo informal se concentra en las siete zonas metropolitanas más importantes del país, pero estas ciudades han ido perdiendo peso en este segmento, lo que significa que la informalidad se está extendiendo por la geografía nacional.
Cada vez existen menos trabajadores informales que realizan su labor en la vía pública. En 2003 solamente se contabilizaron 1.3 millones (10% del total) que laboran en puestos improvisados o semifijos en la vía pública o como vendedores ambulantes. Dicho de otra manera, la informalidad se ha trasladado de la calle a los domicilios o locales de clientes, patrones y de los propios trabajadores.
SERPIENTE DE SIETE CABEZAS
Desde entonces la preocupación por el crecimiento del fenómeno de la informalidad se ha acompañado de su estudio y de algo que, con el tiempo, ha resultado ser más complicado: su definición precisa. Acotar para medir y pulsar.
La Organización Internacional del Trabajo define esta porción de la actividad económica moderna de la siguiente manera: "La economía informal se entiende fuera del mundo del empleo regular, estable y protegido y de las empresas reguladas legalmente".
El organismo advierte que dentro de la definición debe excluirse la economía delictiva pues la informal "produce y distribuye bienes y servicios legales" y la economía de la asistencia (como el trabajo doméstico no remunerado), puesto que nuestra protagonista tiene como objetivo la "producción de bienes y servicios para la venta o alguna otra forma de remuneración".
Cuatro décadas después de ser objeto de estudio, ahora la economía informal o no estructurada, como también le llaman algunos especialistas, es un complejo sistema que, de acuerdo con el INEGI, aporta 12.9% del PIB y da ocupación a más de 10 millones de personas.
MADE IN TEPITO
Tepito no tiene principio ni fin, siempre ha estado dentro de la Ciudad de México y durante años fue la mejor representación de la economía informal.
Los historiadores recuerdan que ya en las postrimerías del Porfiriato fueron trasladados a este lugar grupos de comerciantes de ropa y artículos usados y reciclados, los que se unieron a la multitud de artesanos que vivían y trabajaban en la zona.
Pero fue en los años 70, con la irrupción de los artículos de contrabando de origen estadounidense -fayuca, en el lenguaje coloquial-, cuando Tepito se convirtió en referencia clara de la economía informal.
Es precisamente en esos años cuando las autoridades comienzan a estudiar el problema de la ‘informalidad'. La Secretaría del Trabajo publica en 1975 un estudio en el que señala que el empleo en el sector informal pudo alcanzar un máximo de 25.1% y un mínimo de 16.6% de la PEA en 1970.
AHIJADA DE LAS CRISIS
La década de los 80 fue la de la irrupción de la informalidad en todos los sentidos. No sólo para la extensión y ramificación del fenómeno, sino también por las reacciones que provocaba entre la sociedad.
Los tropiezos que sufrieron el aparato productivo y el sector financiero, entre los años de 1982 y 1987, dieron pie a una explosión del fenómeno de la informalidad.
Pero toda la década fue acompañada de un intenso debate sobre el problema.
Al final de ésta, el economista peruano Hernando de Soto publica su texto El otro sendero (1989), en el que diagnostica el problema como consecuencia de la continua migración de las zonas rurales hacia las capitales.
En México, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado publica en 1987 la primera edición del libro La economía subterránea en México, en el que afirma que la participación del sector informal en el PIB de 1985 oscilaría entre 25.7 y 38.4%.
La Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de México da a conocer en 1987 un estudio en el que señala que de 117,000 establecimientos del DF, 38.8% se trata de vendedores ambulantes, tianguis bazar y puestos fijos en la vía pública. También indica las mayores concentraciones: San Felipe, Tepito, La Merced, Pericoapa, Correo Mayor, Coruña, San Cosme, República de El Salvador y Tacuba.
EL TLCAN LA ALIMENTA
La apertura de la economía con los mercados internacionales transformó el fenómeno. Tepito, de un barrio de ‘fayuca' pasó a zona de venta ilegal, la piratería por excelencia.
Al final del siglo XX, la economía informal acaparaba, para ese entonces, a 10 millones de personas, los que generaban 12.6% del valor de la economía nacional.
Esta modalidad se extiende (gracias a la débil expansión de la economía) por amplias franjas de la actividad económica nacional, y dejó de ser un fenómeno comercial para capturar algunas franjas de la maquila, por ejemplo, mediante el trabajo en casa a destajo.
Por si fuera poco, a estas alturas, ya es ampliamente visible que la economía informal en el país rebasó las fronteras del Valle de México y se extendió a los grandes centros urbanos.
A principios del siglo XXI, una de las deformaciones más visibles en el rostro económico de México es el de la economía informal, para ese entonces más de tres millones de almas operaban en los mercados informales de las ciudades de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla, León, Tijuana y Toluca.
En pleno siglo XXI, la economía nacional es incapaz de crear el número de puestos de trabajo permanentes, bien remunerados y protegidos que demandan las personas que están en el segmento económicamente activo.
EN ESTAMPAS
La medición de la economía informal es una prueba más de las graves Carencias que arrastra el aparato productivo del país.
28%del empleo informal se concentra en las siete zonas metropolitanas de mayor población.
2000 fue el año en el que INEGI la incluye en el Sistema de Cuentas Nacionales.
PARA MEDIR LA HIDRA En las últimas cuatro décadas se han realizado varios intentos de medición de la economía informal. |
1971 Keith Hart utiliza el término ‘economía informal' en un estudio sobre la ocupación en Ghana.
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1975 La Secretaría del Trabajo dice que representó la cuarta parte de la PEA en 1970.
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1987 El CEESP estima que el sector informal en el PIB podría haber llegado a 38.4% en 1985.
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1989 Hernando de Soto publica El otro sendero, donde analiza el fenómeno de la informalidad.
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2003 De acuerdo con la evaluación del INEGI, este tipo de actividad aporta 12.9% del PIB. |
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