lunes, 28 de diciembre de 2009

Calificación de riesgo - La Crónica de Hoy / Domingo 27 de Dic., 2009

Calificación de riesgo - La Crónica de Hoy / Domingo 27 de Dic., 2009

Desde Wall Street nos llegó, como regalo de fin de año, la decisión de la calificadora de riesgo crediticio Standard & Poor’s de reducir la evaluación de la deuda soberana de México. No perdimos la calidad de inversión, es decir, la compra de títulos de deuda del gobierno de México sigue siendo vista como una inversión y no como una aventura, pero ciertamente se perdió la calificación que, con muchos sacrificios, habíamos logrado a finales de los 90.

Las calificadoras de riesgo como Fitch o Standard & Poor’s no están exentas de sesgos. De hecho, si esas firmas usaran los mismos criterios que aplicaron a México en sus análisis de Estados Unidos, la deuda de nuestro vecino no saldría bien librada, hay un doble rasero para medir y para evaluar.

Por su parte, la consultoría Moody’s Economy.com expresó que México con su crisis y un desplome del siete por ciento del PIB arrastró a otras naciones de América Latina. La Comisión Económica para América Latina (Cepal) señala que la caída del PIB en México es del 6.7 por ciento. Sea la que sea la cifra, la crisis económica golpea más a los mexicanos que al resto de América Latina.

En México no hemos cumplido con la tarea. Lejos de aplicarnos a encontrar soluciones para el grave problema fiscal que nos aqueja, a lo largo de los últimos 12 años preferimos apostarle al petróleo. Al actuar así no sólo hemos comprometido el presente y el futuro del país, hemos limitado nuestro margen de maniobra de inversión y de creación de más empleos. A diferencia de otros países como Chile, que construyeron hace años sistemas fiscales progresivos, en México hemos dado vida a un adefesio fiscal que reconcentra el ingreso en los sectores más ricos y castiga a las clases medias y populares con una vigilancia asfixiante y tasas impositivas insostenibles en el mediano y largo plazos, todo esto complementado con leyes y trámites engorrosos y sumamente complicados. Y luego nos hacemos los sorprendidos de tanta economía informal y de tanta corrupción.

Sería útil que viéramos en las decisiones de Standard & Poor’s, Fitch o Moody’s la oportunidad para identificar errores y construir acuerdos que devuelvan la viabilidad a nuestro país, pues en muchos sentidos somos rehenes de partidos, sindicatos, usos y costumbres, mitos, corrupción y cotos de poder.

Una de las primeras consecuencias que México enfrentará es que contratar créditos será más caro; se tendrá que pagar más de lo que se paga ahora a quienes quieran correr el riesgo de comprar papeles de deuda emitidos por el gobierno de México y, desde luego, no sería difícil que esta decisión terminara por afectar también a las empresas privadas que necesitan contratar deuda en los mercados internacionales.

Debemos advertir la importancia de favorecer, no entorpecer, como lo hemos hecho hasta ahora, la solución de los problemas que nos afectan como país. Avanzar en la construcción de acuerdos políticos estratégicos nos beneficia a todos. La política del conflicto, la confrontación y el enfrentamiento en que nos hemos hundido los últimos 12 años debe terminar, pero eso sólo será posible si los distintos actores sociales, incluidos quienes no vivimos de la política, alentamos la construcción de un clima que favorezca la solución, el diálogo y no la exacerbación de los conflictos que marcan nuestra vida cotidiana.

Es cierto, México es un país con una estructura fiscal brutalmente injusta y débil, pero eso no se va a solucionar a fuerza de alentar el conflicto entre los distintos partidos y grupos políticos que existen en nuestro país. Por el contrario, tendríamos que dedicarnos a encontrar narrativas y argumentos que faciliten la construcción de acuerdos, reducir el conflicto y el encono social, prevenir el surgimiento del rencor y el resentimiento y resolver nuestros problemas.

Las relaciones entre personas y grupos pueden ser: yo gano-tú pierdes, tú ganas-yo pierdo, los dos perdemos (o perder-perder) y los dos ganamos (o ganar-ganar), ¿cómo queremos relacionarnos con los demás? ¿Queremos cultivar el encono y la polarización social o apostar por la reconciliación y tratar de salir adelante todos?

Hay una luz que se asoma: la Secretaría de Hacienda y Crédito Público dice que en 2010 tendremos un crecimiento del tres por ciento del PIB y Bulltick Capital Markets habla de un crecimiento del cuatro por ciento. Si todos participamos podemos salir adelante. Como dice Kipling: “Cuando vayan mal las cosas, como a veces suelen ir […] descansar acaso debes, pero nunca desistir”. ¡Sursum Corda!

direccion@imdosoc.org

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